Capítulo 4.

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Las copas de los árboles se movían con delicadeza. Cada hoja marrón se sacudía como si bailasen al son del viento invernal. Esos troncos eran fuertes y robustos, y lo demostraban las grandes raíces que habían invadido su terreno en el pavimento. Se veía que les habían tomado años ser así de altos; aunque en este lugar de montaña era normal que estuviesen con tal estatura.
Los seis bancos de madera esparcidos por el parque estaban aislados de toda persona. Se situaban debajo de árboles, pero la gente no quiere más sombra ni frío. Yo sin embargo me hallaba sentada en uno de ellos, que lo cubre un sauce llorón verde y frondoso.
Es un lugar acogedor desde mi punto de vista; nadie te ve, nadie te molesta... perfecto. Así la gente no te puede privar de lo que estés haciendo allí, porque no tienen la más remota idea que haya un banco escondido. Muchos infantes pensaban que eran únicamente cinco al desconocer que debajo de tanta hoja se encontraba uno más, y no me preocupaba que descubrieran este sitio, es más, me llenaría de orgullo saber que alguien más lo conoce. Pero también es una pequeña tristeza saber que alguien halló mi "lugar mágico" de cuando era una niña, conocer el dato de que fue invadido por unos niños.
Así lo llamaba... qué recuerdos.
Me gustaba ir a descansar después de un día de colegio aquí. O cuando tenía mis quince años, que me iba a leer debajo de estas hojas. No cubren mucho para cuando hay días de lluvia, pero si uno se cobija bien... digamos que se logra tener un efecto paraguas.
Y justamente tras pensamientos de agua, empezaron a caer las primeras gotas. No tenía sentido, ya que hacía poco se asomaba el sol resplandeciente, pero supuse que el tiempo estaba revuelto.
Hacía frío.
Saqué de mi otro bolsillo una libreta de cuadros en la que apunté con el lápiz recién sacado del pelo:

"Se ve, pero se disimula. Tras la niebla se esfuma. Ver sus ojos rojos es encerrarse en barrotes fogosos. Pueden provocar un efecto hipnotizador, solo andarse con cuidado es la solución."

No podía parar de pensar en el caso de hace tres años. ¿Lo estarían investigando? ¿Irían al bosque?, pero si van pueden morir... ¿arriesgarían la vida? ¿Qué trampas pondrían al asesino Niebla?
Aún estaba un poco verde en el tema. Y era normal; todo porque no he practicado mis dotes detectives desde hace un tiempo en el que no me dejaban involucrarme en el tema.
Me gustaría saber que piensa ahora mismo el cuerpo policial, pero dejé de pensar. Mis pensamientos fueron interrumpidos por el chapotear de las gotas de agua. Me aclaraban las ideas, y me desenredaban las dudas.
Guardé el cuaderno y me recogí mi pelo largo y blanco en el lápiz verde nuevamente.
Me tumbé en el banco de madera en posición de feto. Tan tranquila estaba que me terminé durmiendo, otra vez.
Cuando me desperté miré la hora de mi móvil, y solo había pasado media hora. Me dirigí a la cafetería portando el bolso de zebra en mi mano.
Pedí a Celia un dulce de fresa y nata para comérmelo ahí mismo. Tomé asiento y empecé a comer.

—¿Qué le ha pasado a Heli?
Me preguntaba Celia, pero tardé un rato en reaccionar y pensar la respuesta. Tampoco quería mentirle, pero me sabía muy cruda nuestra realdad.
—Ah, bueno... —No quería alarmar a nadie, y mucho menos a mi compañera, así que tomé aire y respondí —...simplemente se ha tomado unos días de vacaciones. Sus padres han muerto por culpa de Niebla, y necesita descansar.
—Entiendo, debe de ser duro perder a dos de tus seres más queridos. Encima por el asesino... cuando lo coja lo voy a estrangular y le voy a... —paró en seco. Obviamente iba a seguir diciendo y especulando verbos, pero saldrían demasiado incoherentes sabiendo cómo era ella.
—¿Qué tal si lo dejamos con un "lo llevamos a la policía"?
—Sí, así mejor.

Me comía tranquilamente el pastelito cuando en las noticias salió una mujer informando en última hora:
"Una pareja afirma haber visto los ojos rojos de Niebla en otros bosques de la ciudad.
Manténgase fuera del alcance de cualquier parte del bosque. Gracias por su atención."

Me quedé pensativa viendo el pastelito que me quedaba. ¿Así que ya solo no era en el bosque Luxort Norte, sino que tambien en Sur, Este, y Oeste? ¿Significaría eso que Niebla tiene más cómplices por el bosque que nos bordea? ¿Significaría que la policía se dispersaría por las afueras para buscarle? Entonces los del cuerpo policial caerían como moscas en la trampa del asesino, porque para él sería más fácil andar por ahí...
Bien visto, Niebla. Bien visto.
Ahora la capacidad de que te arresten se reduce a un número muy bajo.
Si yo fuera detective en ese caso, me iría cada noche a un bosque para aumentar la posibilidad de que te pueda ver. Cuando vea tus ojos, lanzaría un potente rayo de luz de mi linterna para ver quién eres. Entonces... bum.
Ya te tengo.
Pero solo habría un problema, y es que no querría estar todo el día para arriba y para abajo, de moto a norte y después a sur. Eso sería incómodo.
Como si me estuviera oyendo, una anciana me dijo desde su silla a la mía:
—Esta noche irá Luxort Este.
La miré extrañada, sus ojos no me miraban directamente y su aspecto no era el adecuado, pero aún así la escuhé.

Niebla (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora