Parte 17

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-No- Rigby se separó para no caer en sus actos hechizantes- es tarde,ya dejalo.
Aunque estuvieran encerrados en el cubiculo,sentía la mirada penetrante de miles personas detras suyo.
-No puedes hacerlo- dice de modo suplicante.
-Mordecai...- el castaño intenta ordenar el caos que hay en su cabeza. ¿Qué esperaba para decir algo? ¿Por qué alargar más el sufrimiento? Ni siquiera debía decir algo,solo tenía que irse.
-¡No,no!- dice él agarrandose la cabeza.
-Basta.
-No puedes hacer esto,¡te quiero!- exclamó con una mirada cargada de desesperación.
-Lo siento- Rigby buscó a tientas el cerrojo y lo abrió para luego salir corriendo sin mirar atras en ningun momento.
Evitando ir a un lugar conocido,huyó como un cobarde,queria estar en un lugar desierto de alma y frío. Como era él en su interior.
El castaño subió a las aulas vacias de arriba y se encerró en uno de los armarios que servian para guardar lapices,papel y afiches.
Se quedó en la oscuridad,procurando tener su mente en blanco. Ya no quería pensar en nada,solo quería soltarse de todo lo que lo ataba.
Pero a pesar de saber que ya no vería a su peliazul favorito,una de sus grandes cargas en la vida,sentia que aún tenía una pequeña atadura. Una especie de hilo que estaba conectado hacía él,y que aunque su aspecto sea muy fino,siempre iba a estar ahi. Fuerte y resistente.
De repente,en su mente apareció la imagen de alguien con quien tenia que hablar urgentemente. Salió del polvoriento armario,y despues de sacudirse fue al club de las fujoshis.

-Más tarde-
-¡Rigby! ¡Hola!- Eileen quiso abrazarlo pero Rigby la esquivó antes de que pudiera tocarlo un poco.
-¿Alguien vio a Yeni?- preguntó,buscandola con la mirada.
-Estoy aquí- dijo levantando la mano y sacudiendola.
-Tenemos que hablar...
Afuera del club,la charla entre ambos se hizo más prolongada de lo normal. Rigby hablaba de sus inquietudes,miedos,preocupaciones y confusiones.
-No sé que hacer,es por eso que vine contigo,practicamente ya te tomé como una figura de familia,algo así como si fueras mi hermana- explicó.
-Que dulce,como consejo de hermana te dire esto: vive; deja atras todo lo que te preocupa,tienes una vida dulce y completa que te espera.
-Me siento un idiota por todo lo que pasa- comentó el chico de ojos dorados mirando el piso.
-¡Con esa actitud negativa no llegaras nunca al futuro dulce y luminoso!


Al salir de la escuela,Rigby se encontró con Jeremy,tomados de la mano fueron hasta su casa. El castaño tenía muchos pensamientos unidos,pero la mano fuerte que entrelazaba la suya,lo tranquilizaba. Tal vez no era tan malo si él permanecia a su lado.
Antes de que el menor entrara a la casa,puso los brazos alrededor del cuello del albino,y en puntas de pie se acercó para besarlo.
El beso abria pasado a mayores si no se hubieran separado por falta de aire.
-Te amo- le dijo Jeremy mientras acariciaba el rostro de su amado.
-Yo igual.
Dentro de la casa todo estaba a oscuras,el moreno se arrepentia de haber dejado que Jeremy se fuera a su hogar.
En la cocina vio una figura sentada,con las brazos apoyados en la mesada. El chico temeroso prendió la luz y vio a su madre con una mirada oscura y perdida.
-¿Mamá? ¿Mamá que pasa?
Su madre lo miró,parecia estar en un estado de embriaguez absoluto. Y estaba justificado: la mesada estaba con manchas de vino,y habia vasos de cristal rotos en el suelo.
-Vete de aquí,"hijo"- la última palabra lo dijo con repulsión,mirandolo con soberbia.
-¿Qué te pasa?- cuando Rigby intentó acercarse,su madre se levantó de golpe y se acercó a él lentamente. Como una fiera que intenta acercarse a su presa.
-Me has decepsionado- dijo en voz baja- creí que eras normal...
-No sé de que hablas.
-¡Callate!- gritó,pero luego parecia que habia recobrado la cordura -abrazame.
Fue más una orden que una peticion amorosa,pero aún asi su hijo lo hizo.
-Todo esta bien- susurró ella. Su hijo tenia miedo,sentia algo malo en aquella mujer.
-¡Rigby! ¡Rigby!- gritó una voz desde arriba. Era Don,y estaba en peligro.
El moreno intentó irse pero su madre lo tiró al suelo poniendose sobre él,intentó liberarse pero era imposible. Para alejarla le golpeó en el estomagó con su rodilla; buscó su celular que habia caido lejos,cerca del sofa.
La mujer agarró el tobillo de su hijo,haciendolo caer. A pesar de todo,el castaño se las arregló para arrastrarse,y tomar el telefono. Pulsó una tecla cualquiera sin pensar en si atenderian o no,sabia que el marcado rapido solucionaria todo.
Cuando se recibió el llamado,al otro lado se escuchaban forcejeos y un horrible grito proveniente de Rigby.

Mi enemigo,mi amante (Morby)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora