Epilogo

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Hope:

Tiempo después...

Estaba en una playa muy bonita, al fondo veía como mis madres, se divertían, jugando con el agua, mientras mamá, intentaba hacer que mami la recordara, y ella la veía con una cara de diversión en el rostro.

Su enfermedad empeoro con los años, tiene días en los que su mente esta en blanco, y solo recuerda algunas cosas, y otros en los que la mayor parte del tiempo esta lucida, como hoy, pero le gusta hacer enojar a mamá, haciéndola creer que no la recuerda.

- ¿Qué vez? –me dice ella, llegando por detrás, y abrazándome, mientras yo me acuno en sus brazos.

-Como mamá intenta en vano, que mami recuerde su nombre, mientras mi mami, la recuerda perfectamente, pero le gusta hacerla sufrir.

-Por eso amo a tu mami –me dice.

Habían pasado varios años desde el accidente, Lena y yo seguimos juntas, y ahora, al lado de mis madres, corre una pequeña niña rubia, que es cruelmente ignorada por ellas, mientras se besan.

-Pobre de Lu, quedara traumada.

-Lo superara con el tiempo –le digo de forma divertida –yo lo hice...

-Y ahora te traumo de otra forma, mi amor.

-Pero eso no es traumar cariño, al contrario –me volteo, comenzando a besarla -no sé qué hubiera hecho –le susurro -si ese día te hubiera perdido.

-Pero no lo hiciste, y nuestras madres también siguen aquí.

Y era cierto, al parecer, ese día la mente de mami, creo una mezcla muy rara, de sucesos, que la llevaron a creer que mi mami Addie, había salido herida, y no había sobrevivido.

Sentía todo mi cuerpo pesado, no comprendía que había pasado, me costaba abrir mis ojos, sin embargo, una pequeña punzada en mi vientre, me llevo a soltar un quejido, y al fin abrí mis ojos, acostumbrándome a la luz de la habitación.

Comencé a ver lo que había a mi alrededor, estaba en un cuarto de hospital, todo era muy blanco, y sin chiste, se escuchaba un pequeño zumbido, que deduje era la máquina de mis signos vitales, en mi mano tenía una vía del suero, y mi pierna se sentía muy pesada.

Quise incorporarme, al notar, que, a mi lado, en otra camilla, estaba mi mami, con suero, se veía muy pálida, pero el dolor en mi abdomen y pierna, me hizo soltar un quejido más fuerte, provocando que mi mamá, que dormía incomoda en el sillón de al lado, se despertara de golpe, y corriera a mi lado.

-Despertaste –me dice revisando el suero, y los aparatos a mi alrededor - ¿cómo te sientes, pequeña?

-Aturdida, ¿mami y Lena? –intento otra vez pararme, pero ella me vuelve a acostar.

-Necesitas descansar mi amor, tuviste dos cirugías, y...

- ¿Qué le paso? –la interrumpo, señalando a mi mami, que ni siquiera reacciona.

-Ahora te cuento, pero tranquila que está bien, tu eres la que necesitas descansar.

- ¿No estas molesta? –le pregunto en un susurro.

-Un poco, pero hablaremos de eso cuando ya estés bien.

En eso alguien entra por la puerta, y amabas volteamos, viendo a mi hermano, que me mira con cara de pocos amigos, sé que le hice pasar un buen susto.

-Feliz cumpleaños feo –le digo, con una sonrisa débil, y el solo niega.

-Me asustaste babosa, no lo vuelvas a hacer por favor.

No merezco volver Donde viven las historias. Descúbrelo ahora