Matty y yo salimos de la mano encaminados a la enorme piscina que reflejaba un tono azulado etéreo sobre el césped, las tumbonas y el resto del ambiente.
Por suerte, se habían puesto a jugar al beer pong y todos se metieron a dentro dejándonos solos en la piscina. Era luna llena y iluminaba el ambiente al igual que algún par que otro de nubes negruzcas y doradas.-Ven. -Dijo Matty acercando mi cuerpo al suyo y envolviéndome en sus brazos. -Sigo sin poder creer que estés aquí, conmigo. -Se sentó y me sentó en su regazo mientras jugaba con mi pelo. -Sigo sin creer que de verdad me ames... -Dijo con tono triste y alejando la mirada.
-Lo hago. -Cogí su cara entre mis manos y vi cómo se reflejaba el brillo blanquecino de la luna en sus pequeños ojos azabache. -Ojalá pudiese explicarte con palabras lo mucho que lo hago. Te amo tanto que me aterra, te amo de tal forma, que me aterra... -Dije sintiendo un nudo en la garganta.
-¿Qué te aterra? -Dijo él dejando suaves besos por mi pelo.
-Todas las personas que me he permitido amar, desaparecen. Me aterra lo mucho que te amo y que tú no lo hagas de la misma forma. Me aterra perderte porque me perdería en el proceso. No quiero perderte. -Dije entre sollozos. -Nunca. Y sé que no todo es para siempre, pero soy una egoísta de mierda, quiero tenerte o morir.
-El rollo Shakespeare me pone mucho. -Dijo riendo. -A mi me aterra que encuentres a alguien mejor y te des cuenta al fin de que no valgo nada en realidad... -Dijo suspirando fuertemente. - Nunca podría dejarte, eres el jodido aire que respiro, no te haces idea de cuánta falta me haces. -Me besó la sien. -Te amo tanto que no podría vivir en un mundo sin ti...
-O a lo mejor es que estás muy borracho. -Reí.
-¡Borracho de amor!-Gritó. -Nunca se está demasiado borracho, jamás sería capaz de vivir sin ti. Te amo, ebrio y sobrio. Siempre. -Susurró.
Dejé un beso tierno en sus labios antes de levantarme y quitarme la ropa hasta quedarme solo en ropa interior.
-¿Nadas?
-No, se me estropearía el pelo. - Dijo fingiendo preocupación.
-Venga ya. -Puse los ojos en blanco. - Si tú no quieres a lo mejor al chico moreno de ojos verdes de la barra le apetece...
Se levantó corriendo y me empujó al agua, caímos los dos abrazados y el seguía vestido.
-Vas a empapar el coche. -Reí.
-Baila conmigo.
-¿Sobre qué?, si no hay música.
-Imagínatela, no seas aguafiestas. -Rodó los ojos.
-Vale, vale... -Reí.
Bailamos bajo el agua helada hasta congelarnos por completo, salimos, me puse mi ropa y decidimos dejar la fiesta sin despedirnos de nadie.