ix.
Los árboles frondosos pasaban como reflejos verdes por el vidrio del auto, la carretera bajo nuestros pies se movía igual de rápida, negra y rugosa. El efecto de adrenalina había pasado lento y doloroso, el dolor de mis brazos y mi mejilla había intensificado de una manera significativa, al girarme pude observar a Peter el cual estaba a mi lado, o en realidad, sobre mí. Los hombres lobo se curan sumamente rápido, pero necesitan tiempo y espacio, sobre todo para una herida tan horrible como la de Peter. Su cabeza estaba en mis piernas, acariciaba sus mejillas las cuales estaban sonrojadas, sus labios rosados y en forma de corazón estaban ligeramente abiertos, su cabello castaño claro no se cortaba desde hace mucho y en este momento estaba pegado a su frente debido al sudor. Mirándolo de esta manera, era muy atractivo. El beso era lo que realmente me preocupaba, al ver a Peter y aceptar el hecho de que estuve a punto de perderlo mis actos me llevaron a besarlo, como si con ese beso pudiera revivir y curar todas sus heridas. Desearía poder hacerlo, pero luego cuando el abrumador horror había pasado recordé que él podría curarse por sí solo. Lo había arruinado, le había dado falsas esperanzas y el realmente no lo merecía.
Me concentre en el camino de nuevo, tratando de pensar acerca de todo lo que se me fuera posible y poder olvidar el extraño poder que entro en mi mente que incluso cuando pude destruir aun siento, como un eco permanente que nunca me dejaría en paz. Luego de este día, nunca volvería a ser la misma de antes. Estaba rompiéndome y el suceso de hoy solo había sido otra grieta. Mientras miraba el camino completamente vacío pude sentir la agonía de un ser vivo en la carretera, me sobresalte, eso nunca antes me había sucedido. Nos estábamos acercando más y podía percibirlo, podía sentir cada terminación y latidos lentos de un animal. No sabía porque supuse que era un animal pero simplemente lo sabía. A unos cuantos metros, una mancha blanca estaba en medio de la vacía carretera. Un gato. Una desesperación me recorrió el cuerpo y no podía encontrar mi voz.
— Paren el auto — Mi voz sonó dañada, siendo un simple susurro que nadie logro escuchar.
Nos estábamos acercando aun mas, podía sentir el dolor y la agonía del pequeño gatito, tenía que hacer algo.
— ¡Paren el auto! — Mi tono de voz fue fuerte exaltando a todos los presentes en el auto.
— ¿Por qué? ¿Qué pasa? — Daemon el cual iba manejando disminuyo la velocidad, sin embargo, el auto no había parado aun.
— ¡Para el maldito auto! ¿No escuchas? — Mi alteración se hacía presente a medida que la agonía del pequeño animal me recorría.
El auto freno bruscamente, haciendo que el impacto nos arrebatara hacia el frente. Abrí la puerta del auto y salí corriendo hacia el gato que se encontraba delirando en medio de la carretera. Seguro un bastardo lo había atropellado y se había dado a la fuga, como si el pequeño gatito solo hubiera sido una pequeña piedra en el camino, me llene de impotencia. Podía sentir los pasos a mí alrededor pero ya la energía que surgía de mi cuerpo me estaba siguiendo como un campo de fuerza, siendo una burbuja que me aislaba de todo lo demás. Un pequeño calor se extendía a mi alrededor no podía sentirlo, pero lo sabía, era todo un hecho. Me acerque al pequeño gatito, el cual levanto su cabeza y sus ojos azules me miraban, esperando algún tipo de ayuda. Me inquietaba saber y sentir lo que el gato pensaba, no sabía cómo podía lograrlo, no sabía cómo podía siquiera comunicarme lo único que sabía era que estaba haciéndolo y que al tocar el gato y acunarlo en mis brazos mientras revisaba su cuerpo sentía los huesos rotos y sabía que tenía una hemorragia interna. Era una completa locura, pero de mis manos un resplandor verde creció parsimonioso, tocando al gato. Cerré los ojos y podía ver —o imaginar que veía, no lo sabía— como los huesos del gato se unían, como la hemorragia cesaba y todo eso era por mi toque, yo, Halia Zondervan, estaba salvando la vida de un gato con solo tocarlo y colocar mis energías en el. Podría cambiar el mundo, yo podría...
ESTÁS LEYENDO
When The Sun Goes Down.
FantasyHalia Zondervan es una adolescente normal, o al menos intenta serlo. Toda su vida ha ocultado un secreto el cual ha aprendido a manejar muy bien. En la noche de la fiesta de bienvenida de la secundaria Halia ha sido atacada por un vampiro, cambiando...