ALL NIGHT - Spreen

Capítulo diez; acuerdo silencioso

🖤

La mañana era fría, el cielo nublado cubría la ciudad con un tono grisáceo. Naira ajustó su abrigo, tratando de ignorar el dolor persistente en sus músculos. Aún tenía los recuerdos frescos de lo que había ocurrido la noche anterior, de cómo un hombre intentó atacarla en la oscuridad, y de cómo Iván lo destrozó sin pensarlo dos veces.

Sabía que algo así podía pasar en su mundo, pero lo que la inquietaba no era el ataque en sí, sino la forma en la que Iván había reaccionado. No con furia descontrolada, sino con una calma tan meticulosa que resultaba aterradora.

Sacudió la cabeza, intentando alejar esos pensamientos. No tenía tiempo para eso.

Hoy tenía que ver a su padre.

Se detuvo al doblar la esquina, sintiendo un escalofrío recorrerle la espalda.

Frente a la entrada de su deteriorado edificio, un auto negro de alta gama estaba aparcado, contrastando grotescamente con el ambiente decadente del lugar.

Y junto a él, de pie con la misma seguridad de siempre, estaba Iván.

Sostenía un ramo de lirios blancos en una mano, mientras que la otra descansaba en el bolsillo de su chaqueta. Sus nudillos estaban vendados, pero eso no le restaba elegancia.

Cuando sus ojos se encontraron, él sonrió.

—Buenos días, Nana.

Naira se quedó inmóvil.

Su primer instinto fue girar sobre sus talones y fingir que no lo había visto, pero después de lo que pasó anoche… después de lo que él hizo por ella…

No podía.

Respiró hondo y caminó con calma hasta quedar frente a él.

—¿Qué haces aquí?

Iván inclinó la cabeza, como si su pregunta le divirtiera.

—Vine a verte.

—¿Por qué?

Él sonrió de lado.

—Porque quiero acompañarte a donde sea que vayas.

Naira sintió su estómago tensarse.

—No es necesario.

—Lo sé —respondió él con tranquilidad—. Pero quiero hacerlo.

Ella apretó los labios, queriendo negarse. Sabía que si aceptaba ahora, sería aún más difícil sacarlo de su vida después.

Pero entonces, sus ojos cayeron sobre sus nudillos vendados.

La imagen de anoche la golpeó de lleno.

Spreen golpeando sin piedad al hombre que la atacó.

El sonido de la piel rompiéndose.

Su voz y rostro cuando le pidió que se marchara a casa.

Un escalofrío la recorrió.