Capítulo 33

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Al día siguiente la mansión Malfoy estaba algo inquieta, todos ya estaban despiertos y miraban que todo fuese bien para la búsqueda de la chica. Habían decidido formular el mismo hechizo localizador que habían utilizado un tiempo atrás para Lucius. Sabían que podía tardar pero tenían que hacer las cosas bien. Era efectivo.

Todos se encontraban en el gran salón desayunando mientras estaban atentos a lo que se encontraba en el centro de la mesa, era un mapa de todo Londres, en el cual saldría la localización de la chica. Allí se encontraban los amigos del chico, que se habían quedado allí por petición de la familia. Terminaron de desayunar y horas después aún seguían allí, mirando fijamente el mapa esperando que el hechizo por fin efectuase.

-Algo no va bien, tendría que haber salido hace rato.- dijo extrañada Narcissa levantándose de un salto del sillón, captando la atención de todos los demás.

-¿Qué pudo haber pasado madre?- preguntó algo alterado Draco mientras también se levantaba.

-No lo se, pero lo que es seguro que el hechizo es infalible, y tenía que haber encontrado a Hermione desde hace rato. - dijo ella muy segura. A esas alturas ya todos se encontraban de pie. Los amigos no decía nada, solo se mantenían al margen.

-Es algo extraño...- dijo Lucius acercándose al mapa para comprobar que estuviese bien.

-Esperen...- interfirió Pansy por primera vez.

-¿Qué?- Preguntaron todos a la vez.

-De acuerdo, yo pienso... este es un mapa de Londres, no sale por ninguna parte pero ¿y si... no se encuentra en Londres?- dijo ella mirándolos a todos mientras se encogía de hombros. A Narcissa se le plasmo el entendimiento en la cara.

-Eso es... Quizás lo que pase es que no se encuentre en Londres sino en otro lugar...- dijo quitando el mapa de la mesa y se fue. Al momento apareció por la puerta con un mapa algo mas grande entre sus brazos. Con ayuda de Astoria lo extendió sobre la mesa y conjuró el hechizo. Esperaron el tiempo necesario a que el hechizo funcionase y después salió una marca en color roja encima de un punto del mapa, todos se acercaron para ver el lugar que marcaba y vieron que estaba justo encima de donde ponía NUEVA YORK.

-Está en Nueva York...- susurró imperceptiblemente Draco. Pero todos pudieron oírlo perfectamente.

-Chicos recojan sus cosas iremos a Nueva York.- concluyó Narcissa.

-Espera mamá somos muchos para ir a Nueva York, es mejor que alguien se quede.- dijo Draco.

-De acuerdo, yo me quedaré- dijo Lucius -Así podré seguir con el papeleo que me ha quedado pendiente estos días pero no dudéis en llamarme si algo ocurre.- aclaró el rubio hombre.

-Yo también me quedaré por mi embarazo, no puedo viajar en estos momentos.- dijo Astoria. -Pero mantenedme al tanto de lo que pase.- dijo la chica sentándose en el sillón pues con su ya algo adelantado embarazo no podía estar mucho tiempo de pie porque le dolían las piernas.

-Yo me quedaré con ella, no puede quedarse sola y menos en este momento.- dijo Theo.

-Pues si no hay nadie mas que se quiera quedar, iremos nosotros cuatro.- dijo Draco.

-¿Cuándo nos iremos?- preguntó Blaisse.

-Mañana en la mañana.- Finalizó la mujer.

-Entonces no queda mucho, ya casi es la hora así que iré a coger lo necesario.- dijo Pansy dándole un beso a Blaisse y saliendo del salón dirigiéndose a la habitación de invitados en la cual se había quedado esa noche. Todos se fueron a hacer lo mismo, menos una persona que se dirigió a otro lugar.

-Me las vas a pagar todas juntas Bullstrode...-dijo Draco desapareciéndose a otro lugar.

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-Señorita Bullstrode, alguien quiere verle.- le avisó una de sus elfos a una chica que se encontraba mirando por la ventana de su habitación.

-Haz que pase a la oficina de mi padre ya que no está.- dijo sin prestarle mucha atención al elfo, y sin siquiera un poco de interés en saber quien era la persona que quería verle. Con pesadumbre se transportó a la oficina a esperar a su visitante. Poco después entró un hombre alto, cuando le vio no pudo evitar sonreír.

-Veo que no has podido olvidarme desde aquel día Draquito.- dijo ella levantándose de la silla y se puso frente al escritorio apoyándose con las manos.

-Por supuesto que no te he olvidado Bullstrode...- dijo el blondo mientras se acercaba a ella, con una actitud que hacía tiempo que no sacaba a relucir, exactamente desde que conoció a su esposa. La completa actitud de un arrogante Slytherin.

-¿Y qué deseas entonces querido?- se acercó a el en un intento de ser sensual, lo que ha Draco solo le dio asco.

-Vine a que me dieras algo que nadie mas puede...- se acercó el a ella preparándose para lo que tenía en mente.

-Lo que sea...- dijo ella susurrando acercándose ahora a sus labios.

-Solo deseo... VENGANZA.- dijo el para después sujetarle del cuello y levantarle los pies del piso.

-Su su suelta...me por... favor Dra...co.- suplicó la chica casi sin aire.

-¿Tienes la mínima idea de lo que hiciste Bullstrode?, ¿no la tienes?, yo te la diré. Por tu culpa mi mujer se ha ido...- la soltó en el suelo, el se acercaba amenazante mientras ella retrocedía, hasta que su espalda tocó la pared- se fue con mis dos hijos... ¿y todo porqué? porque tu, estúpida niña mimada, piensas que por haber cambiado puedes conseguir cualquier cosa que se te encapriche, pero no es cierto.No te quiero nunca mas cerca de mi familia, porque si no esta venganza se quedará corta a lo que te haría. Nunca me fijaría en ti... Eres una persona verdaderamente repugnante... Sectumsempra, Desmaius- le lanzó con su varita furiosamente.

Recitó unas palabras en un idioma extraño, uno que había estudiado desde que era niño. La chica volvió a ser como antes, era un hechizo irreversible, no podría cambiarse de aspecto jamás... Antes de irse se encargó de lanzarles un Obliviate a las personas que debía (incluido los elfos) y se marchó de forma sigilosa, como una verdadera serpiente...

-Venganza concluida...- dijo cuando salió de su casa, para después transportarse a su habitación, tenía muchas cosas que hacer mañana.

Enamorado de una MuggleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora