Capítulo 21

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Dos meses después Hermione no podía no moverse, ese último mes no había tenido ataques de ningún tipo, pero de todas formas no podía hacer nada, tenía un abultado vientre que parecía que ya estuviese de 9 meses, pero bien sabían que eso no era verdad, solo habían transcurrido 2 meses y tres semanas, la próxima semana salía de cuentas. Draco casi no tenía poderes, solo podía hacer lo básico y aún así le costaba lo suyo realizarlos, Hermione cada vez se sentía más débil, no había salido de la cama en semanas y seguro que cuando se levantase no podría caminar, se sentía algo agarrotada pero nada podía hacer, lo hecho hecho estaba y no había tiempo de arrepentimientos, aunque realmente no se arrepentía de nada, ansiaba que esos pequeñines inquietos que estaba en su interior por fin saliesen a la luz. Cuando fueron al medico por ultima vez le habían dicho que eran mellizos, y así creció la esperanza de Hermione, la esperanza de que al menos uno saliese idéntico a su hermoso y rubio padre, y Draco realmente también lo deseaba, pero en su opinión quería una niña con el pelo igual de indomable que su madre, o esos ojos castaños que a pesar de ser de un color común tenían un brillo único y especial.

Draco no se encontraba en la casa, estaba trabajando en las oficinas, pues no podía estar tanto tiempo sin trabajar pues podrían echarlo, pero Hermione lo había dejado definitivamente, sabía que si llegaba a allí, comenzarían con las preguntas de las cuales no quería dar respuesta, algo que resultaría sumamente sospechoso para todos. Draco insistía e insistía en que si pasaba algo que lo llamasen inmediatamente, aunque de igual manera Lucius lo recogería allá, pues no disponía de suficiente poder para transportarse.

Narcissa y Lucius estaban constantemente con Hermione, estaban preocupados por ella, porque al igual sabían que la hora estaba próxima. Y ahora se encontraban ellos tres en la habitación de la pareja, la castaña estaba despierta y cada uno se encontraba a su lado.

-¿necesitas algo de beber Hermione?- le preguntó Narcissa, la veía muy pálida, ojerosa y para estar embarazada estaba delgada, lo único grande que se encontraba en su cuerpo era su embarazado vientre, casi no podía respirar y le costaba trabajo abrir los ojos. Pero ellos no podían interferir más en el embarazo, solo le daban alguna que otra poción por la noche para dormir.

-No, gracias Cissy- dijo casi sin voz.

-bueno chicas, yo me voy a buscar a Draco, ya tiene que haber salido- dijo Lucius despidiéndose de ambas, con un beso en la frente a Hermione y uno suave en los labios a Narcissa, porque sí, su relación había vuelto a ser como mucho antes, como si fueran dos adolescentes, y ahora estaban mas unidos, por su hijo y su nuera, a ambos le preocupaban la pareja.

Lucius se desapareció y solo quedaron las dos mujeres, aunque mas bien una y media porque Hermione se encontraba ausente, había perdido el sentido de la orientación. Narcissa le dio una de sus magnificas pociones del sueño y por fin para suerte de la castaña se dejó dormir, había dejado de sentir el dolor. La rubia mujer salió de la habitación y se fue al salón a esperar a los dos hombres. Le pidió amablemente un Té a la elfina y se sentó en el amplio sofá. Estaba metida en sus pensamientos hasta que ellos llegaron.

-Hola madre- dijo dándole un beso en cada mejilla.

-Hola Draco- le respondió.

-¿como se encuentra? ¿sigue igual?- preguntó preocupado, ahora Hermione y sus hijos eran su prioridad.

-no hijo, está peor. esta muy pálida, ojerosa, no puede casi respirar y le cuesta abrir los ojos y hablar, además para estar embarazada de dos está delgada, es como si esos bebés le absorbieran la energía.

-¿y si en el momento que vaya a dar a luz sigue débil? ¿eso no podría hacer que muera?- preguntó Draco asustado.

-Eso es algo que no podremos saber hasta que llegue el momento hijo.- intervino Lucius, los dos le miraron. -pueden pasar muchas cosas ese día- volvió a decir el elegante hombre con sinceridad.

-Espero que todo salga bien.- dijo Draco rogando a todos los dioses que oyeran su suplica.

-Señores Malfoy. - dijo una elfina entrando al salón. Era la elfina que siempre cuidaba de Hermione cuando ellos no estaban en la habitación.

-¿que pasa Elbereth?- preguntó extrañada Narcissa.

-La chica está en labor de parto.- dijo la elfina, y todos rápidamente subieron a la habitación. Tenían que llevarla a San Mungo enseguida.


Enamorado de una MuggleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora