La Casa de las Historias de Terror.

Capitulo 83: El Monstruo de la Bebida Gaseosa

El Monstruo de la Bebida Gaseosa

Era una tarde calurosa de verano, y en la pequeña ciudad de Glenshire, todos buscaban refrescarse de alguna manera. En una esquina del pueblo, había una tienda antigua que vendía todo tipo de productos extraños y curiosos. Los habitantes solían decir que la tienda tenía algo peculiar, algo fuera de lo común, pero la mayoría de las personas solo la veían como otro comercio más.

Un joven llamado Tomás, conocido por su amor a las bebidas gaseosas, entró en la tienda en busca de una lata fría. Era su costumbre refrescarse con algo burbujeante, y ese día no sería la excepción. La tienda estaba extrañamente vacía, solo con el sonido de un ventilador antiguo que zumbaba en un rincón.

Se acercó al refrigerador y vio algo que nunca antes había visto: una bebida gaseosa con un diseño peculiar, con una etiqueta extraña que decía "X-Carbon" y un símbolo oscuro que parecía brillar débilmente. Sin pensarlo mucho, Tomás agarró una lata, la abrió y dio un largo trago. No notó nada extraño al principio, solo el sabor dulce y refrescante que siempre buscaba.

Pero pronto, comenzó a sentirse raro. Su estómago se revolvía, como si las burbujas de la bebida estuvieran cobrando vida propia dentro de él. El gas en su cuerpo parecía expandirse, empujando contra su piel, y una sensación extraña lo invadió. En el espejo que estaba cerca, vio cómo su reflejo comenzaba a distorsionarse. Sus ojos se agrandaron, y su rostro se estiró como si algo lo estuviera retorciendo por dentro.

De repente, un rugido profundo y gutural resonó desde su interior. Tomás no pudo contenerlo. Su cuerpo comenzó a transformarse: sus piernas se alargaron y se retorcieron, sus brazos se deformaron en formas grotescas, y su piel se volvió pegajosa y viscosa, como si la bebida hubiera alterado sus células. Los gases de la bebida burbujearon dentro de él, y la soda, que antes había sido una simple refresco, ahora se transformaba en algo mucho más aterrador.

Su rostro se distorsionó hasta convertirse en una masa de burbujas que chisporroteaban y explotaban. Unas pequeñas burbujas negras emergieron de su boca, como si de alguna manera la bebida hubiera tomado vida. Los dientes de Tomás se alargaron, convirtiéndose en colmillos afilados, mientras sus ojos se convertían en pozos oscuros, vacíos de humanidad. La soda se había apoderado de su cuerpo, transformándolo en una horrible criatura.

Con un rugido ensordecedor, Tomás —o lo que quedaba de él— se levantó del suelo. Ahora era un monstruo de bebida gaseosa, su cuerpo burbujeante y burdo, goteando líquido negro y espumoso por todas partes. La tienda se inundó con un gas espeso y pegajoso, haciendo que todo se volviera más oscuro y pesado.

Al principio, solo intentó escapar, pero sus movimientos eran erráticos y descontrolados, como si la bebida en su interior lo estuviera guiando. Cada vez que respiraba, más burbujas negras escapaban de su boca, creando una nube venenosa que llenaba la habitación. La tienda parecía volverse más pequeña a medida que su tamaño aumentaba, y pronto todo el pueblo se vio envuelto en el mismo gas espeso y letal.

La gente comenzó a notar los efectos extraños. Unas pocas personas que entraron en la tienda se vieron atrapadas por el gas, su piel comenzando a burbujear y descomponerse de manera grotesca, transformándolos también en monstruos gaseosos. Lo que antes era una bebida refrescante se convirtió en una maldición letal que convertía a todos los que la tocaban en versiones distorsionadas de sí mismos.

A medida que el monstruo de gaseosa avanzaba por las calles, el pueblo se sumió en el caos. Nadie podía escapar de la nube espesa que se cernía sobre ellos. Todo lo que quedaba era una ciudad vacía, destruida, como si la bebida misma hubiera arrasado con todo.

Y en la tienda, la lata de "X-Carbon" brillaba con fuerza, esperando a su próximo consumidor, listo para darle vida a otro monstruo..