Capítulo 10.

111 49 4
                                    

"Corro hasta quedarme parada al lado del sauce llorón del parque. Giro mi cabeza para comprobar si aún me sigue; sin embargo no lo veo detrás mía, pero sí delante cuando vuelvo la vista al frente. No tengo escapatoria, va a matarme, esta vez lo puede conseguir... pero astuta le distraigo un momento, consigo quitarle el puñal y acorralarle hasta el borde de la muerte.

-¡Muere desgraciado!-Le grité casi sin voz en su cara sosteniendo el cuchillo con la mano derecha, aprisionando su cuello -¡Muere de una vez, hijo de perra!

-Espera Clara... no lo hagas -Dijo casi sin aliento.

-Tienes miedo... -Esbocé una sonrisa leve y un poco macabra -¡Me tienes miedo! ¡¡Un asesino me tiene miedo!! Querido asesino, te desenmascararé, pero antes quiero matarte...

Hundiendo despiadadamente el filo en su cuello, reía mientras tallaba más cortes en su garganta, me complacía ver sangre salir de él, sangre que era pagada por todos los niños inocentes, por almas con cuerpo,personas puras. Ahora satisfacía mi vista con su muerte, causada por mi. Cuando solo los jadeos eran sus últimos sonidos, musitó entrecortando palabras que me petrificaron....

-Eres t... tú la ases... sina.

Recobrando el sentido, descubro que es verdad, le he matado yo, le he matado, soy una asesina, soy una asesina, merezco ir a la cárcel, y estoy aquí en la calle libre..."

Abro los ojos. No me hallo en ningún parque, o comisaría, o al lado del sauce. Realmente, es un lugar que en mi vida he visto, podría decirse que es una habitación pequeña, yo estoy arrodillada en medio, encima de una alfombra morada oscura, las paredes son blancas completamente, y sólo hay una puerta que no está a más que tres metros de mí. Se ve demasiado fácil para escapar; aunque no del todo con las cuerdas atadas en mis tobillos y manos; sin duda se trata de un secuestro. Siento esa molesta sensación de que alguien me mira, de que alguien me vigila, alguien...

-Qué... agradable sorpresa, querida Clara -Dice un hombre rubio y robusto, que aparece cerrando la puerta tras sí -Mucho tiempo sin verte el rostro, preciosa.

-¿Quién eres tú? -Dije ignorando por completo su manera de hablarme.

-Recuerdas, se que recuerdas a aquel niño que siempre por ti velaba y protegía con tanto esmero en el instituto. ¿David podría ser su nombre? No lo se, no recuerdo nada.

-¿Eres tú de verdad? Has cambiado mucho, y tu cuerpo se ha fortalecido bastante; recuerdo que antes se metían contigo por tu físico, siempre estabas un poco gordito, pero ya veo que ahora estás casi como un esculturista.

-Sí, me recuerdas bien. Recuerdas muchas cosas, quizá demasiadas.

-¿Debería recordar menos? -Agaché hacia abajo la cabeza -Puede que me precipite y mi memoria se adelante demasiado a otros hechos.

-No es eso mi bella flor de loto. Deberías saber lo que en ese momento no sabías. Te lo intenté demostrar, pero no quisiste entender nada, nada, nada de lo que hice fue suficiente para que me entendieras, nunca fuiste por mi misma línea, nunca pudiste comprender lo que pasaba. Sí, tú me ayudabas a parar los acosos de compañeros protegiéndome de los matones, nunca se meterían con una tsundere como tú.

¿Tsundere? ¿Me acababa de llamar tsundere? Yo siempre había expresado mis sentimientos para que ahora dijera que "tsundere" era mi definición. También me fue emparanoiando con tantos recuerdos suyos, parecía hablar en clave ¿Qué demonios decía? ¿Qué, qué?

-¿Pero qué quieres decir con ¨que no sabías en ese momento¨? ¿Qué no sabía? ¿A qué te refieres con que me lo intentaste demostrar?

No medió palabra alguna. En cambio, se acercó lentamente a mi, aún de pie. Vi sus pies venir hacia mi, sentí su mirada clavada en mi, una mirada intensa, una mirada desquiciada.

-Estaba enamorado de ti. Te amaba. Todo mi afecto fue a parar a tu poca vista conmigo, y a día de hoy me pregunto el porqué de mi enamoramiento hacia ti. Puede que fuera por ser la chica que me defendía, y el terminar defendiéndote a ti solo me llevó al amor. No fue un encaprichamiento, te quería de verdad, a muerte.

-Enamorado... ¿de mi?

Las palabras no cupieron en mi mente, no sabía si recoger una información pasada...

-...Y sigo enamorado de ti.

Mierda. Después de unos ocho años, me seguía queriendo, solo ese objetivo, solo eso...

-De, es muy gentil y dedicatorio de ti, pero no creo sentir lo mismo...

Niebla (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora