Beverly Hills - 10 de octubre de 1989Octubre ya estaba aquí, y con él llegaba una de las festividades más esperadas del año: Halloween. Aunque para muchos era solo un día más, en esta casa tenía un significado especial, especialmente para Lyle. Sabía que esta era su festividad favorita, y aunque Erik no compartía el mismo nivel de entusiasmo, también encontraba maneras de disfrutarla. Con ese pensamiento en mente, decidí hacer algo especial por ambos.
Aproveché que habían ido al cementerio a cambiar las flores de sus padres para poner en marcha mi plan. Sabía exactamente lo que quería: transformar la casa en un espacio acogedor, con un toque de misterio y algo de diversión. Sin perder tiempo, tomé mi auto y me dirigí a la tienda.
El lugar estaba lleno de todo lo que podía imaginar para Halloween. Mi lista era clara: compré telarañas artificiales para dar ese toque espeluznante, unas calaveras inflables pequeñas para decorar tanto el exterior como el interior, luces verdes y moradas para un ambiente más dramático, y una canasta repleta de dulces para los niños que pasarían tocando la puerta. Pero lo mejor estaba por venir.
Mientras deambulaba por los pasillos, algo llamó mi atención en la sección de disfraces: un traje de Jessica Rabbit. Su icónico vestido rojo, brillante y ajustado, resaltaba cada detalle, acompañado de los guantes largos del mismo tono. Era atrevido, elegante y, sobre todo, perfecto para sorprender a los hermanos. Sin dudarlo, lo agregué al carrito y pagué todas las compras antes de volver a casa.
Cuando llegué, la señora Flor, la encargada de la limpieza, estaba terminando sus tareas. Me acerqué a ella con una sonrisa.
—Señora Flor, ¿podría ayudarme con algo? Quiero decorar la casa para Halloween, pero sola no creo que pueda con todo.
—Claro, niña Lía. Dígame qué hacemos primero —respondió amablemente.
Juntas desempacamos las bolsas y empezamos a trabajar. Colocamos las telarañas en las esquinas del techo y sobre los muebles, estirándolas para que parecieran lo más realistas posible. Las calaveras inflables encontraron su lugar perfecto en la entrada y las repisas, mientras que las luces verdes y moradas le daban un aire misterioso a las ventanas. Incluso acomodamos la canasta de dulces cerca de la puerta para estar listas cuando llegaran los pequeños visitantes.
Al terminar, la casa se veía increíble. Era justo lo que había imaginado: un equilibrio entre lo acogedor y lo tétrico. Mientras admiraba nuestro trabajo, mi teléfono comenzó a sonar. Era Lyle.
—Lía, ya terminamos aquí. Estamos yendo a casa —dijo con ese tono despreocupado que siempre lo caracterizaba.
—Perfecto. Aquí los espero —respondí con una sonrisa, sabiendo exactamente cómo iba a recibirlos.
Colgué el teléfono y me dirigí a mi habitación con emoción. Sabía que no podía desaprovechar la oportunidad. Saqué el disfraz de Jessica Rabbit de la bolsa y lo coloqué sobre la cama. Me quité la ropa rápidamente y deslicé el vestido sobre mi cuerpo. Era perfecto: ajustado, brillante, y resaltaba mi figura en todos los sentidos. Luego, me puse los guantes largos, que le daban un toque sofisticado, y simplemente solté mi cabello, dejándolo caer en ondas suaves sobre mis hombros.
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Triángulo Silencioso
RomanceEs una historia centrada en una joven que ha sido amiga de los hermanos Menéndez desde la infancia. Es una amistad intensa y especial, llena de complicidad y secretos que solo ellos conocen. Los tres han crecido juntos en un ambiente de lujos y ex...