Especial 4

1K 92 67
                                        

— ¿Van a salir otra vez? — se escuchó la voz de Gear cuando bajó del cuarto por la mañana y vio que Day e Itt se estaban preparando para llevar al pequeño Aob y al pequeño Andá a pasear.

— Vamos a llevar a los dos a la cafetería de P’Nam — respondió Itt con una sonrisa.

— Creo que es más el papá de los niños el que quiere ir, ¿no? — bromeó Gear.

Desde que tuvo hijos, Itt seguía comiendo los pasteles que tanto le gustaban, pero con menos frecuencia. Y cuando lo hacía, era a escondidas, porque no quería que Aob le pidiera también. Todavía no querían que los niños comieran dulces.

— Ah, hace tiempo que no vamos. Queremos pasar a saludar — respondió Itt. Ya había llevado a Aob cuando tenía poco más de un año, antes de que naciera Andá. Nam ya había visitado a Aob y a Andá en casa, pero hacía varios meses. Así que Itt quería llevar a los niños a pasear y también tomar fotos, ya que Nam había redecorado el lugar con muchos rincones lindos para fotos.

— Voy con ustedes — dijo Gear.
— Entonces ve a bañarte y arréglate — respondió Day, ya que todavía no tenían prisa por salir. Gear corrió de regreso a su cuarto para avisar a Night y prepararse para ir con ellos a la cafetería de Nam.

[...]

— ¡Llegaron los sobrinitos de la tía!
La voz entusiasta de Nam resonó cuando el grupo de Day entró a la cafetería y ella justo estaba en el mostrador.

— ¡Hola, chicos! — saludó Nam antes de mirar a los dos pequeños. — ¡Aob ha crecido un montón! ¡Y Andá también! ¿Se acuerdan de la tía? — preguntó Nam a Aob, que en ese momento estaba mirando curioso a unos niños tras una vitrina.

— Aob, hijo, saluda a la tía Nam — dijo Day. El pequeño Aob se giró y saludó a Nam de inmediato.

— Vamos a sentarnos primero — los llevó Nam a una zona más reservada y trajo los menús. — Itt, tengo pastel especial para niños, ¿quieres que Aob pruebe un pedacito? — sugirió Nam.
— Está bien — aceptó Itt, aprovechando también para pedir comida y postre para él.
— Y para el pequeño Andá tengo varias frutitas. Ya voy a traerle algo para que coma — dijo Nam mientras todos hacían sus pedidos.

Luego le pidió a Itt cargar a Andá y se lo llevó al mostrador. El pequeño fue sin protestar, porque Nam lo atrajo con una fresa.

— ¡Bienvenidos! — saludó Nam a otros clientes que entraban a la cafetería.
— ¡Ahhh! — respondió Andá al instante, mostrando con orgullo la fresa que tenía en la mano a los clientes, que lo miraron con ternura y sonrisas.

— Nuestro hijo es bien sociable, ¿eh, Day? — comentó Itt riendo al ver a Andá recibiendo a los clientes.

— Papá, Aob va a ver al hermanito — dijo Aob.

— ¿Ya no vas a comer más pastel? — preguntó Itt al notar que su hijo solo había probado una cucharada.
Aob negó con la cabeza.

— ¿No viste la cara que hizo, Itt? — dijo Night riendo — En cuanto lo probó, hizo una cara de escalofrío igualita a la que hace Phi Day cuando come algo dulce.

— ¿No te gusta el pastel, hijo? — preguntó Itt curioso.

— No me gusta — respondió Aob directamente. Al probar la crema del pastel, sintió un sabor raro, un poco incómodo, así que decidió que no le gustaba.

— Definitivamente es hijo de Day — dijo Itt, algo resignado. Day esbozó una leve sonrisa.

— Es hasta mejor que no le guste, así no se vuelve adicto a los dulces. Aob, pídele frutita a la tía Nam, ¿sí? — dijo Day, ya que Aob aún disfrutaba mucho de las frutas.

LS (DB) 5Donde viven las historias. Descúbrelo ahora