Especial 6

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—Papá —llamó la voz del pequeño Aob, cuando Day e Itt llevaron a sus dos hijos al aeropuerto, ya que iban a viajar a Japón con Roman, Keith, Nan, Mac, Nick y Neil. Al llegar al aeropuerto, personas del equipo de Roman los guiaron para encargarse de la documentación, pues viajarían en un jet privado. Luego, llevaron a la familia de Day y a los demás a encontrarse con Roman en la sala VIP dentro del aeropuerto. Cuando llegaron, Aob vio a Roman y corrió hacia él de inmediato.

—¿Creciste? —preguntó Roman, inclinándose para abrazar a Aob, antes de tomarlo y sentarlo a su lado.

—¿Ya saludaste a todos? —le preguntó Itt a Aob, quien entonces saludó con las manos a Roman, Keith y los guardaespaldas de Roman. Todos adoraban a Aob y eran muy cariñosos con él.

—Papá, pero… —el pequeño Andá, al ver a Roman, también lo llamó.

—¡Oh, el pequeño príncipe de Ted! —dijo Roman con cariño, antes de pedir que le pasaran a Andá.

Day colocó a Andá en los brazos de Roman, y el niño puso ambas manos en las mejillas de Roman, se inclinó y le dio un beso en los labios, mientras se reía suavemente.

—¡Dios mío, Roman se va a quedar sin dinero! —bromeó Nick al ver a su sobrino coqueteando con Roman. Roman sonrió en respuesta.

—Aob, tú nunca le das un beso así a papá —le dijo Roman al pequeño Aob.

—Aob ya es grande —respondió Aob. Roman rió alegremente.

—Todos pueden buscar algo para comer. Falta aproximadamente una hora para que podamos abordar —dijo Keith. Entonces, Day invitó a todos a tomar algo de comida y sentarse a comer, llevando a Aob con él. Mientras tanto, Andá seguía sentado con Roman.

—Aob, ¿te molestaste con papá porque jugó con tu hermano? —intentó preguntarle Nan al sobrino mayor. Aunque apenas tenía tres años y algo, Aob ya entendía un poco sobre emociones y sentimientos, como la rabia y la decepción.

—No —respondió Aob.

—¿Por qué no? —volvió a preguntar Nan.

—Porque papá ama al hermano y también ama a Aob —respondió Aob. Day e Itt sonrieron al oír eso, pues ya le habían explicado eso a su hijo cuando Roman conoció por primera vez a Andá. Pero Roman nunca ignoró a Aob; lo seguía amando y mimando como antes.

—Muy bien, hijo —dijo Day, acariciando la cabeza de Aob. Luego, tomaron comida y regresaron a la mesa, que estaba en una zona privada donde se encontraba Roman. Al llegar, Andá seguía coqueteando con Roman.

—No para de hablar, ¿verdad? —comentó Keith riendo, porque Andá estaba conversando con Roman.

Roman entendía algunas cosas, otras no, y Keith tenía que ayudar a traducir. Cuando Roman intentaba hablar con los guardaespaldas, Andá usaba ambas manos para sujetarle las mejillas y traerlo de vuelta para seguir hablándole. Keith y los guardaespaldas se reían, incluso Roman se divertía.

—¿Andá está haciendo alguna travesura? —preguntó Itt.

—No, pueden comer tranquilos. Yo me encargo de Andá. Por cierto, Andá, ¿ya comiste? —preguntó Roman.

—Sí, solo falta que Aob coma aquí —respondió Itt, antes de llevar a Aob para que se sentara y comiera con ellos.

—¿Dónde nos vamos a quedar? —preguntó Mac, ya que aún no sabían dónde se hospedarían.

—En la casa de un amigo mío —respondió Roman. Al principio, todos pensaban que se quedarían en un hotel.

—El clima está empezando a calentarse, pero todavía hace frío para los niños. ¿Preparaste ropa de invierno para ellos? —preguntó Roman.

LS (DB) 5Donde viven las historias. Descúbrelo ahora