xvi.
Halia.
La oscuridad parecía absorber cada centímetro de mi piel, mientras que las manos frías y sin vida de aquel vampiro me arrastraba por el pavimento con el salvajismo característico de ese tipo de monstruos sin corazón. Hades se distorsionaba ante mis ojos, mientras lo miraba y me obligaba a recordar cada trazo y silueta de su hermoso rostro, pues no sabía que pasaría ahora. Hasta hace algunos momentos, mis poderes y yo estábamos matando a vampiros casi sin esfuerzo alguno, mas cuando me atraparon una sustancia extraña fue acercada violentamente a mis rostro y luego me dejo soñolienta, débil pero sobre todo, desprotegida. No importa cuánto intentara que mi Mori volviera o que mi poder elemental saliera a la luz, se me era imposible, el cansancio de mi cuerpo no me lo permitía.
— Niña asquerosa, no sabes todo lo que nos has hecho sufrir, desgraciada — El hombre que me tenia acorralada escupía sus palabras, sin embargo, no lo escuchaba. Si querían guerra estaba dispuesta a dárselas, aunque eso me costara mi vida.
— Entonces no sabes lo alegre que me siento de escuchar aquello. Esta niña ha sabido esconderse demasiado bien, ¿no es así? — Mi voz no sonaba para nada determinada, era un hilo suave y débil que se cortaba con el viento.
La bofetada que fue propinada a mi mejilla derecha, ya estaba esperándola. El sabor metálico inundo mis labios magullados, ladee mi cabeza para poder escupir la sangre que contenía en mi cavidad bucal, la cual cayo justo en las horribles botas del hombre que llevaba —siendo sincero, me arrastraba— hacia un lugar el cual desconocía por completo. Una risa amarga se escapo de sus labios, los cuales parecían duros y ásperos, justo igual a la persona que los poseía, arrugue mi rostro sin poder evitarlo esperando otra bofetada, me tomo por sorpresa no recibir alguna.
— Jugar con fuego hará que te quemes, Mohiri huérfana, es mejor que dejes tus juegos. No eres más que una pieza más en nuestro juego de ajedrez —La voz grave de aquel hombre sonaba demasiado fuerte en aquel lugar tan desolado, obligándome a hacerme la pregunta de ¿Dónde carajos estaba la gente chismosa de este pueblo cuando se necesitaba?
— Me parece perfecto, peón, recuerda que la reina hace lo que le plazca — Dije orgullosa de mi respuesta, mientras un jalón de cabello me llevo directamente al suelo. Los mechones aun sobresalían de sus puños cerrados, yacían muertos y se balanceaban con el viento.
El viento y la noche se sentían pesados, enviando el mensaje no solo que tal vez llovería, también el mensaje de que algo malo pasaría, era una corazonada que se había incrustado en mí pecho al escuchar las hojas moviéndose en el pavimento. Me toman bruscamente por el brazo, esta vez hay muchos más vampiros, tanto hombres como mujeres, que me miran divertidos disfrutando de la debilidad que mi cuerpo padecía, deje que disfrutaran, pues cuando este cansancio sin sentido haya desaparecido de mi cuerpo, también habrá desaparecido el miedo y probablemente la Halia que antes solía ser. Me tapan mis ojos con una venda negra como el ónice, no puedo ver nada, solo puedo escuchar y —lamentablemente— también puedo sentir los golpes que me lanzan desde lejos mientras intento forcejear para poder escapar, cada esfuerzo que realizo parece inútil, habían utilizado algo para debilitarme, casi me daba vergüenza. No podía hacer nada ante aquello, me sobrepasaban en número, agilidad y fuerza, era mejor llegar viva a donde sea que me llevaran, allí realizare un plan y le rezare a un Dios al cual he acudido muchas veces en estas últimos semanas porque mis amigos estén dispuestos a ir a buscarme.
Entro en un auto, ya que el motor me hace lanzar un grito agudo y los asientos de cuero me raspan la piel, que de repente siento muy delicada, reposo mi mejilla palpitante de dolor en la ventanilla fría, al igual que aquella noche y las criaturas que me rodeaban. Mis parpados se empiezan a sentir muy pesados como para mantener el peso de seguir abiertos, de todos modos, no podía ver nada así que deje que lograran su cometido. Antes de dormirme y caer en un sueño profundo, pude escuchar un susurro que me hizo soltar una carcajada.
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When The Sun Goes Down.
FantasiHalia Zondervan es una adolescente normal, o al menos intenta serlo. Toda su vida ha ocultado un secreto el cual ha aprendido a manejar muy bien. En la noche de la fiesta de bienvenida de la secundaria Halia ha sido atacada por un vampiro, cambiando...