Tienes que vivir!

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Un silencio tenso cayó sobre el campo de batalla mientras las expresiones sombrías de Valletta se encontraban con las miradas afiladas de Finn y Hedin. La amenaza palpable en el aire era suficiente para hacer que incluso los soldados espirituales normalmente sin razón, se estancaran levemente.

"Hedin."

La voz firme de Finn rompió el silencio, cargada con un tono algo enojado. Su mirada, fija en Valletta, no vaciló ni un instante mientras hacía un pequeño gesto hacia su compañero.

"Hmph, no necesito que me lo señales, pequeño humano."

Con un resoplido despectivo, Hedin retiró sus brazos de dentro de su capa. Sus ojos, serios que brillaban con desdén, se fijaron en Valletta. Al levantar una mano, el maná comenzó a arremolinarse a su alrededor, creando una corriente eléctrica a su alrededor.

"¡Caelus Hildr!"

La poderosa voz de Hedin resonó como un trueno mientras el aire a su alrededor se iluminaba. Al segundo siguiente cientos de flechas compuesta por rayos, se formaron a su alrededor, y con un pequeño gesto del mago, se lanzaron hacia Valletta y los soldados espirituales con ferocidad.

El campo de batalla estalló en un caos eléctrico cuando las flechas de rayos surcaron el aire, brillando con una intensidad cegadora. El ataque de Hedin apuntó con precisión hacia las posiciones de Valletta y los soldados espirituales.

Valletta, con los ojos entrecerrados y una expresión sombría, reaccionó de inmediato.

"Tch... molestos como siempre." Sus pies se movieron rápidamente, lanzándose hacia un lado para evitar las primeras flechas que perforaron el suelo a su alrededor, dejando cráteres humeantes.

Al igual que Valletta, los soldados espirituales también retrocedieron con rapidez, alejándose del cuerpo de Tsubaki, que seguía en agonía en el suelo.

"Raúl."

Habiendo alejado las amenazas de Tsubaki, Finn le hizo un gesto a un joven humano de cabello negro, que había permanecido a una distancia segura.

"Toma a Tsubaki y corre hacia Airmid."

Raul, un joven humano de cabello negro y ojos castaños, miró a Finn con un leve nerviosismo. Sin embargo, solo dudó un segundo. Tragando saliva, asintió con decisión antes de correr hacia Tsubaki.

"Entendido."

Sus pasos resonaron en el suelo mientras se acercaba al cuerpo herido de Tsubaki, que yacía en el suelo, apenas consciente. Al llegar a su lado, Raul se inclinó rápidamente, evaluando su estado con una mezcla de preocupación y nerviosismo.

"T-tsubaki-sama, disculpe mi grosería." Con un rostro avergonzado, Raul la levantó cuidadosamente en un abrazo de princesa, esforzándose por no causarle más dolor.

"Arghh... mocoso, no pierdas el tiempo y llévame con Airmid."

El tono irritado de Tsubaki logró arrancarle una pequeña sonrisa nerviosa a Raul, quien a pesar del peso de la situación, Raul aún se preocupaba por tocar indebidamente a una señorita.

"Sí, señora. Aguante un poco más, por favor."

Un fuerte estruendo sacudió el suelo detrás de él, y Raul giró rápidamente la cabeza. Valletta, cubierta de polvo y con una sonrisa torcida, había notado sus movimientos.

"¿Intentas escapar con mi presa, ratón?" Su voz goteaba veneno mientras daba un paso hacia adelante, levantando su espada carmesí.

Antes de que pudiera moverse, un proyectil eléctrico pasó rozando su rostro, obligándola a retroceder. Hedin, con una expresión fría, extendió una mano hacia ella.

Fragua y AceroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora