No apto para cobardes

27. AZABACHE

DE VUELTA A LA ACTUALIDAD.

VIOLETA.

—¿Estás bien? —pregunta Tom, quien no tengo idea por qué está en dónde Chandler se está quedando.

Aunque supongo que yo tampoco debería estar aquí.

Tomo una taza de chocolate caliente, no hace tal frío fuera, pero ellos tienen el aire acondicionado al máximo y siento que me congelo. Tom tiene su laptop encendida justo enfrente de él mientras que Chandler y yo intentamos buscar algo que ver en la televisión.

No hay nada entretenido, pero conseguimos conectarnos a un canal no disponible donde están transmitiendo un musical que nos encantaba de adolescentes. Wicked suena de fondo mientras que nosotros intentamos hacer que esta noche de encuentros a escondidas e incertidumbre no sea tan incómoda.

—Cada vez que bebe demasiado, se pone raro. —comento al fingir ver la pantalla de la televisión, aunque en realidad lo estoy mirando a él.

—Se pone violento. —corrige Chandler.

—Se vuelve otra persona. No hay brillo en sus ojos.

—Solo se le cae la máscara. No es raro, es peligroso. 

—A veces también raro —agrego—. No lo sé, ha dicho cosas muy extrañas. Me...

Me parece que no ha cambiado.

Exactamente como antes.

Me asusta un poco.

Pero esta vez soy más fuerte. Soy peor.

—Brown, nuestro piloto, está perfecto para el final de temporada. West está actuando muy raro en la pista y en el paddock, como paranoico. —comenta Chandler.

—¿Eso es bueno?

—Dependiendo de la razón.

—¿Te soy sincera? Siento que no he tenido un momento de relajación hace meses, desde que comenzó esto y quiero arruinar su temporada, bastante, pero... —me tapo el rostro con las manos—. A veces necesito volver a sentirme viva.

—¿Quieres un trago? —pregunta Tom—. ¿Un cigarrillo? ¿Una pastilla? ¿El número de contacto de mi brujo?

—Yo sé lo que quiere —Chandler se levanta del sofá, caminando hasta la laptop de Tom.

Tom se quita sus lentes, los que usa para que no se le canse la vista al trabajar frente a la computadora. Este desliza ligeramente su laptop hasta las manos de mi mejor amigo, quien abre una nueva pestaña y teclea rápido.

Reconozco el rock clásico, Kings of leon, Use Somebody, la canción salió el año en el que Chandler nació. Es una de nuestras favoritas porque la primera vez que se la mostramos a nuestra profesora en la academia de danza, dijo: «bailar rock lento es complicado para su nivel»

«Esa canción no encaja con nosotros, se verán raros. Es imposible»

Nuestra conexión siempre ha sido eso: una unión de dos piezas que no encajan, raros, imposibles de predecir, pero intensa y con sentimientos fuertes.

La música empieza a subir, a llegar a mi parte favorita y Chandler extiende su brazo hacia mí. Tom apaga la luz de la sala, dejando a oscuras nuestra pista, solo las externas que iluminan ligero, puedo distinguir la silueta de quien tengo enfrente, no mucho más.

Dejo escapar una risita. Tomo su mano y la aprieto con fuerza, él me jala sin previo aviso del sofá, choco contra su pecho.

—¿Por qué querría bailar contigo? —pregunto sarcásticamente, empezando a mover mis hombros al ritmo de la canción, sin soltarlo. Lo cual nos hace ver un poco mal.