chapter 12.

16 1 0
                                    

xii.

El dolor de mi brazo era demasiado fuerte como para poder soportarlo, deje de sentir que estaba allí desde hace muchos minutos, pero el dolor era algo que no podía sacar de mi mente. Era constante, fuerte, agonizante. No podía ver nada, no sabía dónde estaba, no podía sentir nada. Todo se encontraba negro, si así se sentía morir entonces no es tan interesante como decían. De hecho era escalofriante, desesperante, aburrido. Siempre pensé que al morir vería a mi mama, ella me diría que por fin podríamos estar juntas, sin embargo, esto no se parecía en nada a lo que esperaba que seria. Pero así siempre son las cosas cuando esperas mucho de ellas, te decepcionas.

En realidad, estoy segura que aun no he muerto, tal vez este en esa especie de nada donde tu alma sigue con vida, tal vez realmente existe la vida después de la vida o simplemente soy paranoica. ¿Estoy ciega entonces? La ansiedad que sentí luego de ese pensamiento me inquieto, y, por primera vez desde que estoy en este tipo de limbo, pude sentir algo. Mi corazón latía demasiado fuerte y rápido, cada latido con más dificultad que el otro, sabía que estaba sudando y que de hecho, tenía fiebre. No podía dejar de temblar, mi cabeza dolía y poco a poco empecé a escuchar. Había gente a mí alrededor, tal vez demasiada, cada palabra que emitían se escuchaba demasiado fuerte, demasiado dolorosa, como si cada persona estuviera en mi mente y todos estuvieran gritando. Eventualmente, tal vez este alucinando, técnicamente hablando, seguramente la espina contuviera veneno y este imaginando que todo esto está sucediendo y si es así realmente quiero despertar. AUN NO PUEDO VER, no sabía si mis ojos estaban cerrados o abiertos, pero quería volver a mi realidad.

Sentí un cosquilleo en mi mano, o en lo que supongo que es mi mano, estaban acariciándome, era un sentimiento que conocía bien. De hecho, sabia de quien provenía, quería corresponderle, quería entrelazar sus dedos con los míos, su tacto frio enviaba una energía electrizante por todo mi cuerpo, casi no podía soportarlo. Me sentía asustada, porque estaba disfrutándolo, porque realmente quería sentirlo. Yo no podría. Los ojos cristalinos que menos espere ver pero que no espere disfrutar tanto entraron en mi campo de visión. Finalmente abrí mis ojos, finalmente pude volver a la realidad y con esa realidad entraron todos los pensamientos coherentes también, es imposible que pueda sentirme atraída o incluso querer que me toque, es en lo que menos debo estar pensando. Sin embargo, estaba sucediendo, Hades estaba frente a mí, y el pensamiento de quererlo nunca realmente paso por mi mente hasta que actualmente descubrí que lo hacía.

Apartando esa realización de mi mente, no podía soportar mi cuerpo, de repente se sintió muy pesado para mí. Estaba acabada, no había otro modo de describir como me sentía, de hecho, quería volver al estado en que estaba antes. Cerrar los ojos y dormir, dormir, dormir...

— ¡Halia! No lo hagas, por lo que más quieras no cierres los ojos — Sus manos acunaban mi rostro, mientras sus ojos azules no se apartaban de mis aburridos ojos miel.

Mis parpados estaban pesados, el sueño se hizo presente y la idea de dormir era la única cosa en la que podía pensar, como una salida a todos mis problemas, una salida al dolor.

— ¡Halia, si cierras los ojos morirás! Y eso no podría soportarlo — Estaban agitándome, tratando de hacerme reaccionar.

¿Quería morir? Claro que no, tenía que despertarme.

— ¿No podrías vivir sin mi Hades? — Mis labios, que se encontraban agrietados y entumecidos hicieron un esfuerzo muy grande en moverse para hacer posible que pudiera balbucear mis palabras.

— Técnicamente yo deje de estar vivo hace mucho — Hades se encogió de hombros, la preocupación dejo su rostro, su sonrisa arrogante volvió a aparecer.

When The Sun Goes Down.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora