¡Hola-Hola! Sábado y yo cumplidora, jaja en fin aquí la onceava parte espero les guste.
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Tan pronto abro mi ojos un brillo cegador me hace cerrarlos de nuevo y tan pronto puedo abrirlos la incapacidad de mover mis brazos, piernas, mi tronco o incluso la cabeza acompaña el resplandor. Estaba nuevamente en la habitación y esta vez no había personas hablando solo un silencio inquietante.
Ni siquiera Manuel esta presente. Intento hablar, pedir ayuda, pero mi lengua no responde, esta dormida como cuando los dentistas tienen que usar anestesia al sacar una muela, forcejeo un poco y nada se mueve, en cambio solo logro lastimarme donde cintas se aferran a mis muñecas y tobillos, mismas que atraviesan de un lado a otro todo mi cuerpo, pasando por mis rodillas, cadera y hombros, manteniendome bien atada y fija a la camilla... camilla, no había cama esta vez, solo aquella camilla sin colchón, solo frío metal contra mi cuerpo.
¿Por qué estaba allí? Comienzo a cuestionarme una vez mi mente y cuerpo se han rendido ante la idea de luchar y ante aquella posición incómoda y vulnerable, recordandome a las películas de terror o bien de esas donde doctores enfermos daban choques eléctricos en la cabeza a pacientes con la firme idea que eso curaba la locura. Un escalofrío recorre mi espalda, ¿Acaso era eso lo que harían conmigo? Manuel tenía pinta de sádico y era doctor y yo paciente y estaba loca.. ¿Y si tal vez?... No. No necesito esto.
Alejo el pensamiento de mi cabeza y me obligo a pensar en otra cosa, Qué era lo que había hecho para merecer... no, ¿Cómo alguien podría merecer aquello? Ser castigada a estar alli, si, era la palabra correcta y entonces caigo en cuenta Yo no había hecho algo para estar allí, yo no golpee a nadie, yo no armé un alboroto, no había motivos para estar allí. Y sin embargo allí estaba, atada a una camilla de metal frío, a la que le habían arrancado el colchón, pues no solo estaba en la habitación sino que me habían quitado cualquier "lujo" en aquel lugar brillante y frío en medio de un silencio inquietate.
Intento pensar en el último momento antes de despertar atada y lo recuerdo, el caos, los gemelos, Aydan y el golpe, después siendo empujada a través del pasillo con Diana al lado y luego ordenandole parara y después nada, absolutamente nada y solo un vacio se extiende por toda mi cabeza y comienza a dolerme.
La ansiedad recorre mi cuerpo, necesito moverme, ¡yo no tenía que estar atada! Y en eso algo chirría y una puerta se abre.
-¿Has despertado ya?-Pregunta una voz que no conozco, es fresca y peligrosa, desvío mis ojos hacia la voz pero no puedo mirar de donde viene por la fuerza de las cintas que agarran fijamente mi cabeza.
"¿Quién eres? ¿Dónde estás?" Intento preguntar pero sigo sin poder hacerlo, comienzo a frustrarme, ¡Maldita sea! Gritó en mi mente y la camilla se mueve y da un giro, abro mis ojos ¿Qué ha sido eso?
-Veo que has mejorado-Dice la voz, puedo escuchar su lápiz escribir rápidamente en el papel, es el mismo sonido que me es obligado a ver y escuchar en mis sesiones con Manuel, no entiendo lo que dice, ¿A que se refiere? ¿Mejorar en que exactamente?
-¿Ha despertado ya?-pregunta una voz que si reconozco, Manuel está ya en la habitación y un tintineo lo acompaña.
-Lo hizo y está consciente-dice la otra voz de mujer.
-Muy bien, inicia las pruebas-dice y en su voz hay algo que me alarma, tal vez si me darían choques eléctricos, el miedo se apodera de mi y la adrenalina corre por mi venas, necesito moverme.
-Necesitamos estés tranquila, Dana-dice la mujer y ahora puedo verla, esta a un lado de mi, es alta y delgada, demasiado delgada diría yo y sin embargo un rubor le impregna las mejillas y un extraño brillo cubre sus ojos color avellana, me mira de una forma que no puedo interpretar como ternura o lástima.
"Sueltenme" imploro asustada con la esperanza de que mis ojos transmitan el miedo y al parecer funciona pues ella no aparta sus ojos cuando me dice.
-Eres especial y debemos mirar dentro. -dice sin más apretando mi mano en un gesto ¿Alentador? ¿Solidario? Lo que sea su apretón me alienta y un extraño hormigueo asciende por mi brazo desde mi mano justo donde ella apreto y me siento tranquila y un poco mareada, no entiendo que está pasando pero al menos no tengo miedo y es aún más extraño. No entiendo a que se refiere con mirar dentro pero a mi cabeza parece no importarle.
Sonrío o al menos lo intento y ella habla.-Está lista
-Empecemos las pruebas-dice Manuel poniendo su mano sobre mi frente -Dolera un poco-susurra mirándome a los ojos y la tranquilidad que me invadió un segundo antes se desvanece y mi corazón se acelera.
-¡Manuel no necesitamos eso!-exclama la voz de la mujer, puedo escuchar sus pasos cerca y entonces el sonríe.
-Vuelve a tu lugar, el miedo es importante en ella.-responde con una voz tan fría que corta.
-Pero...
Y entonces los choques eléctricos comienzan y puedo sentir como mi cerebro se fríe.
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¿Les ha gustado? Espero que si dejenme sus comentarios, me encanta leerlos y me sirven de mucho.
¡Hasta el siguiente capítulo!
XOXO
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My suicide.
Teen FictionAlguna vez te has preguntado ¿Cómo sería si no existieras? Yo sí, me lo he preguntado a diario, todos los días de mi vida, desde que tenía doce, todo comenzó cuando a los nueve años intenté suicidarme. Sí, nueve años de edad y ya había atentado cont...