Salí corriendo del restaurant, embistiendo a dos camareros, el recepcionista y un comensal que se atravesó en mi camino.
Una cortina de agua se cernía sobre la ciudad, haciéndome imposible divisar algo más allá de la extensión de mis propios brazos.
Las densas gotas de lluvia impactaban sobre el suelo y los arboles de la calle, llenando el ambiente de un olor húmedo que siempre encontré agradable pero que ahora, me resultaba desesperante.
Mientras corría hacia el auto, intenté marcar el número de NuNew pero los nervios me traicionaron y el teléfono rodó al suelo.
- ¡Trae el auto! – Grité al empleado.
Recogí el teléfono y busqué el número. Era increíble que aún funcionara a pesar de haberse mojado.
Nadie atendió.
La desesperación reemplazó toda la ira que el anciano duque había causado en mí.
Subí al auto e intenté comunicarme con Nell.
Mordía mis dedos, mordía mis labios y mordería a cualquiera que se me acercara.
Nell tampoco me atendió.
Algo malo le había ocurrido a NuNew, estaba seguro.
El auto se detuvo frente a mí y alguien abrió la puerta.
- ¿A dónde nos dirigimos, señor? – Me preguntó el chofer.
- ¡A la residencia Perdpiriyawong! – Grité desesperado.
- Sí, señor.
NuNew estaba en peligro, podía sentirlo, podía sentir su dolor, su angustia, su miedo.
- ¡Apúrate! – Le grité al chofer cuando la velocidad disminuyó notablemente.
- Lo lamento señor Panich, pero la lluvia es muy densa, no hay visibilidad.
- ¿Lluvia?
Miré al exterior y supe a lo que se refería el chofer, la lluvia no permitía vislumbrar el camino.
Abrí la puerta del auto, salí y comencé a correr.
- ¡Señor! ¡Señor! – Escuché decir al conductor.
La residencia Perdpiriyawong no se encontraba cerca, pero no podía quedarme sentado en el auto, esperando a que la lluvia cesara, debía llegar hasta él.
Corrí y corrí, jamás había corrido tanto en mi vida, pero a pesar del esfuerzo, mi cuerpo no se encontraba fatigado, todo lo contrario; había adquirido una resistencia extraordinaria y no solo él, mi vista parecía agudizarse conforme avanzaba por la cortina de agua.
Llegué completamente empapado.
Toqué el timbre y golpeé la puerta pero nadie me respondió. Me acerqué a la garita de entrada y la encontré vacía.
El terror y la desesperación que hasta el momento controlé, se liberaron y comenzaron a invadirme, no sabía qué hacer o a donde ir. Ni siquiera estaba seguro de que NuNew se encontrara allí.
Volví a marcar el número y esta vez, Nell respondió:
- ¡¿Dónde está?! – Demandé.
- Estamos en la residencia Perdpiriyawong.
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CORONA DE SANGRE (Parte 2: "Con Alfa")
FanfictionCon una vida perfecta, un trabajo sencillo y un amigo leal, Zee esperaba solo cosas buenas para él. Todo eso cambió un día cualquiera, luego del cual, su propio cuerpo se vuelve su peor enemigo. ¿Quién es el responsable de este caos?