xiii.Millones de voces se juntaban en mi cabeza, haciéndome sentir exhausta, un dolor de cabeza agonizante me acompañaba. Tratando de deseperezarme frote mis ojos y con una voluntad increíble logre sentarme, por último, decidí finalmente abrir mis ojos. Descubrí que estaba en una habitación completamente vacía, con paredes blancas al igual que cada una de las cosas que ahí se encontraban, fruncí el ceño. Extrañada mire a mi alrededor preguntándome el porqué había escuchado millones de voces anteriormente.
Me levante de la cama en la cual me encontraba, para descubrir así que me habían cambiado de ropa a una mucho más ligera y por supuesto limpia. Llevaba puesto un vestido amarillo que resaltaba en la habitación al ser el único color que allí se encontraba, me hallaba fuera de lugar, con semejante silencio incluso podría escuchar el sonido de la sangre al correr por mis venas. Perturbada intente buscar una puerta por la cual poder examinar que era lo que estaba sucediendo. El tic tac de un reloj de pared —igualmente blanco— parecía contar cada uno de mis movimientos, empecé a desesperarme al ver que por ningún lugar podía encontrar una puerta, camine hacia las ventanas con el tic tac del reloj a mis espaldas, realizando un conteo infinito. Tic tac, tic tac. Las ventanas como debí suponerlo estaban cerradas. Parada en la mitad de la estancia cerré los ojos, mi corazón latía con la misma intensidad que el tic tac del reloj.
Un malestar me invadió de arriba abajo al igual que una punzada en el pecho que conocía demasiado bien, ahora asustada, sin poder respirar correctamente abrí mis ojos, sin darme cuenta estaba jalando el pequeño vestido amarillo que alguien me había prestado. Un golpe seco se escucho en la habitación, que por si fuera poco, realizo así un eco, penetrando aun más en mis oídos. Lance un grito ahogado, tapando mi boca sin poder evitarlo. El puntazo se hizo más fuerte y el miedo aumento mucho más. Sin embargo, el cansancio no me dejaba realizar absolutamente nada. Pasos se escucharon tras de mí, el pánico no dejaba a mi cuerpo responder, decidí calmarme pues podía ser cualquier persona.
— ¡Boo! — Unas manos tocaron mis hombros y como era de esperarse otro grito se escapo de mis labios.
Di la vuelta y me encontré con unos ojos azules ya demasiado familiares, respire hondo y forcé una sonrisa que en realidad decidí no forzar mucho mas.
— ¿Podrías por favor parar de hacer eso? Juro que pensé que me habían secuestrado y...— Me interrumpí debido a la incomodidad que me producían los ojos de Hades sobre mí en cada minuto, la manera en que me miraba como si supiera mis más oscuros secretos. — ¿Pasa algo?
Hades sonrió esta vez, sentándose en la cama en la que hace unos minutos me encontraba. Hizo un ademan que indicaba que me sentara a su lado y eso hice, manteniendo la mayor distancia posible.
— ¿Me tiene miedo? — Hades rio por unos segundos, luego añadió: — Acércate mas, no muerdo a ninfas.
Si, volvió la sonrisa ladeada. ¿Podre sobrevivir a esto?
Me acerque parsimoniosa, tratando lo más posible de ignorar la energía extraña que sentía cada vez que estaba cerca de él.
— Listo, ahora ¿responderías mi pregunta? — Arquee una de mis cejas, obligándome a retomar la compostura y mi carácter.
— Pues, querida Halia, pasan tantas cosas que no sé por dónde empezar — Hades pauso por unos momentos para luego continuar. — Solo que hay algunas cosas que solo a ti puedo decirte porque sé que tus amigos no confían en mi así como yo no confió en ellos.
Extrañada trate de acomodarme mejor en el lugar que me encontraba, pues algo me decía que esto duraría mucho.
— ¿De que hablas? ¿Y los chicos? ¿Dónde estamos? —Sin poder evitarlo cada pregunta salió una tras otra sin siquiera pensarlo.
— Cálmate, hadita, respondo una por una. No me bombardees — Me señalo, estaba decidido a continuar cuando lo interrumpí.
— ¡No me vuelvas a decir hadita! No lo soy...
— Lo que digas, hadita, los chicos están con la manada, resulta que ni tu ni yo somos muy bienvenidos en esa casa — Hice una mueca debido al último comentario.
— ¿Dónde estoy? — Pregunte aturdida debido a la ausencia de color.
— Este es mi departamento, estamos en la habitación de invitados exactamente. Mi habitación no estaba lista para visitas aun — Hades se encogió de hombros.
Su expresión cambio a una expresión sombría y supuse que había recordado porque estábamos aquí, yo me encontraba preparada para escuchar cualquier cosa, pues últimamente nada eran buenas noticias.
— Como sabes, yo lo escucho todo, así que decidí espiar un rato a tus amigos. Dicen que hay una localización donde supuestamente estamos nosotros (los vampiros) reunidos y tienen decidido atacar el lugar, eso, hadita, es completamente falso. Si estamos reunidos en un lugar, pero de hecho, no es aquí en Frederick. No todos saben que estas aquí, la mayoría de los vampiros son lo suficientemente egoístas como para no decir nada tampoco y esperar a capturarte ellos mismos sin ayuda de nadie. La gran mayoría aun cree que estás en algún lugar de Washington, pero es obvio que la voz se correrá tarde o temprano. Ahora viene lo importante y por favor quiere que te prepares para lo que vas a escuchar, ¿bien?
Sin poder decir alguna palabra debido al shock, solo asentí.
— Bien. El maestro conoce a tu padre, de hecho, está vigilando a tu padre constantemente, tenemos un plazo de un mes para encontrarte y llevarte solo con vida a sus brazos, si no, el se llevara a tu padre y lo usara en tu contra para torturarte. De hecho corre el rumor de que estoy viéndote, eso quiere decir que yo también estoy en peligro de morir — Hades suspiro, pasando sus manos por su abundante cabello azabache.
La realización llego a mí como una bala incrustada en mi corazón, matarían a mi padre si no me encontraban. Todos estábamos en peligro, cualquier persona que esté cerca de mi está en peligro, tengo que alejarme de todos o entregarme. Me entregare, ¿está bien? Me entregare y todo esto acabara. No había descubierto que estaba llorando hasta que Hades se acerco a mí y me rodeo con sus brazos. Decidí no apartarlo, realmente necesitaba apoyarme en alguien. Sentía que si Hades llegaba a moverse entonces yo caería en un vacio que nunca terminaría, en un hoyo negro lleno de problemas de los cuales estaríamos pagando injustamente. En un mundo perfecto yo sería una chica normal y no tendría estos malditos poderes, en un mundo perfecto nada de esto existiera, mama estuviera con vida, en un mundo perfecto...
— ¿Qué le harán a papa? — Sollozando trate de que las palabras no se enredaran en mi boca.
— No lo sé exactamente Halia, pero estoy seguro que serán cosas horribles — Hades limpio una lagrima que caía por mi mejilla con su dedo pulgar.
— Un mes — Susurre mas para mí misma. — Yo...
— No vas a entregarte, ¿entiendes? No sé que son capaces de hacerte porque no tengo idea de porque te están buscando, pero eso es algo que averiguare más temprano que tarde. Aun tenemos treinta y un días desde hoy, antes del invierno estaremos acabando con ellos. No cometas una locura, hadita — Hades me acaricio el cabello.
Hare un plan, pero no voy a escucharte, no dejare que le hagan daño a papa. Seque mis lágrimas y me levante de la cama con una fuerte necesidad de volver a casa y seguir durmiendo. Algunas veces las cosas solían ser muy duras.
— ¿Una carrera a casa? — Arreglando mi cabello, le pregunte a Hades.
— Se lo que intentas — Hades se acerco a mi oído sus labios rozaban esta, su aliento me estremeció. — Dame diez días, solo diez, te daré más información y luego decides que harás. Solo no te entregues.
Dicho eso, dejando mis piernas temblorosas, Hades desapareció en un abrir y cerrar de ojos.
Realmente voy a extrañarlo.

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When The Sun Goes Down.
FantasyHalia Zondervan es una adolescente normal, o al menos intenta serlo. Toda su vida ha ocultado un secreto el cual ha aprendido a manejar muy bien. En la noche de la fiesta de bienvenida de la secundaria Halia ha sido atacada por un vampiro, cambiando...