chapter 1.

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i.

El aire alrededor era tenso, sofocante, sin embargo, no se acercaba ni un poco a lo agitada que me sentía, había corrido posiblemente solo unos cuantos minutos, unas cuantas cuadras, pero sentía como si hubiera corrido horas. Los segundos se hacían minutos, y los minutos horas, y las horas eran cada vez más difíciles de asimilar. A pesar de todo, agradecía a un Dios a el que hace poco solo fingía creer que existía por cada segundo que pasaba y seguía viva. Ellos estaban haciéndolo a propósito, esperaban que el miedo me controlara, soy más que eso, pensé. No sabía nada de la existencia de esas criaturas, pero había visto películas. De hecho hasta hace poco las había actualmente disfrutado, los vellos de mi nuca se erizaron sabiendo lo errada que estaba, lo absorta a lo que el mundo era en realidad. Sentí el hormigueo en mi piel, el sentimiento de saber que me estaban siguiendo y sobre todo de saber que era exactamente lo que estaba cerca. No sabía si era algo completamente normal en los humanos al ser atacados, si cada uno de ellos sabía que iba a morir al sentir un raro cosquilleo en su piel, pero simplemente pensé que si yo era la única en sentirlo no me sentía especial en absoluto. El cansancio fue de hecho lo que pudo detenerme, y no pude haberme arrepentido mas de haberme rendido de esa forma. Tan pronto como decidí parar a dar un respiro, que de hecho, imagine como el último que tomaría, unos ojos dorados me miraban, y mientras los segundos pasaban y la criatura mas se acercaba podía oler el hedor que impregnaba su cuerpo, era un hedor a descomposición y...muerte. Se obligo a si misma a mantener la mirada fija en los ojos de su captor, evitando las arcadas que amenazaban su cuerpo.

Una sonrisa traviesa se dibujo en su rostro —que muy a su pesar tuvo que admitir, era hermoso—, y sintió una atracción mortal hacia su persona, como si su belleza la hubiera hecho olvidar la repulsión que le tenía, y el hedor que este poseía. No puedo sentirme de esta manera, el es un monstruo. Un calor se extendió por todo mi cuerpo, y a los segundos descubrí el creador del abrazador sentimiento. Era el demonio que vivía en mi cabeza, que algunas veces emergía de la oscuridad, aquel que con los años aprendí a retener en las paredes más oscuras de mi mente. El calor fue cambiado por una electricidad diferente a la que el demonio en mi mente anteriormente me había dado, esta vez era suave, y sentí un poder diferente, absorbí los poderes de la naturaleza, podía oler los arboles y sobre todo, sentir el miedo de la criatura que tenía en frente. El miedo en su rostro cambio de inmediato, su semblante pasó a ser curioso, y su mirada solo me decía una cosa: voy a ser la cena de alguien. Mientras más lo observaba, podía ver la mirada cruel y salvaje. Era todo un depredador. En un abrir y cerrar de ojos, estaba acorralada a su cuerpo y su repentina cercanía no me hacía sentir menos nauseabunda. Lo que había visto en las anteriores películas clichés acerca de vampiros era totalmente falso, estos seres no sentían la más mínima apatía por absolutamente nadie. No tenían corazón, estaban llenos de odio, y dejaban que el demonio en su interior controlara su cuerpo, se sentían bien con ello, disfrutaban de mi expresión, y sabían lo débil que era. Sus labios se acercaron a mi cuello, el tacto envió un escalofrío a todo mi cuerpo, y el pánico se unió con la adrenalina de estar a punto de morir. Mientras sus labios hacían un recorrido por mi cuello, mis piernas se sentían débiles y la reacción de mi cuerpo me asusto aun más. Su tacto me sofocaba, me hacía sentir enferma. El calor de mi cuerpo me invadió en un espasmo repentino de fuerza, y ambas de mis manos tocaron el pecho de la criatura, una electricidad recorrió mi cuerpo, y cualquier cosa que haya pasado hizo retorcer al vampiro que tenia frente a mí.

— No entiendo. ¿Qué eres niña? — Su voz, la cual escuche por primera vez, me hizo estremecer.

— ¿De que hablas? — Mi voz sonó débil en el amplio espacio de carretera que teníamos para ambos.

— Ningún humano se ha resistido a mi antes, son fáciles de manipular — Una sonrisa apareció en su rostro, y me observo durante un segundo más con esos ojos dorados llenos de hambre. En lo que pareció una eternidad agrego: — Eso explica lo dulce que huele tu sangre niña, no puedo esperar probar un poco.

When The Sun Goes Down.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora