La luz de la ventana proyectaba sombras de los objetos a mi al rededor, los chicos nuevos me miraban impasibles, desde que había llegado a sentarme a mi nuevo lugar y su mirada se había posado en mi ya no la habían quitado de encima.
Mis manos habían empezado a sudar desde entonces y esperaba que a Dana no le molestara la mancha de sudor que mi mano había dejado en su lugar vacío.
Ya habían pasado seis días desde la última vez que la había visto... justo, justo aquel dia que ellos, habían llegado.-Raycleff ¿Se encuentra bien? -preguntó una enfermera acercándose a mi, un guardián la seguía. Por su mirada supe que lo hacía de nuevo, mire mi cuerpo sudoroso y la escarcha cubría ya gran parte del suelo, justo donde mis pies tocaban.
-¿Quiere que llamemos a Manuel, o lo arrastremos a su cuarto?-preguntó el guardia, era gracioso el termino que utilizaban para llevarnos a la habitación, arrastrar, como si de animales se tratara.
-No, debe ser por el nuevo medicamento, o por la chica que está bajo experimentación, ya sabe usted que estas personas pueden sentir sufrir a uno de los suyos. Dejemoslo tranquilo-dijo mirándome con advertencia-si se pone violento intervendremos-me dio un golpecito en la cabeza y regresó a su lugar mientras que el guardián no apartaba la vista de mi, a veces en esos momentos agradecía poder solo congelar y no leer la mente. Ya tenía demasiadas preocupaciones e imaginaciones mortales en mi cabeza.
-Ian, tranquilizate-susurró Aydan en mi oído detrás de mi, odiaba cuando hacía eso.
-Eso intento, Aydan-le susurré de vuelta, sin embargo la escarcha no dejaba de salir.
-Bueno, no parece-dijo sentándose a un lado mio, justo en el lugar de Dana, le lancé una mirada de reproche pero sólo sonrió con desdén.-No estará aquí pronto y lo sabes, además por si no te diste cuenta ellos ocupan mi lugar.
-¿No darme cuenta?-bufé-¡no han dejado de mirarme!-exclamé entre dientes sintiéndome cada vez más fuera de control. Apreté las manos contra el tapiz del sillón y comencé a contar cada objeto en la habitación, tenia que controlarme, mantener todo dentro, no podía entender como todos lucían tan tranquilos, mientras que yo me estaba descontrolando. Miré a Aydan que como si nada sacaba su libro y leía, totalmente ajeno a lo que me pasaba, o conociéndolo, tal vez me ignoraba.
Levanté la vista y allí estaban ellos mirándome.
-¿Cómo es que no estás golpeandolos?-escupi mirándolos con desdén, por un momento me imagine congelando su cerebro y me pareció divertido hasta que la escarcha comenzó a subir por los muebles cercanos a mi.-Ian, basta estás armando mucho revuelo.-dijo Aydan que bajaba su libro e intentaba tocarme, sus ojos negros engullendo mi descontrol. Poco a poco la escarcha fue desvaneciéndose e incluso el sudor de mis manos había parado.
-Gracias-logré susurrar justo antes de que el guardia de apenas un rato se acercara por detrás y me jalara del asiento con una facilidad increíble.
-Creo que hoy no es tu día Raycleff-dijo con malicia mientras me jalaba del brazo izquierdo con demasiada fuerza, un poco más y podía sentir mi brazo luxarse, miré de vuelta hacia donde estaba Aydan buscando que sus ojos me liberaran de lo que me esperaba, pero ya no estaba, en el lugar donde debería estar dos chicos idénticos me miraban.
*****
Y pues es todo, si muy poco para los dias que no publique más.
Pero mi inspiración no es nada buena últimamente.
Espero esto les guste creo ya se a donde va mi historia. (Si, no sabia)
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My suicide.
Teen FictionAlguna vez te has preguntado ¿Cómo sería si no existieras? Yo sí, me lo he preguntado a diario, todos los días de mi vida, desde que tenía doce, todo comenzó cuando a los nueve años intenté suicidarme. Sí, nueve años de edad y ya había atentado cont...