Capítulo treinta y cinco; toda la noche

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-1

🖤

Naira

Volvíamos de una fiesta de negocios de Iván. Quien lucia malditamente devastador en ese traje caro que vestía.

Sentía mi entrepierna en llamas cada vez que observaba lo tirante que estaba su camisa en su pecho y lo mucho que se marcaban sus brazos.

—Vamos a casa, estamos solos.

—No puedo, te quiero ahora —insistí.

—Me vuelves loco —resopló besándome de nuevo.

Acarició bruscamente mis muslos antes de abrir las puertas traseras de su coche. Entrando lentamente en el me sentó en su regazo. Tocó y apretó mis muslos y culo mientras seguía besándome.

Gemí en su boca sin contenerme. Dios… como necesitaba esto.

Toda su atención estaba en mí y para no considerarme alguien egoísta, amaba saber que solo yo estaba en su mente ahora. Qué era yo a quien deseaba.

No logré pensar demasiado cuando sentí crecer un bulto bajo mi cubierta entrada. Sentía palpitar esa extensión que me hacía suspirar. Estaba ansiosa de más.

—Iván…

—No deberíamos hacerlo aquí, si alguien nos viera… —besó mi cuello— estoy en problemas, quiero hacerlo ahora…

—No pienses, solo hazlo —insistí moviendo mis caderas.

—Oh Nana, que diría tu padre al respecto...

—No necesitamos saberlo.

A la mierda —gruñó y volvió a besarme.

O más bien algo así como, devorarme. Sus dientes mordían mis labios y su lengua invadía frenéticamente mi boca. Succionaba y gemía.

Subió mi vestido hasta mi cintura y con cuidado me recostó sobre los asientos. Bajó mi ropa interior acomodándose entre mis piernas. Sus ojos escaneaban mi entrepierna con hambre, no dejó de mirarme ni siquiera cuando bajó sus pantalones.

Su miembro fue liberado del boxer a los pocos segundos. Fuí demasiado consciente de mi humedad cuando su dura extensión chocó con mi zona.

Con cuidado entró en mí. Su cuerpo sobre el mío. Sus labios en los míos. Solo él y yo.

Empezó a embestirme con delicadeza mientras me besaba calmadamente. Sentía sus manos acariciar mi cuerpo por todos lados. Besaba mi rostro y se detenía a dejar una que otra marca en la longitud de mi cuello.

Estaba cegada por el placer.

Su miembro empezó a entrar y salir con mayor rapidez y fuerza haciendo que me aferre a su espalda con desesperación. No podía parar de gemir. Su nombre era en lo único que podía pensar.

—Iván… ¡ahh!

Suspiré deseosa cuando aumentó la velocidad del vaivén. El delicioso sonido llenaba el ambiente del auto. Sus gemidos y gruñidos llegaban a mis oídos, exitándome más. Gemí su nombre una y otra vez.

Sus movimientos se aceleraban con brusquedad, me encantaba. Sus manos recorrían mi cuerpo y sus labios se turnaban en besarme y marcar mi cuello con posesión. Mis manos estaban aferradas a su espalda aún cubierta y mis piernas rodeaban su cintura dándole más acceso a sus penetraciones.

—No te quiero dejar ir, nunca —murmuró a la vez que gemía.

No lograba darle sentido a lo mucho que lo amaba. Me debería aterrar su posesividad, pero no lo hacía, al contrario, me encantaba.

Quizás es porque lo amo, o quizás simplemente no hay una explicación.

Continuó moviéndose hasta que sentí aquel delicioso nudo en mi vientre. Mi preciado orgasmo. Gemí en su oído hasta que me vine. Mis ojos se giraron del placer mientras sus estocadas prolongaban mi disfrute.

Cuando sus frenéticos golpes se volvieron erráticos y mi orgasmo había acabado, supe que había llegado el suyo. Siguió un par de segundos antes de salir de mi interior. Estaba confundida. Lo vi masturbar su falo mientras aún me besaba. Con una expresión de desesperación en su rostro se corrió sobre mi abdomen.

Jadeaba aún disfrutando de su orgasmo cuando volvió a besarme, acarició con suavidad mi mejilla y dejó un casto beso en mi frente.

—Me vuelves loco.

—Te amo, pero ya lo estabas cuando te conocí.

—También te amo, Nana. Ahora volvamos a casa.

—Vamos a casa.

Volvimos a besarnos. Con calma nos acomodamos en el asiento y nos limpiamos con lo primero que encontramos. Luego de acomodar nuestra ropa, nos movimos al asiento de conductor y copiloto. Conversamos entre risas y escuchando música llegamos a casa.

Estando ahí hizo falta que cruzaramos la puerta para volver a estar encima del otro.

🖤

(febrero 5) no estoy lista para el final,,,

(febrero 16) AUN NO LO ESCRIBO Y YA NO QUIEROOOO, no estot lista para dejarlos ir

ALL NIGHT - Spreen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora