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CAPITULO 56 - 60

56: Reunión

"Cuéntame qué pasó. No te pierdas ni un solo detalle".

Shi Man parecía seria. Las organizaciones de la novela que podrían haber causado esto seguían pasando por su mente sin detenerse ni un segundo.

"Jefe, es así. Ayer recibimos una misión con una recompensa extremadamente alta. Se trataba de encontrar hierbas medicinales raras para el líder de una organización. El hermano Sean dijo que esa cosa está en el territorio de Ciudad G y no es difícil obtenerla. Pensamos que podríamos ir a verte en el camino, así que nos apresuramos a regresar durante la noche. Inesperadamente, tan pronto como llegamos a Ciudad G, un grupo de personas se apresuró como locos a capturarlo. Después de llevarse al hermano Sean, solo dejaron una nota diciendo que deberías ir personalmente a preguntar por él. De lo contrario, lo matarán ".

—Jefe. —El mercenario puso cara de pocos amigos y se secó las lágrimas con aire culpable—. Si no le hubieran pedido que fuera personalmente, no nos habríamos atrevido a alarmarlo, de ninguna manera.

—Lo entiendo. —Shi Man frunció el ceño sin palabras y dijo enojado—: ¿Por qué lloras? Ya que quieren que vaya, Sean al menos ahora está a salvo. ¿Dónde está la nota?

"Esta aquí."

Shi Man bajó la cabeza y lo miró antes de asentir con comprensión. "Parece que realmente están aquí por mí".

Ella ya sabía quién era la otra parte, pero no sabía por qué él había tenido que pasar por tantos problemas para conocerla. ¿Sería posible que él ya sospechara algo?

Shi Man entrecerró los ojos levemente. El coche avanzó a toda velocidad durante media hora en la noche antes de detenerse cerca de la fábrica abandonada que figuraba en la nota.

—Sal del coche. —Shi Man se desabrochó el cinturón de seguridad y colocó suavemente la mano sobre la pistola plateada que llevaba en la cintura. Sus agudos oídos no se perdían ningún movimiento a su alrededor, incluida la respiración casi inaudible en la fábrica.

"Jefe..."

El mercenario estaba a punto de decir algo cuando Shi Man levantó la mano y lo interrumpió: "Ten cuidado. Hay cinco personas adentro".

Al oír esa cifra exacta, el mercenario abrió los ojos con incredulidad. Cada vez sentía más que el criterio del jefe Sean era único. Su jefa actual parecía joven e inexperta, y tan hermosa como una muñeca de porcelana, pero, de hecho, era más fuerte que los mercenarios de renombre internacional.

Ser capaz de determinar el número de enemigos basándose únicamente en el oído no era algo que se pudiera aprender de la noche a la mañana. Simplemente era más hábil que esos agentes experimentados.

"Ponte la máscara". Shi Man se cubrió el rostro. Después de confirmar que no mostraba ningún defecto, levantó la mano y abrió la puerta de la fábrica.

La puerta de hierro oxidado se abrió lentamente con un crujido. La oscuridad que había frente a ella se extendió hacia las profundidades invisibles. Solo cuando la débil luz de la luna brilló en el interior se pudieron ver vagamente algunas figuras.

—Esquiva. —Shi Man levantó la mano y empujó al mercenario. Los dos se tambalearon y desaparecieron rápidamente de la puerta. Las balas, que eran como una tormenta, rozaron sus ropas y salieron disparadas por la puerta.

—¡Jefe! ¡Váyase! —Sean usó todas sus fuerzas para escupir el trapo manchado de sangre que tenía en la boca y gritó a la puerta con todas sus fuerzas.

Cuando luchó con estas personas hace un momento, ya había experimentado sus técnicas.

Eso no era algo con lo que los mercenarios comunes pudieran compararse. Cuando Shi Man trajo a una sola persona, no fue diferente a cortejar a la muerte.