Capítulo 6: La Cena

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La noche en Bervely Hills estaba llena de promesas, y la casa de los Menéndez brillaba con luces cálidas que iluminaban su elegante exterior

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La noche en Bervely Hills estaba llena de promesas, y la casa de los Menéndez brillaba con luces cálidas que iluminaban su elegante exterior.

Había estado esperando con ansias esta cena, pero al mismo tiempo, una parte de mí sentía un nudo en el estómago.

Ya que sabía que Kitty probablemente había preparado toda la cena con esmero, y que mi presencia significaba mucho para Erik.

Pero sin pensar mucho en eso, y con un profundo suspiro, toque el timbre.

La puerta se abrió al instante, y mi corazón se detuvo por un momento. Erik estaba allí, mirándome con una mezcla de sorpresa y admiración.

Llevaba un vestido negro que se moldeaba a mi figura, y su mirada en mí, solo me hizo sentirme aún más segura de mí misma.

El no dijo nada, solo tomó mi mano, y juntos nos dirigimos al comedor.

En cuanto entramos, las miradas de José y Lyle se posaron en mí. Quienes de una forma descarada, me observaron de arriba a bajo, haciéndome sentir por un momento, completamente expuesta.

De pronto, sentí un ligero cosquilleo cuando vi que Lyle fruncía el ceño al notar mi mano y la de Erik entrelazadas.

—¡Lía!— exclamó José, levantándose de su silla — Es un placer tenerte aquí con nosotros esta noche.— soltó, alzando los brazos.

Kitty quien me sonreía con entusiasmo, gritó casi eufórica —¡Que bueno que viniste! He estado esperando este momento ¡Toda la semana desde que Erik me lo dijo.! —soltó, dándome un cálido abrazo de bienvenida.— Haciéndome sentir cómoda.

Lyle, en cambio, solo movió la cabeza en un saludo frío, con su mirada algo distante y desconcertada.

Sin más, me senté al lado de Erik, sintiendo su energía a mi lado.

Todo transcurrió con total normalidad mientras cenábamos, solo eran preguntas y respuestas sin un gran trasfondo, hasta que José decidió empezar a preguntar sobre mi vida en Princenton.

—¿Como te va en Princenton? He escuchado que es un gran instituto— dijo, con una curiosidad evidente.

—Me va bien, gracias. Estoy aprendiendo mucho. —respondí sonriendo, sintiendo la mirada de todos los de la mesa en mí, expectantes de mí respuesta. 

Y justo cuando creí que la conversación nuevamente ya estaba entablada y fluiría con total naturalidad, Lyle la interrumpe con una revelación algo inesperada.

—He invitado a Jaime a cenar — dice de pronto con su voz firme y cargada de desafío. Ocasionando que la atmósfera cambie de inmediato. Y las miradas de José y Kitty se tornen serias, como si una nube oscura hubiera pasado encima de ellos.

—Oh, no, no, no. Ya he oído de esa niña...bruta y una completa zorra.— dijo José Menéndez mientras tomaba de su copa.

Kitty, quien se había parado con una copa en mano, para vertzirse un poco más de alcohol, movió la cabeza con desaprobación: —Si es aquella niña que me mostraste ayer, olvídalo. — dijo mientras revolvía con su dedo el alcohol vertido en su copa. — No, No. ¡Claro que NO! Esa chica no tocara mis nuevas vajillas, seguramente tiene sida. — El timbre de pronto sonó, y Lyle, notablemente exasperado dijo:

—Mamá...¿de que mierda estas hablando? — golpeo la mesa, mientras el timbre aún sonaba de fondo. — ¿DE QUE MIERDA ESTAS HABLANDO? — volvió a golpear la mesa, para pararse —Ella...— se agarró el cabello irritado, alzando las manos.— ¡Esta afuera, esta en la puta puerta! —dijo acercándose a aquel umbral, con intenciones de abrir aquella puerta.—

José de inmediato, se paro de su silla. : —¡LYLE! —grito, con una voz demandante, haciendo que el mencionado se voltee a verlo con brazos cruzados. — Abres la puerta y juro que te vuelo la puta cabeza, siéntate. —dijo mirándolo de forma seria, Lyle algo incrédulo no se movió. —Siéntate— volvió a repetir su padre de forma autoritaria señalando su silla, mientras tomaba de su copa.

Lyle sin refutar se fue acercando a la mesa donde nos encontrábamos, para finalmente sentarse. Con total frustración.

No pude evitar mirar a Erik entre todo el caos, estaba pálido y en completo silencio, ni si quiera miraba la escena. Estaba cabizbajo, mirando su plato. Era como si estuviera completamente avergonzado de todo esto. Así que como una muestra de compresión, puse mi mano en su pierna, haciendo que este voltee a verme y me sonría.

Por otro lado, el timbre seguía sonando y un José algo irritado, dando la vuelta al comedor, dijo: —Ay dios...yo abro.—

Kitty, sonrió complacida : —Gracias, desasté de ella por favor. ¡YA!. —

—Okey...Ya.— Iba diciendo José mientras se acercaba a la puerta, y sin abrirla, gritó de forma clara y fuerte:

—Holaa, Okey. Lyle no tiene permitido salir contigo linda. Adiós. Mua...mua— Hizo señas con la mano, y sin esperar alguna respuesta, se fue. Adentrándose nuevamente en el comedor.

—Perdónanos por aquella escena de hace un momento, Lía.— Me dijo José, de forma directa, mientras jalaba su silla para sentarse nuevamente — Lyle cree que esa chica es una buena influencia para él, pero no lo es. Solo es una perra interesada— escupio de forma brusca, sin ningún tipo de delicadez. —Lyle, discúlpate por arruinar la velada tan bonita que estábamos teniendo.—

—Creo que eso no es necesario— Interrumpió Erik, después de un largo rato de quedarse en completo silencio.

—No te metas Erik, tu hermano ha cometido un error y tiene que disculparse por eso.— continuó diciendo José. —Discúlpate.— Ordeno nuevamente de forma autoritaria.

Lyle, bajó la cabeza y cito las mismas palabras empleadas por su padre, como si fuese un robot. : —Lo siento por arruinar la velada.—

—No. Discúlpate bien. Y acepta lo idiota que fuiste al invitar a esa niña aquí.— Dijo José.

Kitty, quien se quedo en silencio, intervino, notando la incomodidad que había empezado a crecer en el ambiente. —José, creo que esas disculpas son más que suficientes ¡La zorra ya se fue! y eso es lo que importa. Ahora tenemos a Lía aquí y debemos se seguir disfrutando de la cena. —Dijo mirando a sus hijos quienes asintieron, al igual que su esposo.—

Después de la mini escena que se armó en el comedor, la noche transcurrió con total tranquilidad

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Después de la mini escena que se armó en el comedor, la noche transcurrió con total tranquilidad. La tensión que había llenado el aire se disolvió, y las conversaciones se volvieron más relajadas. Y mientras disfrutábamos de la cena, José mirándome con una sonrisa, me ofreció ir al próximo partido de tenis de Erik, que sin dudarlo acepte. Ya que la idea de ver en acción a Erik, me fascinaba.

Finalmente, todos recogimos la mesa.

Lyle se encerró en su habitación, y José se despidió de nosotros antes de irse. Por otro lado, Kitty, Erik y yo nos quedamos en la cocina lavando los platos.

Haciendo que minutos después, terminamos de lavar, para posteriormente, despedirnos.

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