II

232 21 8
                                    


Al cabo de una hora y media, aproximadamente, Dwayne se despierta gracias al sonido de dos voces, acompañadas de risas y golpeteos de botella, con miedo entre sí, levanta la cabeza y ve que es una pareja medio ebria y con las hormonas a flor de piel. Dirige su mirada al piso, con un poco de resignación y nota que el hombre había arrojado al piso su chaqueta marrón y su billetera, todo producto del frenesí de la ocasión.

Dwayne se acuesta con los ojos abiertos, el estómago le ruge, la rabia hacia el mundo se empieza a dispersar en todo su ser. De un momento a otro se le viene una escena fugaz a la mente: Se vio a sí mismo tomando la chaqueta, la billetera y posteriormente huyendo para que no lo atraparan.

En tan solo segundos, recuerda aquellos duros momentos que pasó con su primera familia adoptiva, la cual estaba conformada por Aiden, Danisha y Terrence. Esta familia había recurrido a la adopción debido a que Danisha, luego de tener a Terrence, tuvo un derrame interno y eso hizo que ya no pudiera tener más hijos. Lo intentaron, pero fetos muertos era el único resultado que obtenían.

Aiden y Danisha, sus padres adoptivos, en un principio estaban de maravilla, pero con el pasar del tiempo, exactamente a los ocho meses, empezaron los abusos en contra de Dwayne. Muchas veces lo dejaban encerrado mientras que la familia se iba al cine, otras veces no le daban comida o simplemente le servían las sobras de Terrence; todo debido a que el cariño y la conexión que sentían hacia él, se desvaneció, ya que él no era de ellos, no tenía su ADN y no tenía su apellido.

Esos recuerdos, esas imágenes le nublan la mente y la cordura, se levanta sigilosamente, pero mientras lo hace, mueve uno de los periódicos y hace que la pareja se detenga y voltee hacia el lugar, sin consecuencias, ya que Dwayne está siendo tapado por un conteiner de basura. La pareja al ver que no pasa ni aparece nada, sigue haciendo lo suyo.

Dwayne asoma la cabeza para verificar si la chaqueta y la cartera siguen en el mismo lugar. Está temblando del miedo, la adrenalina ya empezó a inundar sus articulaciones, de pronto se decide y empieza a correr hacia allá, el hombre se percata y se queda inmóvil, piensa que el niño sólo está huyendo de algún policía, hasta que ve como su chaqueta marrón y su cartera toman lugar en las manos del infante, y cuando reacciona, ya este se encuentra cinco pasos adelante. El tipo se sube los pantalones y empieza a correr tras él.

Dwayne sale del callejón, con la chaqueta y la cartera entre sus manos, gira a la izquierda, voltea hacia atrás y ve al hombre blanco persiguiéndole y gritándole: – ¡Devuélveme mis cosas, pequeño negro ladrón!–.

A toda velocidad entra a un vecindario con casas de ladrillo, techos negros, calles oscuras y temerosas, ve una furgoneta negra y decide esconderse detrás de ella, pero el tipo blanco lo ve. Al llegar lo golpea, lo tira al piso y le da varias patadas exclamando: – ¡Malditos negros, malditos latinos, son el cáncer de mi país!–.

El hombre ya hizo lo suyo, ya le dio su lección al pequeño niño negro al romperle la nariz y dejarle la boca sangrando, pero cuando se da la vuelta para irse, siente lo frío del metal de una Colt calibre cuarenta y cinco en su frente.

El tipo debido a la impotencia y a la adrenalina, olvidó que se estaba metiendo en un vecindario controlado por una de las cinco gangs más poderosas de toda Nueva York.

– ¿Quienes son el cáncer de mi país, blanco mariquita? ¿Sabes lo que le pasa a los racistas por aquí? Los descuartizamos en el muelle –dice el pandillero–. El cual está vestido con una ancha franela negra, un pantalón negro, botas Jordan y una pañoleta con una calavera gris.

Dwayne está en el piso llorando y con la boca sangrando, mientras que el pandillero golpea al hombre blanco.
Al terminar de darle una paliza, el pandillero, agarra la chaqueta, la cartera y se la devuelve a Dwayne, mientras le dice: – ¿Wassup ma' nigga? No llores, los negros no lloramos, luchamos. Óyeme bien, nunca te dejes golpear y mucho menos por un blanco–.

Vida entre callejones.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora