Maratón 1/3
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La oficina del Beso Escarlata era un lugar austero pero sofisticado, con paredes oscuras que contrastaban con las luces tenues y los muebles de madera pulida. Naira se sentó junto a Iván, observando con atención cómo él y sus hombres se disponían a tomar decisiones cruciales.
Era la misma habitación en la que lo había visto por primera vez, pero ahora todo tenía un significado diferente. La atmósfera cargada de tensión se sentía mucho más densa de lo que había sido en su primer encuentro.
Iván se mantenía sereno, aunque sus ojos no dejaban de moverse por los rostros de sus hombres, evaluándolos mientras se preparaban para hablar de lo que vendría.
Habían hecho un juramento, uno que no se rompería, y Naira no tenía la menor duda de que Iván lideraría su venganza con una furia inquebrantable. Pero también notaba que había algo más en él: no solo se trataba de venganza, era una necesidad de proteger lo que más valoraba y en este momento, eso, era ella.
—Vamos a hacer esto bien —dijo Iván, su voz clara, pero grave, mientras observaba el mapa extendido sobre la mesa—. Los Aniquiladores creen que nos tienen atrapados, pero no tienen ni idea de lo que están a punto de desatar.
Naira escuchó cada palabra, el fuego en la mirada de Iván le recordaba que no se trataba solo de un negocio o una venganza fría. Esta era una guerra, una guerra que debía ser librada con precisión y sin piedad. Pero, por encima de todo, Iván estaba luchando por algo más: por ella, por lo que habían empezado a construir a pesar de la oscuridad que los rodea.
Uno de los hombres de Iván, el más experimentado en estrategia, se adelantó. Era un hombre alto, de rostro severo, conocido por su frialdad en el campo de batalla.
—La ruta de escape de los Aniquiladores está identificada. —dijo Mariana, señalando un punto del mapa donde había varias líneas marcadas—. Tienen una base en las afueras de la ciudad, pero sus movimientos son impredecibles. No podemos arriesgarnos a un enfrentamiento directo sin perder más de lo que estamos dispuestos a sacrificar.
Iván asintió, sin perder la compostura. Parecía que lo pensaba cuidadosamente antes de dar cada orden. Naira observaba cada gesto de Iván, entendiendo que él estaba haciendo mucho más que planificar la venganza. Estaba trazando un camino para asegurarse de que no solo sobrevivirían, sino que, al final, ganarían la guerra.
—No vamos a atacarlos de forma frontal. —Iván miró a Naira, y su mirada se suavizó por un segundo antes de volver a centrarse en el mapa—. Los vamos a desbordar, uno a uno. Tenemos a sus espías, tenemos información, y ahora tenemos que hacerlos creer que estamos en su contra. Deben pensar que el objetivo somos nosotros, pero en realidad, lo que realmente queremos es hacerlos caer de adentro hacia afuera.
El plan era arriesgado, pero Iván había sido astuto en los movimientos previos y confiaba en su gente. Naira sabía que él era más que un hombre de venganza; era un estratega, calculador y preciso, pero también era alguien que ponía a las personas que amaba por encima de todo.
—Si podemos obtener algo de su propio círculo, si uno de ellos se atreve a traicionar, eso podría ser la brecha que necesitamos. —dijo Naira, rompiendo el silencio que se había formado—. Un aliado dentro de sus filas.
Iván giró su cabeza para mirarla, una sonrisa leve apareció en su rostro, pero en sus ojos brillaba algo más.
—Tienes razón. Eso podría darnos la ventaja. —respondió él, con un tono de aprobación—. Un traidor dentro de sus filas sería lo último que esperarían.
Los hombres de Iván intercambiaron miradas, algunos asintiendo en silencio, otros pensando en las implicaciones de lo que acababa de sugerir. Naira no podía evitar sentir una extraña satisfacción al ver cómo sus pensamientos encajaban con los de Iván. Había algo en su relación que era mucho más profundo de lo que cualquiera de los dos había imaginado.
Iván se levantó de su silla y comenzó a dar instrucciones a los hombres de la mesa. Era claro que cada decisión que tomaba llevaba consigo un peso mucho mayor que cualquier otra cosa que hubiera hecho hasta ahora.
—Vamos a usar sus debilidades contra ellos. Nadie va a poder escapar. —Iván se volvió hacia Naira, y en sus ojos había algo más que determinación—. Vamos a acabar con ellos, pero no de la manera que esperan. Nos van a subestimar, y eso será su fin.
La sala quedó en silencio mientras todos procesaban las palabras de Iván. Era un líder nato, y en esos momentos de calma, Naira veía la magnitud de lo que estaba a punto de suceder. Y aunque el miedo aún palpitaba en su interior por todo lo que estaba en juego, la sensación de tener a Iván a su lado la llenaba de una fuerza que no conocía.
El plan estaba en marcha, y nada los detendría ahora.
La atmósfera en la sala se cargó de una tensión palpable. Los hombres de Iván comenzaron a moverse con rapidez, algunos tomando notas, otros enviando mensajes, mientras que Iván se mantenía firme junto a Naira, observando cada uno de sus movimientos con una vigilancia casi predatoria.
Naira, a pesar de la intensidad de la situación, no podía evitar sentirse conectada a Iván de una manera que nunca antes había experimentado. Cada paso, cada palabra, cada mirada compartida entre ellos parecía sellar aún más lo que ya había crecido entre ellos.
La alianza que habían formado no solo era de venganza, sino también de supervivencia, de un futuro que no sabían exactamente cómo sería, pero que, a su lado, ella comenzaba a imaginarse.
Iván se inclinó hacia ella, bajando la voz para que solo ella pudiera escucharle.
—No te preocupes, Nana. Nada nos va a separar. —le susurró con una suavidad que contrastaba con la dureza de sus palabras anteriores. Naira lo miró, sus ojos encontrándose por un instante, y comprendió que, más allá de la venganza, él estaba luchando por un futuro en el que ambos pudieran estar juntos, sin miedo.
—Te lo prometo, Iván. Lo vamos a lograr. —respondió Naira, y al pronunciar esas palabras, algo dentro de ella se encendió con más fuerza. No iba a permitir que sus enemigos los destruyeran. Iba a luchar, a su lado, hasta el final.
Iván le dio un rápido apretón de mano, como un gesto de reafirmación, y volvió a girarse hacia los hombres, que ya comenzaban a implementar las primeras fases del plan. Las piezas estaban en su lugar, pero aún quedaba mucho por hacer. La venganza sería larga, pero la victoria, inevitable.
Uno de los hombres de confianza de Iván se acercó a la mesa, interrumpiendo el momento de complicidad que compartían.
—Todo está listo, Iván. El primero ya ha sido contactado. —informó Germán, con una expresión grave.
Iván asintió con una mirada fría, llena de determinación.
—Perfecto. Ahora empieza el juego. —dijo, y se giró hacia Naira, añadiendo con un toque de seguridad—. Vamos a hacer que paguen por lo que te hicieron.
Naira, aunque sabía que el camino que tenían por delante sería oscuro y peligroso, no pudo evitar sentirse fuerte. No solo por ella misma, sino por todo lo que había ganado a su lado. Sabía que, con Iván, cualquier adversidad podía ser enfrentada y superada.
La venganza había comenzado, y nada los detendría.
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ALL NIGHT - Spreen
FanfictionAN | Naira es una estudiante universitaria de clase baja, cada día se sobre esfuerza a sí misma para ayudar a su familia, pues su madre falleció y su padre está enfermo con mil deudas asomando por la ventana. Se ve en aprietos cuando la presionan pa...