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Al día siguiente, me levanté temprano y me di una ducha, el champú del hospital me dejó el pelo hecho un desastre, así que me hice una trenza y me puse la ropa que había encima de la cama.

Me deslicé sin hacer demasiado ruido por los pasillos hasta llegar a la habitación de Matty.

-Cómo no, siempre de negro, hasta durmiendo. -Dije sentándome a mi lado.

-No me gusta la ropa del hospital y le pedí a G que me trajera algo de casa. -Sonrió. -¿Estás lista?

-Sí, bueno.

-¿Qué te pasa?

-Nada, es sólo que no quiero dejarte.

-Pero volverás, ¿no?

-Sí, y tú... ¿estarás? -Titubeé.

-Siempre.

-No hagas promesas de las que no estás seguro.

-Eh, ven aquí. -Me acercó más a su pecho y me abrazó. -¿De verdad crees que no estoy seguro?

-No lo sé.

-¿Qué tengo que hacer para demostrártelo?

-No lo sé...

-Joder, no sigas, ya lo sabes, joder.

-¡No!, ¡no lo sé, ¿vale?!, no sé si estarás aquí cuando vuelva, no sé si seguirás queriendo esto, no sé si crees que merece la pena, pero, si no lo haces, déjame ir, no me hagas daño... -Sentí las lágrimas arder en mis mejillas.

-No voy a hacerte daño, nunca más. -Hundió la cara en mi pelo y me besó la sien. -Confía en mí.

-Prométemelo.

-Te lo prometo.

De repente George irrumpió en la habitación.

-¿Estás lista? -Dijo con desdén.

-Sí. -Me levanté.

-Eh, una cosa más. -Dijo Matty agarrando mi brazo. -Por favor, ten cuidado, ¿vale?

-Lo tendré.

// por ti, por mi // 2 //Donde viven las historias. Descúbrelo ahora