A mis ojos, un laberinto sin salida. Los setos que crecían hacia arriba, tan altos como para no hacerme una idea de su altura, hacían que no me llegase la luz de la Luna. Sin embargo, el frío que me congelaba los huesos y me calaba por completo el alma de miedo y temor era lo único perceptible. La tierra estaba húmeda, desde mi posición veía árboles altos cubriendo el cielo, y mi única salida era seguir y escapar cuanto antes.
Necesitaba y quería huir de ese sitio cuanto antes; solo entonces podría escapar de ese maldito desasosiego. Veía distintos caminos dentro del laberinto, los cuales siempre tomaba para no optar por seguir todo recto, y así poder dale esquinazo en algún momento.
Giré medio cuerpo para ser consciente de lo que ocurría a mis espaldas. La maleza y el follaje iban cubriendo mis pisadas mientras una persona encapuchada con un cuchillo me perseguía velozmente. No recordaba su rostro, y tampoco sabía si realmente me conocía. ¿Sería mi propio mi propio subconsciente acongojado, o efectivamente corría alguien a quien no podía más que percibir en mis talones? No tenía la opción de hacer nada más que intentar adelantarme y perderme entre el laberinto y la niebla. Debía huir cuanto antes.
Miré hacia delante cuando a mis ojos se presentó una extraña puerta de mármol con un color azulado. Quizás era el final e iba a terminar con mis problemas justo en ese momento, quizás tan solo eran mis problemas persiguiéndome, pero por fin podía aliviarme un poco. De todos modos, era una especie de esperanza, por lo que me animé desde mis adentros a seguir. Fue poner la mano encima del pomo y sentir la salvación, pero bajo el lecho de la luz de la Luna, la niebla reveló el cuerpo y éste me clavó el mismo instrumento en los abdominales.
Me sentía frágil. Solo veía unos ojos rojos seguidos de la misma persona encapuchada, perteneciente a un cuerpo cubierto con una sudadera morada y un pantalón negro y desgastado. Podía afirmar una constitución no tan fuerte, más tirando a débil.
¿Ese sería mi fin?
¿Así acabaría todo?
Desde luego, no lo podría a permitir.El cuchillo clavado conseguía que de mi cuerpo brotara más sangre. El desconocido se puso de frente a mi persona, viendo cómo expulsaba linfa de mi boca, bajando cualquier guardia antes tomada. En ese entonces no supe de dónde saqué mis fuerzas, pero aproveché para clavarle el arma en el esófago mientras observaba cómo su cuerpo caía a mi lado, mientras sus actos quedaban reducidos en una inmovilidad casi absoluta.
Me desperté sobresaltada. Menos mal, solo fue una pesadilla.
De nuevo, ese sueño me había castigado sin motivos mientras dormía.
Miré con atención mi alrededor:
Las dos mesillas de noche acompañaban a mi cama blanca con su funda de cuadros en la que estaban envueltos mis pies, como siempre la almohada estaba medio caída entre el suelo de madera y mi cama; a mi derecha un armario alto y ancho azul y blanco con la puerta más cercana abierta; en el lado izquierdo a la misma posición, una ventana con la persiana hasta arriba, los rayos del sol me daban inexplicablemente en mis ojos. Más lejos, un poco apartada de mi, estaba la cocina con su frigorífico, nevera, encimeras, un lavabo, incluyendo unas mesas bar con unas sillas bar para comer, aunque eran pocas las veces que comía sentada. A mi izquierda, también más apartado estaba el baño tras unas cuatro paredes que lo hacían íntimo, no como la cocina que estaba al descubierto. En el mismo lado que las ventanas y el aseo, había una puerta con cristales que daban a mi placentero balcón donde se encontraban las dos tumbonas y la sombrilla. Delante de todo, estaba la puerta principal que daría a las escaleras para bajar o subir de piso.
Sí, estaba segura de que esto ya no era un sueño. Vivía en mi bloque tranquilamente sin preocupaciones,
o por lo menos hasta que me negaron la participación en un caso por ser sospechosa de un asesinato a una pareja millonaria.
Investigaron a mi familia si más cupiera, a mi hermano gemelo, y a mí.
Yo sigo pensando que cuando me echaron de allí cometieron un error, estaba apunto de dar con el caso.
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Niebla (Editando)
Mystère / ThrillerÁgata y su marido Joel, una pareja adinerada, paseaban por un bosque cuando velozmente se formó una espesa niebla alrededor de ellos. En ella solo se pudieron observar unos ojos rojos enormes salidos de lo común. La pareja se asustó e intentaron hui...