sinopsis.

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La música estaba muy alta, y a las personas a mi alrededor no parecía importarle. No es que no me gustaran las fiestas, es solo que tenía el presentimiento de que algo malo pasaría. Desde que llegamos a la secundaria un hormigueo en el cuerpo me recorrió de pies a cabeza, y mi corazón empezó a latir muy rápido, pensé que se pasaría al ver que ya estábamos dentro del gimnasio y todo era más seguro, pero de hecho se hacía mas fuerte cada vez. Llegue con Laila hace unas horas, pero realmente quería irme. Estábamos hablando con los chicos, o en realidad, yo estaba fingiendo que lo hacía, no podía concentrarme en sus conversaciones por más que lo intentara, pero no quería arruinar la noche de la fiesta de bienvenida de Laila, ella no merecía pagar por mis raras supersticiones. Peter reía de algo que había dicho Laila, no sabía que era lo que había dicho. Podía sentir miradas preocupadas de mi mejor amiga, pero yo solo le sonreía para tranquilizarla.

—¿Te pasa algo, Halia? —Los ojos verdes de Peter me miraban preocupados, y yo negué con la cabeza.

—¿Por qué lo dices?

—Desde que llegaste no has hablado mucho, y tú nunca te callas —Reí ligeramente, era cierto.

—Creo que solo necesito aire fresco —Mentir hacía que mi garganta doliera.

—Puedo acompañarte si quieres, Halia —Laila estuvo a punto de pararse, pero negué de nuevo.

—No es necesario —Le sonreí y antes de que pudiera decir algo, salí corriendo de ese lugar.

Al salir del gimnasio, el sentimiento desapareció y pude relajarme un poco. Tal vez solo era la música alta y estar alrededor de tantas personas. Camine alrededor de los pasillos vacios, y pare en el jardín de la entrada de la escuela, toda la vida había tenido un amor incondicional a las plantas y animales, y podía sentir su esencia desde metros de distancia. Se también cuando habrá una tormenta o simplemente el olor en el aire en los inviernos me dicen los días en que nevara y los días que no. Sé que es algo que no todos pueden hacer, pero nunca pensé que sería algo muy serio hasta que cumplí catorce años e hice hervir el agua solo con tocarla. Practicaba mis poderes en la tina, hacia pequeños remolinos en el agua, y algunas veces levantaba toda el agua de la tina que caía como una cascada sobre mí mojando todo el baño. Desde ese momento supe que tenía que tener mucho cuidado con mis acciones, porque cualquier persona que se diera cuenta de lo que puedo hacer podría hacerme daño. Me concentre en las plantas, tocándolas y sintiendo el calor que desprendían mis manos cada vez que estaba cerca de la naturaleza. Sentí de nuevo el cosquilleo en mi cuerpo y mis latidos se aceleraron, me di la vuelta y la presencia de un chico alto, con su cabello castaño claro, y la piel muy pálida me fatigo. Sus ojos eran dorados, y pude sentir el hambre en ellos. El no es una persona normal, ni siquiera debe ser humano.

—¿Qué quieres? —Mi voz sorpresivamente sonó firme.

—A ti —Sonrió, y al ver sus dientes, pude ver como sus colmillos salían a la luz.

No puede ser posible.

—¿No eres tan valiente ahora?

—Aléjate de mí...

Una oscuridad me recorrió el cuerpo, dándome una fuerza que no sabía que poseía, adrenalina recorrió mi cuerpo y sentí que podría levantar un auto con un solo brazo. Corre, corre. Una voz que salió de lo más oscuro de mi mente me hablo, y, sin importar de donde había salido decidí hacer lo que me pedía, alejándome de la criatura que hasta hace unos pocos minutos pensé no existía.

When The Sun Goes Down.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora