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— Solo me trajiste acá para que te diga información, ¿tu risa fue planeada todo el tiempo?— preguntaba Rose molesta levantándose de su asiento.

— ¿Qué? No, Rose, solo quería saber cómo va tu relación con tus amigos... y Draco, si todo va bien— dijo Hermione alzando la mirada.

— No finjas que te importa mi relación con ellos, tú no los quieres como mis amigos, me largo— dijo Rose agarrando su chamarra.

— Me preocupo por ti— dijo Hermione y parecía no escuchar.— ¡Bien! ¡Solo te invité para que abrieras la boca!— grito Hermione y después se dio cuenta de lo que dijo.— No, yo no lo quise decir...—

— Pero es la verdad— dijo Rose y salió de las Tres Escobas.

La conversación ya se había tensado desde que Hermione habló de cuando hace unos meses había visto a Draco y Blaise en el callejón Diagon caminando escondidos junto con sus mamás. Y que se encontraban en una clase de ceremonia en Borgin y Burkes. Incluso creyó haber visto a Theodore.

Cada vez la conversación llevo a tirar indirectas a Rose sobre información.

Rose iba buscando y mirando si estaban los chicos por ahí, al cruzar frente a Spintwitches alcanzó a ver a Regulus y Enzo riendo mientras veían los productos deportivos. También notó la cabecera albina de Draco más atrás.

Entro a la tienda y se acercó a Theodore y Tom que estaban más cerca de la entrada.

— Hola— saludo Rose uniéndose a ver qué veían.

Ellos voltearon con una sonrisa calmada.— ¿Qué tal estuvo la reunión?— preguntó Theodore.— Creí que acabarían borrachas y a medianoche—

— Yo igual— río Rose.— ¿Qué ven?—

— Le contaba al ignorante que en Norteamérica juegan Quodpot, y que está presenciando una Quod. El juego trata de once jugadores que tienen que llevar la Quod al otro lado de la cancha antes de que explote, si te explota en la manos quedas fuera— explicó Tom mientras los dos escuchaban atentamente.

— ¿Y por qué está en el caldero?— preguntó Theodore sacándola del caldero.

— El caldero tiene una poción para que la quod no explote— sonrió Tom burlón.

Theodore con cara de preocupación la colocó de nuevo en el caldero y Rose sonrió.

— Hay tantos juegos y solo hay quidditch en la escuela— dijo Theodore.

— Yo creo que es suficiente— dijo Regulus acercándose a ellos.

— Obsesionado— respondió Theodore.

— ¿Qué compraste?— pregunto Rose.

— Algo para pulir mi escoba, se los puedo prestar— respondió Regulus.

— Las escobas deberían de ser acojinadas— dijo Enzo y Rose asintió mientras los demás chicos voltearon a verlo con juzga en sus miradas.

— ¿Qué? Es incómodo— dijo Enzo y Rose río.

Después llegaron los demás chicos, los ocho salieron de la tienda.

— Volvamos a Hogwarts— insistió Theodore.

— Vamos a Honeydukes— insistió Mattheo mientras veía mal a Theodore.

— Decídanse— dijo Regulus.

— ¡Yo decido!— hablo Enzo. Nadie lo contradijo.— Honeydukes— los chicos sonrieron a excepción de Theodore y rodó los ojos.

Unos minutos después Theodore se encontraba probando cada dulce de la tienda.

— ¡Prueba esto! Dicen que es mexicano— Theodore le dio la una calavera pequeña de chocolate mordida a la mitad.

Rose la probó y le gustó, era chocolate, como odiarlo.

— Está rico— dijo Rose.

— Llevaré cien, te puedo dar veinticinco— Theodore hablo emocionado y siguió viendo dulces, Rose río y siguió viendo a los dulces.

Pronto escucho una a su lado, era Draco dándole la espalda.

— ¿Todo bien con Hermione?— preguntó Draco mientras veía dulces.

— Sí, solo... ahora que lo veo no la tuve que haber dejado sola— dijo rose mirando los dulces.

— Weasley y Potter también vinieron a Hogsmeade, no te preocupes— dijo.

— Que bueno, solo me moleste con ella y llegue con ustedes— dijo Rose.

— Te veías molesta y triste cuando entraste a la tienda— dijo Draco.

— ¿Obsesionado conmigo?— se burló Rose sirviendo babosas de gelatina en una caja transparente para sus dulces. Básicamente gomitas.

— Observador diría yo— dijo Draco.— Elige lo que quieras, pagaré los dulces de estos hambrientos, también los tuyos— dijo Draco.

— Theodore llevará cien de cada dulce que encuentre— Rose soltó una risa.— Pero ahora me siento incómoda de llevar los dulces que quería sabiendo que pagarás tu. Gracias— se burló Rose.

— Por favor, esta tienda no cuesta ni el uno por ciento de mi dinero—

— ¿El de tu padre?— se burló Rose.

— En parte, pero con su dinero no sería ni el punto uno por ciento— presumió.— Agarra lo que quieras, insisto—

— Gracias— Rose camino hacia los demás dulces.

Al final agarró unas gomitas, bombones y chocolates en distintas formas y pago antes que todos. Así Draco no pagaría lo suyo.

Rose guardó sus dulces y estuvo con los chicos a la hora de pagar, sin embargo, Draco ya había visto a Rose pagar lo suyo. Él pago tanto dinero en solo dulces, los cuales solo unas mentas era de él. Los chicos salieron con grandes cantidades de dulces, especialmente Theodore.

— ¿Draco siempre les paga todo?— Rose pregunto en voz baja y sorprendida a Blaise.

— Es su forma de demostrar que nos ama y somos vitales para su existencia— presumió Blaise y Rose soltó una risa.

— Bien—

Los chicos caminaron a la estación de tren y tomaron el tren a Hogwarts. Rose se quedó dormida mientras los chicos hablaban y comían dulces.

— Despierta, mono— dijo Tom mientras por la ventana se veía cómo llegaban a Hogwarts.

Rose se despertó

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⏰ Última actualización: Jul 19 ⏰

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