Capítulo 34

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Al día siguiente Draco bajó, se irían cuando los cuatro estuviesen listos. Se sentó en la mesa y un elfo le trajo El Profeta de ese día, lo leería mientras esperaba a Pansy, Blaisse y su madre. No se sorprendió tanto al leer la plana, lo que le había sorprendido era que lo hubiesen descubierto tan pronto.

Millicent Bullstrode ha sido agredida.

Según los medios la señorita Millicent Bullstrode ha sido terriblemente atacada. Sus padres le encontraron anoche tirada en la oficina de su padre cubierta de sangre y con diferente apariencia. ESTÁ COMO ANTES. Ahora mismo la señorita Bullstrode se encuentra internada en San Mungo sin daños graves, no recuerda nada de lo sucedido. Ella afirmó que nadie entró a la casa, al igual que los elfos, que también afirmaron que no habían tenido visitas de ningún tipo.

Todo el mundo mágico le da sus condolencias a la familia, atentamente

Rita Skeeter.

Draco sonrió internamente al leer el capítulo, no creía que esa arpía se fuera a volver a meter en su vida. Cuando terminó de leer se dio cuenta de que sus dos amigos ya bajaban, aparentemente no llevaban nada consigo, pero habían hecho lo mismo que Draco, lo habían reducido todo y se lo habían guardado en algún bolsillo de su ropa. Los dos amigos leyeron el artículo y hablaron entre ellos del tema, Draco no opinó o comentó nada al respecto, pero ellos no dijeron nada.

-¿Nos vamos chicos?- preguntó Narcissa entrando, ella tampoco llevaba nada.

-Si vayámonos.- dijo Draco levantándose rápidamente de donde estaba sentado. Estaba ansioso por ir a buscarla y poder regresar a casa con ella y Ethan y Scarlett. ¿cómo estarían?, no lo sabía pero pronto lo haría. Cuando todos estuvieron listos se cogieron de la mano y pensaron en Nueva York. Cuando terminaron de sentir un molesto retortijón en el estomago, abrieron los ojos, se encontraban justo en el centro de NY, pero en una calle solitaria, salieron de allí y se vieron en una transitada calle, en la cual había un hotel. Allí se hospedarían hasta que la encontrasen. La búsqueda no sería tan fácil pues sabían que estaba allí, pero no sabían exactamente el lugar.

-De acuerdo, iremos al hotel, dejaremos las cosas y nos separaremos para buscarla, así será mas eficaz. Si alguno la encuentra enviará un patronus. Y si no la encuentran regresaran al hotel.- Después de que todos asintieran fueron los cuatro al hotel y dejaron las cosas después de pedir tres habitaciones. Una para Cissy, una para Draco y la otra para la pareja. Salieron finalmente del hotel y se separaron. Lo difícil de la situación era que la castaña estuviese en algún hotel, establecimiento, casa... porque no era seguro que en esos momentos estuviese en la calle.

Los cuatro estuvieron buscando por todos lados, solo les faltaba mirar debajo del asfalto. Pero no habían tenido rastro de la castaña. Draco estaba algo desilusionado, pues tenía la esperanza de encontrarla ese mismo día. Pero en la vida siempre podía pasar cualquier cosa, el mundo no era una fábrica de conceder deseos. Draco estaba sentado en una plaza, mirando al suelo algo desilusionado pues estaba perdiendo las esperanzas. Se levantó y se dirigió al hotel, en donde todos ya se encontraban.

-¿No habéis encontrado nada?- preguntó mirándolos a todos. Los cuales solo negaron con la cabeza.

-Bueno, no nos deprimamos que aún tenemos muchos días por delante para encontrarla, vayamos a algún lado a cenar- dijo Blase intentando calmar un poco la situación.

-Eso es muy buena idea, vayamos.- dijo Pansy. cogiendo la mano del rubio y prácticamente arrastrarlo todo el recorrido hasta la calle.

-Yo una vez vine y hay un restaurante exquisito por aquí cerca- dijo la matriarca Malfoy caminando en una dirección, en la cual todos le siguieron. Llegaron a un elegante restaurante llamado "Praliné", por fuera se veía extremadamente bien, a la legua se notaba la calidad.

Entraron y pidieron la comida, Draco prácticamente no comía nada, la pareja y Narcissa hablaba pero él no hacía mucho caso a la conversación, pensaba y pensaba mientras solo daba vueltas con la comida, metiéndose el tenedor de vez en cuando en la boca. Realmente deseaba haberla encontrado ese día y ya regresar a su casa. Miró a una de las mesas y vio a una chica de espaldas que se le hizo muy conocida... Realmente le sonaba de algo ¿Quién era? no lo sabia, y no lo sabría hasta que esa persona casualmente se de la vuelta o se levantase porque no iba a ser tan osado de levantarse hasta allí solo para verle la cara. La chica poco rato después se levantó para salir del local y cada vez se le hacía mas conocida, su pelo, su forma de caminar...

Pero decidió no pensar más en eso, tenía asuntos mas importantes en los que atender.

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Hermione no sabía que hacía en un lugar tan costoso como ese. El hijo de la dueña de la librería que había conocido el día anterior llamado Roderick le invitó a un restaurante que según sus palabras era maravilloso. Se notaba desde kilómetros el interés del chico por ella, buscaba la mínima ocasión para insinuarse. Desde el día que le conoció no paró de repetir que adoraba los niños. Una absoluta indirecta muy directa.

El restaurante se llamaba "Praliné", y según su parecer tenía toda la pinta de ser muy caro y de rebosar calidad. Se sentaron en una de las mesas centrales, lo que hizo que la castaña se pusiera nerviosa. Además de que ya estaba preocupada por Ethan y Scarlett, pues a pesar de que Rogelia (madre de Roderick y dueña de la librería) le caía muy bien y confiaba totalmente en ella, nunca había dejado a sus hijos a cargo de nadie.

Era mas que claro que a ella Roderick no le interesaba, pero para empezar una nueva vida también tenía que conocer mas hombres ¿No?. Mientras el le hablaba de algo, notó como alguien tenía la vista clavada en su espalda, pero no sucumbió a mirar para atrás, poco rato después dejó de sentir esa sensación para su suerte, pues si hubiese durado un poco más inevitablemente se hubiese girado.

Cuando terminaron de cenar se levantaron de la mesa, y por un momento lo volvió a sentir "¿Porque a mi?" se preguntaba ella algo intimidada. Dieron una vuelta por la calle bajo la noche de NY, ella no decía nada estaba nerviosa. Hacía tiempo que no salía a solas con un chico, después estaba Draco, Pero el... el no era Draco. No decía que Roderick fuese un hombre feo o nada atractivo. Todo lo contrario era muy apuesto, a muchas chicas ese pelo negro y esos ojos color esmeraldas las volvía locas. Pero a ella no, su debilidad desde hacía algún tiempo eran los rubios de ojos grises... su rubio de ojos grises... bueno, ya no era suyo.

-Verás Hermione... tú me gustas desde que mi madre nos presentó y... a mi no me importaría criar a los niños contigo...- dijo el titubeante.

-Mira Roderick. Agradezco que aceptes a mis hijos, pero yo... aún amo a mi marido, al padre de mis hijos. Tu me caes bien y me gusta que seamos amigos pero... yo no siento lo mismo.- dijo ella mirándole a los ojos firmemente, haciéndole saber que hablaba completamente enserio.

-De acuerdo, al menos lo tenía que intentar...- dijo el sonriendole. -Pero esperaré todo el tiempo que sea necesario Hermione.

-De acuerdo.- dijo ella sonriendole de vuelta. -¿podemos ir ya a tu casa?, quiero buscar ya a Ethan y Scarlett, nunca los había dejado con nadie, porque siempre estaban conmigo o con Draco y... se me hace extraño.- dijo ella.

-¿Draco? ¿Se llama así tu marido?- preguntó el.

-Si.- le aclaró, pues el no sabía el nombre del rubio.

-Ah, vale. Pues entonces vamonos si estas inquieta.- le dijo el comprensivo.

-Gracias. Por cierto, es cierto lo del restaurante, es una comida deliciosa.

-Te lo dije Hermione, llevo muchos años viviendo aquí- le dijo el con una sonrisa seductora de broma mientras le abría la puerta del coche con una exagerada reverencia. Hermione rió mientras entraba en el coche del chico. Por un momento, pero solo por un momento el rubio había salido de su mente.


Enamorado de una MuggleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora