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-¿Mamá?

-Dime, cielo. -Dijo desde la otra línea.

-Ya estamos aquí, vamos a coger un bus y llegamos, ¿te traigo algo?

-No hace falta, venid vosotros y ya soy feliz.

-Te quiero, Mamá. -Sonreí.

-Nos vemos en nada. -Dijo ella.

Llegamos a mi casa algo cansados ya que no dormimos casi nada la noche anterior.

-Matthew.

-Dime.

-Si quieres fumar, en la terraza, mi madre no soporta el olor, nada de marihuana, nada de meter mano, nada de bromas guarras y nada de sexo.

-¿Nada de sexo?

-Nada.

-Vale adiós. -Cogió su maleta e hizo ademan de abrir la puerta.

-Adiós. Vale no, vuelve. Es que quiero dar buena imagen a mi madre hace meses que no la veo...

-Te entiendo, no te preocupes, pero cuando estemos solos si te puedo meter mano, ¿no?

-Pffff...

-Vale, vamos. -Dijo él.

Llamé al timbre y detrás de la puerta me esperaba mi madre con una sonrisa enorme, la abracé y dejé que saludase a Matty con otro abrazo mientras pasaba dentro.

-¡Vaya!, tu casa es flipante, y tu madre es genial, ¿qué son todos estos adornos?, es temática árabe ¿verdad?

-Sí, es que soy árabe, esos adornos los traje con mi padre cuando viajaba con él de pequeña.

-No me lo mencionaste.

-No me lo preguntaste, además, mi propio nombre es árabe.

-Ya bueno, de todos modos -se acercó a mi oreja y presionó su cuerpo con el mío- Que seas árabe me pone mucho más, ya decía yo que ese culo no era caucásico y tus ojos tienen rasgos árabes también. -Dijo en voz baja.

-¿Te he dicho ya que estas enfermo?, sí, seguro que lo he hecho. -Dije apartándome de él.

-Te quiero.

-Ya lo sé. -Dije entrando en mi habitación. -Ven, deja tus cosas, vas a dormir aquí.

-¿Es tu habitación? Tienes un montón de libros, ! y hasta discos de green day!
¿te conté que con trece años fui a un concierto suyo y me subieron al escenario?

-¡No me lo creo!, te odio, no me hables, fuera de mi casa.

-Lo siento, no te conocía, perdóname. -Dijo falsamente.

-Vamos a comer, anda. -Dije riendo.

Matty comió un montón y no paraba de alabar a mi madre por la comida, lo cual me resultó bastante divertido.
Recogí la mesa mientras Matty y mi madre hablaban, se cayeron muy bien desde el principio, lo cual me gustó.

Preparé café y ellos siguieron hablando mientras yo llamaba por teléfono a mis amigas para vernos.

-Hola nena. -Dije con voz de camionero.

-¡Leila! -Dijo Stephy desde la otra línea -¿cómo estás?, ¿estas ya en españa?, tenemos que vernos.

-Estoy genial y sí, tenemos que hacer una fiesta, ¿que tal si llamas a los demás, vienes a mi casa y organizamos algo y así hablamos?

-Me parece genial, pero mejor si la hacemos en mi casa, porque esta vacía y tengo piscina. -Dijo con tono sexy.

-Estás loca, me parece genial, vale, planéalo y me avisas.

-¿Sí?, guay, luego te llamo.

A Stephy le encantaba organizar fiestas, era literalmente, el alma de la fiesta.
Era genial tenerla como amiga.

Volví al salón y Matty y mi madre seguían hablando como viejos amigos.

-Bueno, veo que os lleváis bien, voy a salir a dar una vuelta y comprar un par de cosas, os dejo solos.

-Vale, adiós. -Contestó Matty sin prestarme atención.

Di una vuelta por las calles y compre un par de helados de galleta, me los comí enteros.
Vi a una señora sentada en un banco y sin saber por qué me recordó a Marie.
Me gustaría haber podido despedirme de ella.
Pero sé que ella lo entendería.
De alguna forma sé que nos volveríamos a ver.

// por ti, por mi // 2 //Donde viven las historias. Descúbrelo ahora