Me levanto abriéndome paso entre la multitud buscando mi camino de vuelta a la sala, ya que Brooklyn recibió una llamada y tuvo que salir fuera para poder hablar, me dijo que era mejor que la adelantase y nos encontrásemos en la sala.
Entró en un pasillo de paredes rojas con dibujos obscenos, pero divertidos, un montón de chicos están besando a sus parejas como animales, me río, y sin darme cuenta me choco con un chico que estaba saliendo de alguna puerta. Sus ojos son tan verdes y puros, parece que almacena miles de imágenes de bosques en ellos.
-Perdona, no miraba por donde andaba. -Dice como excusa y yo asiento. -Tienes algo pegado ahí. -Señala uno de mis flecos y veo un chicle.
-¡EWWW! -gritó asqueada. - ¡Qué asco, como me quito yo ahora esto!
-Ven, déjame. - Se acerca y lo despega con facilidad. -Hecho.
-Gracias. -Digo con una sonrisa.
Me desea una buena noche y asiente en modo de despedida.
-Que chico más amable. -Pensé.
Me dolían los pies de andar con los tacones, logré divisar las puertas metálicas de la sala, entre y los tiré sobre uno de los sofás.
-¿Y Brooklyn? -Menciona George sin ni si quiera mirarme.
-¿Y Matty? -Digo yo con el mismo todo.
-Ha bajado a buscarte.
-Brooklyn fue a atender una llamada, estará ya de camino. -Digo y él vuelve a centrar la mirada en su bebida.
Marina y Dani se ven tan lindos.
Creo que de tanto bailar, o de la emoción, se quedaron dormidos. Marina tiene sus pies encima de su regazo y está tumbada mientras que él tiene los ojos levemente cerrados y descasa su cabeza contra la pared.
-Madre mía lo que duramos eh. -Espeto en tono burlón.
Decido dejar los tacones en la sala y vuelvo a salir a buscar a Matty y de paso a Brooklyn, si la veo.
El ambiente de la discoteca se me vuelve más pesado, hace calor y la música es repetitiva.
-¡Hey!, ¿has perdido tus zapatos? -Dice una voz detrás de mí.
-No, estoy buscando a alguien. -Giro y me encuentro con sus puros ojos verdes.
-Me llamo Dylan, te puedo ayudar, si quieres. -Dice estrechando mi mano.
-Eres muy amable, pero no quiero fastidiarte la noche.
-He venido con unos amigos y me han dejado colgado por sus novias, me aburro bastante a decir verdad, y estaba a punto de irme... Pero si no quieres está bien.
-Bueno, en ese caso, ¡genial!, gracias por ofrecerte.
-¿Y a quién buscamos?
A medida que caminamos le voy hablando de Matty y también charlamos un poco sobre su vida, es una persona muy agradable.
-Escúchame, tengo que presentarte a una amiga, creo que os llevaríais bastante bien. -Digo pensando en Steph.
-Vale, me parece genial, si quieres un día podemos salir los cuatro, digo con tu novio incluido, y ir a ver una peli o algo, me has caído bastante bien, la verdad. -Dice y sonrío.
Seguimos caminando sin resultado alguno, me canso y me entran ganas de ir al baño, así que se lo comento y decide acompañarme y esperar fuera.
Me meto al enorme baño de señoras y me miro al espejo, arreglo un poco mi pelo y me meto en uno de los baños, cierro la puerta y de repente oigo gemidos, risas y voces que me resultan un tanto... ¿conocidas?
Salgo del baño y camino un par de puertas en cuclillas intentando no hacer ruido, y escucho.
-Me gusta cuando me haces eso. -Escucho una voz femenina. -Es muy... -Gime. ¡Es Steph!
No me puedo creer que se esté tirando al barman. Suelto una risa silenciosa y estoy a punto de irme cuando escucho su voz.
-Estás preciosa sudada. -Gime Matty.
Y algo dentro de mi parece caer y convertirse en millones de pedazos. Pedazos que cortan y duele.
Vuelvo a acercarme a la puerta con pies temblorosos y la abro con brusquedad.
-Ma... Matty... -Mi voz se rompe.
Él se aparta bruscamente de ella intentando subirse los pantalones y me mira.
-Leila... No... Joder...
Mis ojos me escuecen.
-No deberías de haber visto esto. -Dice Steph en un susurro.
Se me revuelve el estómago.
-No deberíais haberme hecho esto. -Digo yo con toda la firmeza posible.
-Te lo mereces. ¿Qué?, he dicho la verdad, eres una zorra, siempre acaparando a todos los chicos y robándome a mis ligues. -Ríe sarcásticamente. -¿En serio pensabas que me agradabas?, nunca me has agradado, siempre me has dado asco, nos hiciste un favor cuando desapareciste todos esos meses, a ver si te animas, y desapareces para siempre.
Se levanta y baja su vestido.
No puedo creer lo que estoy viendo, o lo que estoy oyendo, Steph es mi mejor amiga, o lo era...
Intento convencerme de que es todo un mal sueño, me froto los ojos e intento decir algo, pero mi voz no sale.
-¡Cierra la boca!, Leila, cariño... yo te amo... no sé que estaba pasando... tomé demasiado... -Masculla Matty atropelladamente.
Elevo la mano formando un gesto para que pare de hablar, la habitación me da vueltas, el corazón se me encoge y siento cómo sangra en mi interior.
Soy una estúpida. Nunca debí haber confiado en él, ni en Steph, ni en nadie, ¿amor?, ¿desde cuando se supone que duele tanto?, ¿por que me duele tanto?
Matty intenta acercarse a mi y yo retrocedo.
-No voy a hacerte daño...
-Para siempre. -Le tiro el anillo en la cara, hablo con dolor, sintiendo como cada palabra me apuñala y un sentimiento frío corre por mis venas. -No quiero volver a verte, jamás volverás a verme.
Giro con rapidez, camino con decisión aún sintiendo como me tiemblan las piernas, me dirijo a la puerta cuando le veo, Dylan ha estado ahí todo el rato, lo ha visto todo...
Me abre la puerta y sale detrás de mí.
-¿Estás bien? -Titubea.
-Sólo sácame de aquí, por favor. -Digo entre sollozos y comienza a faltarme el aire.