Kill the Alpha.

3.

Una leve capa de sudor cubre la piel color avellana del mayor. Sus mejillas sonrojadas y su expresión de dolor insaciable, pero con un matiz de terror.

—Me olerá. –gimoteó con miedo

El rizado no sabía que hacer; no quiere dejar al castaño solo ni un minuto en su primer celo, pero inevitablemente su olor lo esta llevando a perder el control.

—No le contestaré y se irá. Es lo que haré.–le explicó.

Harry se quitó la ropa en un intentó de persuadir el olor del omega que en su bañera estaba, sufriendo un dolor agonizante.

—Me duele Harry...

Las lágrimas comenzaron a caer por su rostro.

—Shhhh, Calmate. Yo-yo te ayudaré, ¿Aceptas?–preguntó con cierto temor.

No sabía ni que respuesta quería escuchar.  Ambas le daban temor.  Temor de lo que sucedería luego.  Lo que sentiría...

El ojiazul aceptó sin dudarlo.

Quería salir de ese dolor, sentía ahogarse, quemarse.  Como si sus pulmones se oprimieran y la única manera era liberarlos entre gemidos de placer y lujuría.

Los golpes se habían cesado hasta no escucharse más, pero aún el rizado percibía el olor de su padre, aunque no tanto como antes.

—Un omega de veintrés años y su primer celo...-habló el castaño tratando de olvidar el dolor.

El rizado se metió en la bañera y quitó las últimas prendas del castaño, observó su piel tatuada.

Sonrío, hace una semana ni lo conocía y ahora le ayudaría con su celo.

—Me dices que pare si no quieres. No haré nada que no quieras, ¿Lo harás?

Louis asintió.—Hazlo... me duele.

El rizado le calló con un beso para evitar sus lágrimas.  Su lobo aulló con el contacto, sintió que poco a poco se apoderaba de él, pero lucharía por no perder el control.

Louis, abrió la boca dándole acceso al rizado.

Verde y azul, mezclados en una mirada llena de placer y lujuría.  El lobo del castaño aulla en desesperación; queriendo y necesitando más.

Dolor.

—D-duele.

Mencionó en el beso.  Harry, deslizó sus manos por los muslos de su mayor y se encontró con lubricante  natural del omega y agua.  Su ser se cubrió de la excitación, más de la que poseía.

Louis, notó los ojos verdes cambiar a más claros; amarillos brillantes.  No tuvo miedo, su lobo interno quería eso.  Es justo lo que necesitaba.

Harry se puso de pié y arrastró el omega hasta su cama.  La respiración de éste es entrecortada y su pecho sube y baja.

Lo que hubiera sido una caminata sin fin, lo llevó hasta la boca del lobo, literalmente.  Había terminado desnudo y entre las sábanas del rizado, junto su piel avellana con la piel blanca dibujada del rizado.  Ver los rizos mojados pegados a su rostro le hacía preguntarse como puede haber alguien tan hermoso en la tierra.

—Respira, Lou.–murmuró el rizado.

Abrió las piernas del mismo.  Besó sus muslos y poco a poco fue introduciendo un dedo.

—Ay Dios Mío.–gimió el castaño.

Harry, cerró los ojos tratando de contenerse.  Poco a poco penetró otro dedo más.

—Harry... más.

El ojiverde movió los dedos más deprisa, pero, sin embargo, el castaño seguía con la expresión de dolor.

—¿Sigue el dolor?–dijo con cautela.

—Quema. No respiro. Duele. Oh Dios. Gusta.

El alfa añadió otro dedo más, con la respiración agitada.

—No. Para. Así no.

Harry lo miró confuso.

—Quiero a tí. Hazlo tú.

El lobo interno se acomodó luego de dar un brinco de excitación y pasión.  Dudó por unos segundos. Quería hacerlo, lo deseaba.

—No me harás daño, lo sé.

Sintió escalofríos por la conexión.  Es como si el de ojos azules entendiera lo que pasaba por su mente.

Harry, asintió y se acomodó entre las piernas mejor. Cerró los ojos luego de darle un beso al castaño y lo penetró.

Por fin se sintió lleno, liberado. El castaño enterró sus uñas en la espalda del rizado sin vergüenza.  Ese acto hizo que el rizado perdiera por completo el control, su lobo estaba fuera, domando la situación con naturaleza.  Con su naturaleza.

La naturaleza de un Alfa.

Louis, vió sus ojos crubirse completamente de color amarillo, los gruñidos salieron fuertes y dominantes, casi sintió temor, pero él estaba siendo lleno, apartando el dolor que sentía por la bestia.  Por el alfa.  Por Harry.

En su mente no existían las dudas de cómo haría para matarle.  Lo tenía entre sus piernas y le estaba dando placer.  Mucho placer.

El rizado se movía bruscamente, soltando leves gruñidos cargado de excitación y por breves momentos los ojos se opacaban con su color verde esmeralda, pero no duraban ni una fracción de segundo.

El omega aullaba y gemía de excitación y liberación, tenía lo que deseaba.  Había esperado ver a el alfa desde hace una semana, extrañó su olor y ahora estaría impregnado de el. Su escencia.

El rizado olisqueó el cuello del castaño, sus movimientos estaban siendo fuertes y duros, estaba llegando y el castaño junto a él.  Pero, la boca del rizado en su cuello le hacía tensarse, lo apartó sin brusquedad dándole un beso en los labios al rizado para desaparecer cualquier duda de el ojiverde.

Entonces vió sus colmillos casi desgarrando su piel y sintió pánico, por leves momentos.

Él no quería ser marcado.

Él no quería ser un omega más.

Quería ser un alfa y para eso mataría a Harry Styles, sin inportar qué o cómo.

El rizado arulló su nariz con la del castaño y cerró los ojos cuando gruñió llegando a un potente orgasmo.  Se hizo grande, quedando atrapado dentro del castaño.

Se recostó a su lado abriendo los ojos, que indicaban que volvía a ser él.  Su respiración desigual y su músculos tensos.

Louis suspiró y undió su cabeza en la almohada.  Quería llorar, gritar de impotencia, por más que huyera, seguiría siendo un puto omega.

El alfa le sonrío y besó la mejilla del castaño. —No te preocupes...– susurró.—No debes estar comprometido o algo así. Yo no lo estoy.

Mintió. De nada había servido huír, no querer tener su olor cerca.

Su olor, ahora, estaba en su cuerpo.  Su escencia estaba dentro del castaño, y su lobo gruñía insatisfecho.

No podía olvidar y aunque hayan pasado unos segundos repetía cada escena en su mente.

Quería morderlo, marcarlo. Hacerlo suyo y muy dentro después del maratón de emociones, quería correr, no quería saber que es exactamente que sentía.