Kill the Alpha.

2.

Es fin de semana y Louis sigue cuestionandose el por qué Harry, le había cancelado.  Se había sentido decepcionado y su lobo aulló con tristeza escondiendo la cabeza.

No lo había visto, si quiera, en la Universidad.  Le preocupaba, pero él no sería quién enviara un mensaje o algo, después de todo él fue quién invitó y quién canceló.

—El padre de Harry están en la cuidad.–dijo Zayn bajito.

—¿Y?– dijo Louis.- Debe ser bueno.

Zayn negó con la cabeza y frunció el ceño.—No lo es, Lou.

—¿Por qué?–dijo el castaño confundido.

—Des, el padre de Harry, fue uno de los alfas más codiciados de todo Londres...–intentó explicar.

El castaño seguía confundido.

—Harry debe tener muchas chicas también detrás, no creo que por eso deba ser malo que su padre lo visite.

Zayn abrió los ojos sorprendido.

—No te enteras de nada, ¿verdad?–dijo Zayn.

—Por algo Harry vive solo, no es como que todos en su pocisión lo haga.  Es un tipo multimillonario, pero se fue dejando eso de lado.

—El dinero no lo es todo.

Zayn asintió dándole la razón.

Louis, sentía una mareo insoportable y su lobo buscaba algo... un olor en particular. Uno que había extrañado casi por un semana.  Sin embargo, esta vez era diferente... con necesidad.  Como si le jalaran.

—El problema no era eso, su padre siendo rico y codiciado, tenía las mejores omegas, antes e incluso ahora, tenía las mejores opciones para Harry.

—No entiendo Zayn y me estoy impacientando.–murmuró desesperado.

—Que Harry no las quería. Nunca. Nunca ha tenido una omega, nunca.

Louis abrió los ojos sorprendido.  Sintió desbalancearse y se hubiera caído de no ser por el frío césped bajo él. —¿Por qué no?

—Ugh.–rodó los ojos. —Es gay, Louis.

Louis sintió una enorme necesidad de correr.  Se sentía acalorado y encerrado, aún estando a las afueras de la Universidad.  Sentía algo insaceable dentro de él.  Su lobo gemía débil.

—¿Lou estás bien? Pareces...

El castaño corrió sin terminar de escuchar ansu amigo.  Las piernas se sentían débiles y varias veces le fallaron en su maratón.  Corrió sin rumbo, luego de lo que parecíeron horas, chocó contra un cuerpo. Cayendo al suelo. Alzó la mirada para encontrarse con unos ojos verdes y unos labios rosados.

—¿Louis?–se detuvo.—Oh Dios mío.–murmuró.

Louis notó como sus ojos de repente cambiaron de color, por breves momentos se pusieron amarillos casi quemándole la mirada.

—¿Qué?–dijo Louis.  Sentía sus mejillas calientes y su cuerpo sudar.

Harry dió pasos atrás, pero Louis solo quería olisquearlo.  Se había sentido tremendamente bien cuando por fin, obtuvo ese olor a fresas, flores y mentas. Irremediablemente bien.

—Louis...tienes que irte.– murmuró Harry.

—¿Por qué? ¿Qué pasa? ¿Qué tengo?–dijo confundido.

El rizado frunció el ceño.

—Estás...casi, ¡Dios! Casi estás en celo, ¿Cómo no lo notas?

Louis se paralizó.  Sintió unas arcadas, pero valientemente las ignoró. Tenía un celo. Su primer celo.

Se aguantó la cabeza por los mareos, la sensación de calor y frío a la vez.  Quería gritar, sentía ahogarse.  No sentía aire.

—Harry...-dijo sin aire. —Yo nunca he...

Eso bastó para el rizado, entendiendo completamente la situación.  Lo cogió en sus brazos, controlándose de los impulsos de su alfa interior, que gruñía y brincaba de excitación.  El olor quemaba los adentros de Harry.

Harry llevó dentro de su casa a Louis.  Rápido lo metió en la bañera y abrió el grifo dejando caer sobre el pequeño el agua fría.

—Louis...– lo llamó.—¿Puedes quitarte la ropa?

Él asintió levemente y así lo hizo.  Quedó en boxers frente a Harry.

El rizado notó su erección y contuvo un gruñido, no quería asultarlo.

—Harry, me-me duele.

Harry asintió.

—¿Sabes como calmarlo?– preguntó el rizado.

Negó con la cabeza.

Esto no puede estar pasando, pensó el rizado.

Huyó casi una semana de él.  No quería tener la necesidad de olisquearlo cada vez que pudiera.  De gruñir a cualquier idiota que le mirase.  Huyó de su instinto de protegerlo.  De su lobo queriendo morder y marcar su cuerpo.  De estar a su lado, pero mayormente por la visita de su padre.

Y ahora él está en su casa.  Con su primer celo y necesitando de su ayuda.

Aunque el mayor no lo entienda del todo, sabía que solo tiene una solución.

Tener sexo con Harry.

A quién desea matar, para ser un alfa.

¿Cómo es qué había dado con él en un desespero de huír de las sensaciones que le invadían?

Su lobo le indicó el camino, él lo sabía.  Ya no podía negarselo más.

—Louis, el dolor se va...cuando sientes.

El pequeño de estatura asintió.

—Hazlo.–llorriqueó. —Duele, Duele.–repitió.

Entonces el timbre sonó.  El sonido invadió sus oídos y vió el pánico en el rostro del omega.

—Nonono, no te tocarán. ¿Está bien?–aseguró el alfa.

El castaño lo miraba dudoso casi con lágrimas en los ojos.

—Alfa...Harry, lo huelo de aquí. Fuerte.–dijo en un sollozo.

Él sabía. Conocía perfectamente la peste a alfa fuerte, tabaco y líder.

El olor de Alfa de su padre.