15 Eres mia

583 86 56
                                    

Capítulo 15

Eres mía

- Eres una mimada. Vamos, mañana ya me levantaré temprano y me voy a mi departamento. Juliana tomó a su chica y la llegó de la mano por las escaleras. Subieron a la habitación de la castaña y junto con entrar, la castaña sonrió y tomó en sus brazos a la rubia.

Pasando sus manos por la cintura de la rubia, acercando sus cuerpos por fin después de tanto tiempo y después de tantos sueños donde estaban nuevamente juntas. Donde por fin estaban abrazadas y por fin tenían una nueva oportunidad.

Las caricias de la rubia por la nariz de la castaña era motivo de sonrisa y de una emoción que saltaba de su pecho. ¿Cómo podrían sentirse después de estar tanto tiempo separadas?

El amor era lo que volaba en los aires con las dos mujeres. Valentina miró los únicos ojos marrones que la envolvían. Su princesa, su mujer. La mujer bonita que hacía palpitar su corazón. Mordió su labio inferior.

- ¿Quieres hacer esto? Preguntó Juliana y Valentina sonrió.

- Claro que quiero. Claro que quiero que me hagas el amor. Sus miradas conectaron, sus corazones estaban desbocados. Sus palpitaciones aumentaban a medida de que las caricias surgían. - Solo que no quiero que tú mamá llegue a media noche y me saque a patadas.

- No quiero que hablemos de ella ahora y por si las moscas vamos a cerrar con seguro. Juliana fue a cerrar la perrilla y sintió cómo la mano de la rubia la jalo, tomando su cuello lo atrajo a su rostro. Tomando los labios y dejándose llevar por el deseo que ambas sentían.

- Te amo Juls. Susurró en medio del beso Valentina. La castaña tomó a su rubia con más ímpetu y fuerza. La comenzó a besar con más firmeza, sus dedos iban apretando fuerte la cintura de la rubia y esta metía su lengua dentro de la boca de la castaña. El preámbulo había comenzado. Valentina bajo sus labios por el cuello de la castaña.

- Me encantas Val.

- A mí me gusta como hueles. Susurrándose palabras ambas mujeres sentían que ardían. Sentían que las ansias por tenerse eran demasiado grandes.

La mano de Juliana bajó por las posaderas de la rubia metiendo su mano por la mano por el pijama de la rubia. Dentro de su panty y tocando sus posaderas. Sus labios nuevamente estaban en la boca, lentamente el eso era la antesala del majestuoso amor que sentían la una por la otra.

Luego de quitarse la ropa poco a poco entre besos y caricias. Las mujeres estaban desnudas en alma y cuerpo, una sobre la otra besando sus labios. La castaña besaba el cuello de la rubia.

Bajando por su pecho, saboreando poco a poco sus pezones, las manos de la rubia estaban dentro de sus cabellos, sus pieles tan unidas, haciendo de esa noche la más mágica de sus vidas, Juliana sabia como hacer sentir a su mujer.

Aun el sentimiento era el mismo, el deseo era más ferviente, la castaña bajo aún más por todo el abdomen de la mujer con besos suaves, deslizando sus manos por el cuerpo y acariciando lo que a su paso encontrara. No era nada descuidada, quería hacerla sentir amada y deseada.

Su boca llego al paraíso, donde abriendo las piernas de su amada, sumergió su lengua para saborearla. Susurrar. – Estás muy rica Val. Eres mía. Eres solo mía.

La lengua de la castaña se sumergía dentro del dulce manjar de la rubia. Esta se retorcía de la pasión. Elevando su pelvis. Gemía la rubia sintiendo en sus profundidades la dulce sensación de ser tocada por su chica. Los lamidos eran suaves, profundos, dejando a Valentina con deseos de más uno de los dedos de Juliana comenzaron a hacer movimientos en el clítoris de la rubia. La castaña abría más los pliegues de los labios mayores de la rubia.

Hazme el amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora