Capítulo 14.

95 49 3
                                    

Un nuevo y esperado atardecer se postran ante el cielo con rayos anaranjados y gigantescas pero escasas nubes. Los cristales de la cafetería, antes empapados de agua, reflejaban un indistinguible paisaje de tres calles en cruz, acompañadas de edificios con tonos rojos, blancos, y verdes oscuros, dándole un aire parisino de clase media alta a nuestra humilde villa.
Mientras yo me sumergía en detalles minimalistas, una pareja de clientes pide café de las otras tantas que hay en el local; llaman mi atención, y voy en orden del pedido de la mesa.

—¿Qué desean, señores? —Dije un poco seria, con una sonrisa casi forzada porque me cuesta sonreír si no es necesario.
-Dos bizcochos de fresa y nata con sirope de caramelo, también dos vasos de agua, por favor.
La pareja rondaba por los treinta años de edad. La mujer tenía el pelo castaño y rizado en estilo afro, con ojos marrones, era bastante morena de piel, mientras que el hombre tenía los mismos ojos, pero era más blanco con el pelo moreno, tenía unas gafas que le ocupaban dos cuartos de la cara.
Esa chica me resultaba familiar, pero no me terminaba de sonar.

Fui a por los pasteles y el agua, terminándolos de servir me retiré. Después de eso todo parecía estar muy tranquilo, la gente disfrutando de la televisión, charlas con normalidad... todo en orden.

—Oye, Clara, ¿Sabes qué hora es?
Miré instintivamente el reloj.
—¡Oh, Dios mío, son casi las seis!
Puso los brazos en jarras.
—Así es, creo que habías quedado en ese restaurante, y como llegues tarde va a pensar que le diste plantón.
—Bueno, no había hora fija...
—Supongamos que es dentro de algunos minutos. ¡Venga jefa, tienes que vestirte para esa cita! Yo me ocupo de todo.
—¡Sí, vaya que sí! ¡Gracias Celia!
—De...
Justamente el sonido de la puerta esquivó sus palabras, pero no había tiempo que perder, rápidamente me fui a casa a cambiarme de ropa, y me puse lo más arreglado que pude encontrar.
Arranqué mi moto poniéndome en marcha hacia ese restaurante. Tenía miedo de haber perdido la hora, pero como no se escribió ninguna anteriormente...
Al llegar a la puerta aparqué junto a una farola cercana, me bajé de esta, y entré.

Luces moradas y rosas acariciaban no tal sutiles el aspecto del restaurante. Sillones y sillas de cuero negro y rojo eran los asientos ocupados por la gente, de una apariencia adinerada, como la barra de bar negra, las mesas bajas fucsias, el suelo negro, las paredes moradas y las lámparas colgantes blancas.
Sin duda, yo aquí no pintaba nada, aunque menos mal que mi vestido negro liso se ponía a la altura de esa clase alta.
Miré otra vez la dirección. La letra era una Be. Aquí las mesas estaban ordenadas por números... y por secciones.
Fui a la segunda, me dejaron pasar, y me senté en un asiento de los trece que había, en una mesa de dos.
¿Cómo sabría quién sería la cita de Gabriel? Quizá debería estar atenta, o quizá debería parecer centrada y a la vez despistada en el ambiente de fragancia a rosas que se respiraba; en un minuto llegó mi respuesta. Un extraño de pelo blanco con ojos de colores desiguales (amarillo y rosa) y apariencia juvenil, pasó por mi mesa y preguntó algo que respondía a mi pregunta.

—¿Sabes sobre el Be?
A lo que yo dudé en responder.
—Querrás decir sobre el trece.
Entonces él se sentó frente a mi dirigiéndome frases de las que no estaba muy segura de responder.
—Pareces nueva en la empresa. ¿Quién te ha contratado? ¿Cuándo lo hicieron? ¿Cuál es tu nombre? ¿Qué edad tienes?
A lo que yo solo respondí:
—Soy nueva hace tan solo unas horas, no se de qué va esto.
El hombre levantó su brazo izquierdo para apoyarlo encima su asiento, y dobló la pierna derecha para posarla sobre su izquierda.
—Mi nombre es Zeus Mcfliet, soy el jefe de esta organización y el encargado de casi todo. ¿Tú eres...?
—Clara, Clara simplemente ¿De qué va la organización más o menos?
—Querida Clara... esta organización es como una mafia como bien deberías saber, que se encarga de ocultar a el mayor y más temible Niebla.

¿Niebla tiene refuerzos?

Niebla (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora