—A mí no me vas a engañar, sé que estabas con un omega.– refunfuñó.Había tratado de evitar esa platica durante días. De hecho, había evitado ver a su padre. Era despreciable para el rizado tener que soportarlo, le agradecía mucho lo hipócrita que había sido, si un padre ama acepta todo lo que un hijo quiera o desee.
A pesar del tiempo, el padre del rizado solo quiere que su hijo mayor este con una omega.
—Ya. Creo que sabes que soy homosexual, si tengo un omega aquí no debería ser una novedad.– dijo sin más.
No sorportaba sus acercamientos. Su lobo le tenía miedo, aún así gruñía. El pecho del rizado subía y bajaba con un leve ronquillo. No sorportaba el olor a alfa de su padre, nada de él.
—Estaba en celo, ¿Lo has marcado?–preguntó casi con decepción.
El rizado bufó.
—Lo que haga o deje de hacer es solo problema mío, Padre.– murmuró.—Ya puedes irte.–le señaló la puerta.
El más alto y con olor a líder, negó con la cabeza y abrió la puerta. Se encontró con un cuerpo débil bajo su entorno, olor a mentas y vergüenza de su ser. Solo tuvo que verlo; supo que ese chico era más de lo que aparentaba. Eso es algo que el rizado ya sabía, de hecho, sabe mucho más que nadie. El omega se encogió sobre sí mismo. El alfa sonrío victorioso; le gustaba imponer miedo o respeto. Sentía que era lo mismo para cualquier persona, pues le otorgaban lo mismo. El alfa entendió que ese omega era el mismo de aquel día. Sus ojos azules reflejaban inocencia perdida, sus labios escondían secretos, que ya el rizado había escuchado en una noche de pasión desenfrenada. El omega le había confesado todo en menos de lo que canta un gallo, y lo peor es, que no se sintió sorprendido o confundido.
El alfa sin más se fue, dejándolos solos.
Habían pasado algunos días desde el primer encuentro sexual del omega y el alfa. Los juguetes habían sido la solución por el omega durante los otros dos días de su celo, queriendo evitar al rizado.
Sin embargo, a su puerta llego. Queriendo besarle y abrazarle. Tenía ganas de todo, incluso matarlo. Su lobo aulló extrañándolo cada noche sin él y ni si quiera había sido una semana. El omega valientemente ignoró la ganas de que Harry le protegiese cuando vió el alfa. Venía muy distraído para poder persibir su olor, solo quería verlo a él.
El rizado sonrío con sorpresa al toparse con los ojos azules que lo habían perseguido por noches enteras. Cuando sus manos llegaron a su gran pene y las masajearon pensando en él, solo él. Sus labios y sus gemidos, en como calmó su torrente fuego dentro. Odió cada noche sin él, cada día sin verlo, pero no sabía como reaccionar con él ahora delante de sí.
Se maldecía, todo fuese diferente si tan solo estuviese la gran mancha en la piel de su cuello.
¿Cómo haría eso cuándo él sólo quiere ser alfa?
—Quiero hablar. –murmuró Louis seguro.
Harry asintió.
—Me gustas, Hazz.
El rizado sintió su cuerpo temblar, sintió su lobo interno aullar y brincar de emoción.
—Tú también me gustas, Lou.– respondió sincero.
Louis, sonrío para sí e internamente se dijo "¡Bingo!".
—Eso era todo lo que quería saber. –murmuró coquetamente.
—¿Para qué?–dijo Harry confuso.
Sentía mariposas. Si eso, pensó en sus manos rodeándo su pequeña cimtura y dando un beso en la frente del omega, pero fue otra cosa lo que sucedió.
—Para cumplir con mí deseo.
Y aunque el omega se abrió paso con un beso, enredando sus cortas manos en el cuello del alfa, luego de ponerse de puntas, dispersando cada duda con excitación. Sus palabras iban cargadas de doble sentido.
Ahora estaba confirmado, tenía lo que quería.
Al alfa enamorado de él.
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Kill the Alpha.
FanfictionKill the Alpha. [Terminada] "Harry Styles es un alfa. Louis Tomlinson quiere ser un alfa. La única opción que tiene un omega para ser alfa es; matando a uno. Louis, quiere matar a Harry."