Capítulo 8—Decisiones. Parte III.
—¿Eres tu... Al... Alex? —dijo con su voz entrecortada.
—Si padre soy yo —contestó sin pensarlo.
—Puedes llamarme papá, ¿lo sabes cierto?
El padre de Alex lo abrazó, y le dio unas palmadas. A veces ese tipo de abrazos eran incómodos y no reflejaban lo que era un verdadero abrazo, pero este, era diferente.
—¿Cariño, estas ahí?
Escuchó, ¿Era la persona que pensaba que era? Ya era de noche, por lo cual la mujer no pudo ver muy claro lo que pasaba. Prendió un foco y este iluminó a padre e hijo en un momento muy emocional.
La mujer se acercó a los dos y examinó a Alex, luego de unos segundos, ella rompió en llanto y lo abrazó. Era el mismo abrazo, Alex no pudo contenerse y liberó una lágrima, que feliz salió de su amo y recorrió su rostro.
—Sabíamos que regresarías —dijo su madre. No se veía igual a sus sueños. Ella era realmente linda, en sus sueños tenía el rostro sucio al igual que su cabello, pero ella no era así. Tenía el rostro libre de maquillaje; su color natural. Aunque tenía gafas al igual que su padre, pudo notar sus ojos, eran color miel. Tenía el cabello recogido, a decir verdad su madre no se preocupaba por su aspecto, pero como no, si era realmente hermosa.
—Pasa ven —dijo su madre.
Alex los siguió y entraron a su casa. Un pequeño yacía en el suelo jugando con plastilina, se dio la vuelta al notar que sus padres habían vuelto, pero también notó que había un extraño con ellos.
Alex —el mayor— le dedicó una mirada a su yo más pequeño. Había aprendido que era una estupidez aquello de no encontrarse con una réplica tuya.
Una imagen atacó su mente. Era él de pequeño, recordando a aquel extraño entrar con sus padres. ¿Por qué lo recordaba ahora? Ese extraño, era el mismo.
—¡Esperen! —exclamó—, ¿Cómo sabían que era yo? —soltó.
Sus padres se sentaron e invitaron a Alex a tomar asiento. Después de unos segundos todos estaban reunidos en la mesa.
—No podemos decírtelo, quisiéramos, pero... simplemente no podemos —dijo su padre, se quitó las gafas y lo miró directamente. Sus ojos eran claros a diferencia de los de su madre.
—Sabíamos que ibas a venir, Alex. Pero compréndenos, no podemos decirte nada.
¿Ellos realmente estaban diciendo eso? La mayoría de las personas le ocultaban información ahora, sus padres también lo hacían.
—¡No, no! ¿No me digan que ustedes van a ocultarme la verdad?
—Tienes que entender —dijo su padre.
—Está bien, lo entiendo —mintió—, no he venido por eso. Necesito llevarlos a otro lugar, necesito salvarlos.
Su padre le hecho una mirada a su madre, estaban atónitos. Su padre hizo un gesto con el rostro, y justo después, su madre negó.
—Ven —dijo su padre.
Se levantó y tomó sus gafas, Alex lo siguió muy de cerca. Su madre se quedó al parecer a terminar la cena. Su padre fue el primero en cruzar la puerta de aquella habitación. Estaban en la pequeña biblioteca que tenía.
—Creo... que aún eres muy chico para entenderlo Alex.
—¿Entender qué? Ya no soy un chico ¡Quiero saber que está pasando!
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Guardianes del Tiempo: Desastre Temporal.
Science Fiction****Aviso de posibles spoilers*** Para leer esta novela es necesario que hayas leído la primera parte de la novela. Segunda parte de Guardianes del tiempo. Alex ha regresado al presente. Han pasado cinco años. Mapear era sólo el primer paso, ahora t...