Capítulo 107

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[ 9 DE FEBRERO, 2026 ]

NARRATOR'S POV

Bea y Joe se habían dormido abrazados en el sofá de la sala principal. Pero la tranquilidad de la mañana fue interrumpida por el estruendoso sonido de ollas y sartenes chocando en la cocina.

—¿Por qué hay tanto ruido? La cabeza me va a explotar... —murmuró Joe, enterrando su rostro en el cuello de Bea mientras trataba de ignorar el alboroto.

—Buenos días... —respondió ella, dejando un beso corto en sus labios, tratando de aliviar su malestar.

—Buenos días, hermosa... —contestó Joe, con una sonrisa perezosa en el rostro.

—Buenos días... —dijo de repente una voz masculina que no pertenecía a ninguno de los dos.

Ambos se sobresaltaron, girando rápidamente la cabeza hacia el origen del saludo. Allí, en un sillón, estaba Mark observándolos con una expresión mezcla de impaciencia y diversión.

—¿Hace cuánto estás ahí? —preguntó Joe, frotándose los ojos, todavía incrédulo de verlo.

—Media hora. Pero eso no interesa —dijo Mark, poniéndose de pie mientras sacudía su reloj para enfatizar su punto—. Tenemos que irnos, Joe. El jet está esperando. La caravana empieza a las tres, y el resto del equipo ya voló a Cincinnati hace dos horas. Estamos retrasados.

Joe suspiró, dejando caer su cabeza contra el respaldo del sofá.

—¿De verdad? Pensé que al menos podría desayunar tranquilo...

—El desayuno tendrá que esperar. Te compraré algo en el camino.

Bea miró a Joe con ternura antes de levantarse y tomar su mano.

—Vamos, campeón. Tienes una ciudad que está esperando para celebrar contigo.

Joe asintió con una leve sonrisa, poniéndose de pie con algo de esfuerzo.

—Déjame despedirme como es debido. —Se giró hacia Bea, tomándola por la cintura y acercándola para un beso largo y cálido.

Mark, rodando los ojos, murmuró en voz baja.—Por favor, no empiecen otra escena de despedida eterna... el reloj no se detiene.

—Lo oí, Mark —dijo Joe entre risas, separándose de Bea con un toque en la punta de su nariz.

—Te veo pronto.—dijo ella abrazándolo por última vez.

—Tan pronto como pueda.

Joe se detuvo en el umbral de la puerta y se giró hacia Bea, con un brillo de súplica en los ojos.

—Ven conmigo, por favor...

Antes de que Bea pudiera responder, Suki y Lori entraron en la sala. Ambas se detuvieron al notar el intercambio.

—Ven conmigo, por un par de horas, por favor... —insistió Joe, con tono más persuasivo esta vez.

Bea se mordió el labio inferior, indecisa. La propuesta era tentadora, cada fibra de su ser quería aceptar y seguirlo, pero sabía que no era tan sencillo. Su hija, Kate, estaba en la casa y siempre sería su prioridad.

—Bea... —la voz calmada pero firme de Lori interrumpió sus pensamientos—. Kate estará bien. Si lo que quieres es acompañar a Joe, ve.

Suki, quien había permanecido en silencio, asintió levemente en gesto de apoyo. Bea se giró hacia Joe, que la miraba con esperanza, y luego volvió la vista hacia su madre y su mejor amiga. Respiró profundamente, procesando la situación.

we can't be friends | Joe BurrowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora