Capítulo 13.

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Abro los ojos porque los rayos del sol me molestan. Miro el reloj digital que no para de marcar segundo tras segundo; son las 12:00 a.m. He dormido bastante esta noche comparándola con las anteriores, puede que haya tenido carencia de sueños malos, o simplemente, que el sueño ha podido conmigo. Me levanto de la cama, abro el armario, y me pongo la primera parte superior e inferior que encuentro. Me miro al espejo. Observo un reflejo durante algo de tiempo, uno pálido con cabellera blanca, de ojos rojos, ojeras, y una flor está colocada en él...
¿Flor? Sí, ahora recuerdo, esa flor era una prueba evidente de que estuve en alguna parte y alguien o yo misma me la puse. Recordé mi delito... ¿Cómo pude haberle matado? Se que me hizo perrerías allí dentro, pero matarle me ha convertido en una asesina. Miro y abro mis manos, siento asco de ellas, siento asco de mi por lo ocurrido. Ahora tengo un hecho que, si saliera a la luz, mi vida se rompería a pedazos, pedazos frágiles y sucios que no pueden unirse de nuevo, quedan así de por vida, mancillando mi honor y mi nombre. Dejo ir mi cuerpo hacia delante, apoyando un puño cerrado en el espejo que refleja perfectamente quién y qué soy, me cuesta admitirlo, pero yo...

Soy una asesina.

Mi conciencia retumba en ideas negativas y actos impulsivos, ¿por qué yo, por qué lo hice?
Me lavo la cara, después me voy hacia la mesa con un cuenco de fruta, cojo dos peras, las lavo, y cierro la puerta de entrada tras mi salida. Voy al número de mi amiga; aún sigue tirada en el suelo, lo mejor que puedo hacer es llamar al coche fúnebre de la esquina y que la entierren con su familia. Marco el número de teléfono, y en dos minutos estaban allí. Tuve que pagar el entierro, asistir a este, y mirar la hora; las 13:18. Antes de irme de allí, susurré unas palabras:

-Sabes tan bien como yo, que esto fue una mentira.

Unos minutos más tarde estuve en la cafetería; Celia estaba limpiando con la escoba el suelo, y el entorno estaba mejor, solo faltaban los cuadros del final, pero todo iba estando en su salsa.

-¡Hola jefaza! ¿Cómo estamos hoy?
-Oh, mejor que ayer, gracias. ¿Y tú? Se te ve muy animada -Dije esbozando una leve sonrisa.
-¡Eso está muy bien, sí, sí!

Observé como limpiaba un instante, y me acerqué a limpiar el mostrador de cristales y algunos desperdicios.
-¿Qué fue lo que te preguntaron ayer? Parecía que estuvieras en shock o algo así.

Celia dudó en la respuesta, pero aún así me respondió.
-Yo era una de las que vio el desastre que provocaba ese loco maníaco.
-¿Sabías quién era?
-No tenía idea de quién podría ser -Dijo seriamente.
-¿Le viste su tez, cierto?

Celia hizo una pausa en barrer, quedándose como una estatua.
-Sí, yo le vi.
Sabía que iba a decirme eso, sabía que ella era la única que lo sabía; el evitarme la mirada y sus gestos repetitivos le delataban.
-Supongo, que supiste quién era.
No me mientas Celia, se muy bien que lo sabes.
Tragó saliva, y lo afirmó.
-Era el asesino que aquí en Beltret es tan conocido, Clara.
-Niebla -Cerré la mano izquierda sin convertirla en un puño completo -¿Qué querrá ese mal nacido de mi? ¿Qué le habré hecho?
-También dejo unas pintadas en el baño.
En efecto, en una de las paredes había una frase que decía:

"Ni siquiera los buenos pensamientos sirven"

De dónde sería esa frase... esa frase, dónde, dónde... ya está.
El chico de la parada de autobús, ese chico podría ser el asesino...
¿Estuve hablando con Niebla?
Hubo silencio.

-A propósito, ¿sabes donde está ese restaurante llamado "El beso del globo"?
-Oh, claro. Ese es el que está a tres manzanas de aquí hacia el sur y es tan caro. ¿Es que tienes una cita?
-No es exactamente una, pero sí, algo así se puede considerar.
-Pues si vas a comer ahí agárrate el bolsillo, los precios no son muy económicos -Dijo mientras salíamos del baño hacia la puerta, riendo un poco.
-Pues me das un buen consejo. Gracias. Pero primero, voy a ayudar en la cafetería un poco, ya que viene ahora la gente.
-¡Vale!

Ahora solo tendría que esperar unas horas, e irme directa al restaurante.

Niebla (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora