Beverly Hills - 1 de noviembre de 1989No pude dormir, no podía dejar de pensar. La imagen de Erik, con su voz tan clara y fría al confesar lo que había hecho, seguía dando vueltas en mi cabeza. No podía dejar de preguntarme cómo había estado tan ciega, cómo pude haber estado tan cerca de personas que eran capaces de algo así. El dolor en mi pecho era tan pesado, tan insoportable, que no podía encontrar consuelo en nada. Mi mente estaba llena de preguntas que no podía responder, de dudas que se apoderaban de mí.
El tiempo parecía haberse detenido. No sabía cuántas horas pasaron desde que me metí en la cama, pero finalmente el cielo empezó a teñirse de un azul profundo. El amanecer no trajo consuelo, solo una sensación de vacío aún mayor. El día había llegado, pero mi cabeza seguía atrapada en la misma noche. Finalmente, el cansancio me venció, y me dejé llevar por el sueño, pero incluso allí, en mi descanso, la pesadilla persistió.
Desperté por la voz de Lizeth, moviéndome suavemente para sacarme de mis pensamientos. Aún sentía el peso de la confusión y el miedo, pero intenté darme un respiro. La miré, algo desorientada por el sueño interrumpido.
—Lía... Lía, despierta —dijo, y aunque su voz era suave, había una urgencia detrás de sus palabras que me hizo levantar la cabeza.
Abrí los ojos, aún nublada por el sueño, intentando comprender lo que me decía.
—¿Qué pasó? —pregunté, mi voz sonando más rasposa de lo que esperaba.
—Erik y Lyle están afuera, te están buscando —respondió Lizeth, con una mirada que no lograba ocultar su confusión.
El terror recorrió mi cuerpo de inmediato. Mi respiración se hizo más rápida, mi corazón comenzó a latir más fuerte. No quería verlos, no quería estar cerca de ellos. Había escuchado lo que no debía escuchar, y ahora todo estaba claro, demasiado claro. Apreté las sábanas alrededor de mi cuerpo con fuerza mientras trataba de calmarme.
—¿Qué hora es? —pregunté, intentando sonar tranquila, aunque mi voz temblaba sin control.
—Las 9:30 de la mañana —respondió Lizeth, sin entender por completo el impacto de esas palabras en mí.
Miré al frente, pensando rápidamente. No podía dejar que mi amiga notara el pánico que me invadía. Tenía que calmarme, al menos por ella.
—¿Les dijiste que estaba aquí? —pregunté, tratando de hacerme la indiferente, como si todo fuera normal.
Lizeth asintió.
—Sí, les dije... me preguntaron por ti, parecían preocupados.Sentí cómo el peso de sus palabras caía sobre mí. Estaba atrapada. No quería verlos, no quería hablar con ellos, pero ya no podía seguir escondiéndome. El miedo en mi pecho me nublaba el juicio. ¿Qué haría si me enfrentaba a ellos ahora?
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Triángulo Silencioso
RomanceEs una historia centrada en una joven que ha sido amiga de los hermanos Menéndez desde la infancia. Es una amistad intensa y especial, llena de complicidad y secretos que solo ellos conocen. Los tres han crecido juntos en un ambiente de lujos y ex...