Mi infancia en mis primeros años podía describirse como la mejor, no tengo recuerdos de haberme sentido mal, después de todo era pequeña, ignoraba muchas cosas, sin embargo la recuerdo bien, nada malo ni demasiado feo para tener marca, hasta los 5 años todo fue muy bien, lo que me marcó sucedió después...
Fue desde allí que recuerdo solo cosas feas.Mi pesadilla comenzó despues de ver algo terrible.
-¿Cómo van a descubrir algo mal en mí? ¿Qué pretenden hacerme?- pregunté nerviosa mientras me miraba el brazo morado, la piel parecía muerta, estaba crispada y dura. El dolor comenzaba a ser más y más intenso, la adrenalina comenzaba a abandonar mis venas.
-Ya veremos la manera, aunque podemos descartar que eres uno de nosotros.- Dijo Ian dirijiendo su mirada a mi brazo. - La dejaste muy mal, el tejido parece ya muerto
-No pude controlarme- Susurró mirándome en disculpa, una mirada y ya... apenas podía mover el brazo y ¿solo eso? Ignoré la forma en que me miraba y retrocedi dos pasos.
-¿Y qué son ustedes?- pregunté con la imagen de las bolas de hielo sobre sus manos, aún nítida en mi cabeza.
-El doctor nos llama Freezers, hacemos hielo- explicó ante mi cara de desconcierto.
-¿Cuántos de ustedes hay en este lugar?- pregunté abrazándome con el brazo bueno, el otro lo sentía tan pesado y dolía las lagrimas me surcaban el rostro del dolor pero necesitaba saber, ya no podía pensar solo eran historias de locos... no después de la bola de hielo en su mano, no después de la pelea de Manuel y Aydan, no después de mi brazo... y menos despuesde que yo misma había atravesado por ello... Manuel aún no sabía que era yo... pero estaba allí porque era especial.
-¿Cuántos?- preguntó para si mismo mientras se detenía a pensar. Miró a Diana que se encogió de hombros. -Supongo que bastantes, al menos en nuestra sala diaria, hay 12.- dijo encogiendose de hombros también. Doce eran muchos para mi, sin embargo para ellos era lo más normal como si fueran personas ordinarias y no personas capaces de congelarte un brazo.-En realidad ser un freezer es muy común, hay demasiadas personas que son capaces de eso y ni siquiera lo saben. Yo no supe tenía este don hasta que Aydan me encontró.
-¿Desde...cuando él está del lado de Manuel?- pregunté concentrandome en lo que más me costaba asimilar.
-Aydan no está del lado de nadie, solo de su propio lado, pero puesto que lo odia igual que todos nosotros... supongo que nuestro aunque en realidad sea suyo. Creo es más que nosotros estamos de su lado y no él con nosotros.-trató de explicar.
-¿Desde cuando Aydan esta con Manuel?
-Desde siempre... a lo que sé.- dijo en un susurro Ian mientras miraba al suelo. - Él no habla mucho... pero el primero de nosotros ha platicado... Aydan era un niño apenas cuando lo encontraron y Manuel no debía tener más de 18 años.
Tan pequeño ya había estado en manos del doctor... ¿Qué tanto le había hecho?
-Un niño...-susurré aquello ya era demasiado, la habitación comenzó a darme vueltas el dolor ya era mucho.
-¿Qué rayos hacen el pasillo hablando tan cómodamente? -preguntó la voz fría de Aydan e inmediatamente una imagen de él, de niño vino a mi mente su cara más regordeta y esos ojos negros de largas pestañas mirando a un Manuel que le gritaba. Su niñez había sido arrebatada como la mía.
-¿Dónde está Manuel?-pregunté con miedo.
-En su oficina, recuperándose- dijo sin más, su brazo colgaba flácido a su lado igual que el mío, hasta ese momento pude mirarlo con atención, sus labios sangraban y cada vez que hablaba escupía gotitas de sangre.
-Aydan... por Dios ve a ver a Madelaine.- dijo ian acercándose a él, Aydan inmediatamente alzó la mano y lo miró irritado -¿A dónde crees me dirigía?
-¿Madelaine?- pregunté.
-Si, nuestra única Healer. También deberías ir tu también ella arreglará tu brazo- dijo y entonces Aydan notó el color azul de mi brazo y miró a Ian Furioso.
-¿Sabes cuánto me cuesta encontrar a cada jodido de ustedes para que la destrocen en un momento? ¡Ustedes no buscan!- explotó yéndose contra Ian con lo que parecía un golpe certero, sin embargo el cansancio de su cuerpo fue demasiado pues a la mitad del trayecto se desmayó y cayó en un golpe sordo.
Sin decir nadie nada de la impresión, Ian corrió a ayudarlo seguido de Diana quien entre los dos lo cargaron, los brazos de Aydan sobre los hombros de ambos y comenzaron a medio arrastrarlo
-Ven con nosotros, Madelaine te ayudará.
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My suicide.
Ficção AdolescenteAlguna vez te has preguntado ¿Cómo sería si no existieras? Yo sí, me lo he preguntado a diario, todos los días de mi vida, desde que tenía doce, todo comenzó cuando a los nueve años intenté suicidarme. Sí, nueve años de edad y ya había atentado cont...