NARRATOR'S POV
Cuando Joe llegó a su casa, se preocupó al encontrar el primer piso completamente a oscuras. Llamó a Bea un par de veces, pero no obtuvo respuesta. Entonces escuchó un leve ruido proveniente del segundo piso y decidió subir. Lo que encontró al entrar al dormitorio lo dejó desconcertado: Bea estaba dentro del walk-in closet, doblando ropa y organizando todo meticulosamente.
Ella no se percató de su presencia, sumida en la tarea de doblar camisas y alinear perfectamente las perchas. Parecía casi mecánico, pero Joe sabía que era más que eso; era su manera de lidiar con el torbellino emocional que llevaba días enfrentando. La música suave que llenaba la habitación, aunque calmante, también parecía ser un escudo para mantener su mente ocupada, alejándola de pensamientos intrusivos.
Manchas, el gato, notó a Joe primero. El felino se levantó de la pila de ropa sobre la que estaba acostado y caminó hacia él con elegancia. Joe se inclinó para tomarlo en brazos, acariciándolo mientras seguía observando a Bea.
Al notar el movimiento, Bea giró la cabeza y lo vio allí, con Manchas en sus brazos. Se apresuró a bajar el volumen de la música con un suspiro casi imperceptible, antes de acercarse a su novio. Joe dejó al gato en el suelo y, sin mediar palabra, la rodeó con los brazos, inclinándose para besarla suavemente.
—No sabía que contrataría a alguien para organizar mi ropa. —bromeó con ternura, intentando aligerar el ambiente mientras pasaba una mano por su cabello.
Bea sonrió levemente, aunque sus ojos reflejaban el cansancio acumulado.
—Perdón, solo... no quería estar sin hacer nada. —admitió con sinceridad, apoyando su frente en el pecho de Joe—. Ordenar ayuda a despejarme.
Joe la abrazó más fuerte, como si con ese gesto pudiera protegerla de todo lo que la estaba atormentando.
—No tienes que disculparte, cariño. Si esto te ayuda, está bien.
Bea asintió, respirando profundamente contra él. Sentir el calor de su cuerpo y el ritmo estable de su corazón le daba la calma que tanto necesitaba. Manchas, como si entendiera la importancia del momento, se enroscó alrededor de sus piernas y soltó un suave ronroneo, completando la escena con una pizca de serenidad en medio del caos.
—¿A qué se debe que estés ordenando mi desorden? —preguntó Joe con una mezcla de curiosidad y ternura, sin soltarla del abrazo.
Bea dejó escapar una risa ligera, apoyando su cabeza en su pecho.
—Es que creo que hice una locura hoy, y necesitaba calmarme. Vi tu ropa y pensé... "Bueno, al menos esto puedo organizarlo". —rió suavemente, aunque sus ojos no ocultaban del todo la inquietud.
Joe arqueó una ceja, intentando leer más allá de sus palabras.
—¿Qué clase de locura? ¿Debo preocuparme? —preguntó, con un tono serio pero sin perder el toque cálido.
Bea suspiró y levantó la mirada para encontrarse con la de él.
—Christian me siguió. Otra vez. —admitió, las palabras salieron rápidamente, como si necesitara quitárselas de encima—. Estaba siguiéndome por toda la ciudad. Al principio intenté ignorarlo, pensar que era paranoia, pero... después bloqueó mi auto con el suyo.
Joe tensó la mandíbula al escuchar aquello, pero se obligó a mantener la calma.
—¿Y qué hiciste? —preguntó, su voz baja, cargada de contención.
Bea se mordió el labio y bajó la vista, como si no supiera cómo explicar lo que había pasado.
—Bajé del auto con la llave de las ruedas... y le destrocé el frente de su camioneta. —confesó finalmente, levantando la mirada para ver su reacción.
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we can't be friends | Joe Burrow
Hayran KurguDonde Joe y Beatrice deben fingir que son pareja para que el ex de ella la deje en paz. PROHIBIDA LA COPIA Y/O ADAPTACIÓN PARCIAL O COMPLETA DE ESTA HISTORIA.