Kill the Alpha.

10.

El sentimiento seguía ahí. Ese de rechazo, quizás.

Se lo merecía, había tenido pensamientos tan dañinos, que no merecía el amor ni si quiera la respuesta de Harry.  Le dolía como el infierno.

Habían pasado tres días desde la noche en que Louis confesó que le gustaba Harry, y él se sentía así.

No querido.

No correspondido.

No había hablado con el alfa y sentía como cada vez su miedo crecía.

Para él, el sentimiento no era nada nuevo, de hecho; lo conocía como el infierno.  Le dolía más de la persona en que provenía.

Pero, ¿Quién es él para senrtirse así?

Un pobre omega que se siente a morir, por no tener el olor de su alfa, la protección... todo de él.  Su omega entristecía cada noche más y miraba la luna repitiéndose:

“No está muy lejos, ambos vemos la misma luna.”

Lograba calmarse un poco, solo eso.  No quería salir de su casa, no tenía ganas de nada.

El celular sonó.  Un número desconocido alumbró con la pantalla.

—¿Hola?

-Louis, soy Liam. Amigo de Harry, eso no importa ahora.  Él te necesita.–dijo agitado.

El omega se puso de pié con el corazón en la boca.

—¿Qué sucedió?

—El tiene su celo, le llegó su celo.

—Voy con él.–respondió sin dudar.

—Cuidado.

Louis, no lo había pensado mucho hasta que se detuvo frente a la puerta del rizado.  Un pequeño temor le invadió, un alfa en celo no se puede controlar, es casi imposible.

¿Permitiré esto? ¿Qué me marque?

Se preguntó con nervios.

Quiso correr, pero antes de que su cuerpo reaccionara e hiciera algo que ni él quería, el olor a alfa invadió sus fosas nasales. Sintió una repentina necesidad de abrazar al rizado en cuanto lo vió.  Su cabello sin vueltas, unas ojeras increíbles y su tono de piel aún más pálido que nunca e incluso, notó que bajó de peso en solo algunos días.

—Oh Hazz.–murmuró.

—Quiéreme, Lou.

—Me casaría contigo, Harry.

—¿Puedo decirte Boo?

—Soy tú Boo.

—Ahora besáme tonto.

Entonces, el omega sorprendido por la actitud del rizado lo besó.  Sin dudarlo mucho, cerrando la puerta se tiraron en el suelo del pasillo.  El omega se atrevió a besar las claviculas del rizado, se atrevió a acariciar el suave y chocolate cabello.  Se atrevió a mirar directamente a los verdes ojos del alfa y besar sus labios dejando una pequeña mordida.

Se atrevió a quererlo, sin miedo.  Sin preguntas o dudas. Se atrevió a quererlo con ganas y decidido a todo.

Se atrevió a estar dispuesto.

—¿Cómo es que te controlas tanto?–murmuró entre besos el omega.

—Quizás no era un celo...

—¿Y qué era?

—Me estaba muriendo sin tí, Boo.

El omega sintió sus entrañas menearse y cayó sosteniendo las mejillas del alfa.  Era tan perfecto, tan tierno como imponente.

Era la mezcla del dulce pecado.

El rizado abrazó a Louis y susurró: Eso no significa que no quiera follarte.

Louis se sonrojó increíblemente y quitó su camisa.

Harry, sonrió.  Esos días habían sido la respuesta que el omega necesitaba a sus sentimientos, aunque estar separados ya no era una opción para ambos. El lobo interior, alfa, gruñía con desesperación.  Solo deseaba, quería, anhelaba una cosa; marcarlo, pero no quería presionar al omega.

Besó los labios del pequeño y lo recostó a su lado.

Quería sentirlo a su lado solo eso.  Su respiración calmada, sus cuerpos unidos y algo diferente a antes...

Los dos querían estar juntos.