✦ Hasta el alma más rota encuentra a alguien que la haga sentir completa. ✦
Celine Russo.
Hay muchas palabras para describir a Celine, mucha gente opinaria cientos de cosas distintas. Los que la odian dirían que es una perra insufrible. Los que la a...
Era consciente de que la principal característica de los humanos era la toma de decisiones impulsivas, cegados por la creciente necesidad de cometer los pensamientos que se forman en lo más profundo de la cabeza hasta juntarse y empezar a salir a la superficie.
Ahora mismo, estaba tomando una decisión impulsiva, va que por más errónea que pareciera no podía hallar en ella ni una pisca de arrepentimiento. Antes de que la premiación y las entrevistas llegaran a su fin, salí lo más rápido que pude del paddock en el cual sentía que me estaba ahogando.
La sala vip de espera estaba vacía, lo cual agradecía bastante, sabía que saldrían fotos y videos mías en el aeropuerto con la misma ropa que estaba usandando en el paddock hace tan sola dos horas. Sabía que esto causaría rumores, pero la verdad es que no me importaba, no cuando en ese momento solo sentía la asfixiante necesidad de salir huyendo de ahí.
Mi vida últimamente se había convertido en una toma de decisiones impulsivas, las cuales me provocaban estrés y momentos efímeros de felicidad embriagadora. Tal vez, si nunca hubiera hecho ese concierto en Mónaco, las cosas hubieran sido diferentes, y la verdad es que no si anhelo la idea o la aborrezco.
Mi teléfono vibró en mi mano y solté un suspiro entrecortado, puede de que una de las cosas de las cuales si me arrepentía era de haberle avisado a Max que iba, él estaba emocionado de que yo estuviera presente y fue muy amable y atento conmigo, no se merecía aquello.
Centro los ojos en la pantalla y deslizo los dedos por ella, aceptando la llamada entrante.
—¡Celine, gracias a dios que contestas! —la voz de Max se escuchaba agitada, como si apenas estuviera recuperando el aliento que anteriormente había perdido.
—Hola, Max. Lo siento por eso... —me interrumpió antes de que pudiera continuar.
—Está bien, no te preocupes. Solo que quería llamarte para saber si te encontrabas bien y preguntarte por qué te habías ido.
Cerré los ojos con fuerza, la culpa burbujeando de forma violenta dentro de mí.
—Lo siento por eso, surgió algo de imprevisto y tuve irme.
Mentira, mentira, mentira.
—¿Está todo bien? —incluso a través del teléfono, logre distinguir el tono preocupado que su voz había adquirido.
—Todo está bien, Maxie —sonrió, aunque no pueda verme —. Prometo que te compensaré el haberme ido de esa forma.
—No tienes que compensarme nada. Con que hayas venido apoyando a Red Bull me basta —hizo una pausa, y yo también la hice, pues no sabía que responder a aquello, afortunadamente él volvió a hablar —. Pero es una lástima.