Capítulo 12.

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Pensé en investigar sobre la dirección desconocida.
"Beltret, 13 08079"
¿Qué significaría realmente? Sería algún tipo de código, alguna clave, algún secreto... Realmente no tenía idea qué podría ser aquello. Bueno, tenía tiempo de resolverlo más tarde, primero debía saber qué estaba pasando en mi cafetería, y qué había pasado con Celia, qué le habrían preguntado, y qué ha respondido.
Vaya malfario, tenía más de un misterio que resolver... eso si, ninguno de ellos se me escaparía, mis dotes de detective no flaquearían después de estos años, ni tampoco me desmoralizarían.
Si tenía la oportunidad, me lavaría un poco; justamente en ese fugaz pensamiento, presencié un gorgoteo de agua.
¿Agua de dónde?
No llovía.
Eran las 23:48.
Sigo caminando hacia el local, lo peor es un presentimiento que me tortura la cabeza. ¿Qué, qué estará pasando ahora, qué?
Llego a la puerta de vidrio transparente del oficio. Me encuentro a Celia siendo interrogada por la policía, mientras de la parte de los lavabos sale agua que da al exterior siendo desalojada de mi local.
¿Qué ha pasado aquí? Me repito constantemente.

Entro a la cafetería, observando no muy detalladamente los perceptibles rasguños que hay en las sillas rojas de bar. Algunos vasos están hecho añicos en el suelo, más un cúmulo de trozos de platos rotos en el mismo sitio que los otros. Me dirijo rápidamente hacia mi compañera de trabajo, que parece que está en shock, pero habla perfectamente. Los policías me miran confusos cuando llego allí y Celia me abraza; no reacciono tan mal, pero extraña sí que me siento al recibir un abrazo de su parte, porque solo es mi empleada. Un policía canoso pero con el pelo aún en negro avanzó hacia el lugar donde estaba Celia conmigo, se ajustó bien la corbata, y me dijo con un aire serio pero alegre:

—Usted debe de ser la dueña de este recinto, ¿me equivoco?

—En absoluto, señor. ¿Sabe qué ha pasado aquí? Salí hace unas horas y no se que ha sucedido, me acabo de encontrar esto así, y exijo una respuesta —Dije dejando de recibir el abrazo de Celia.

—Bien verá, señora, que todo está destruido. Es a causa de que alguien arrasó en su local. Empezó a destruir todo, al parecer no mató a nadie, pero fue porque nadie miró al asesino, por lo menos nadie pudo describir a este. Todos decían que tenía un semblante no tan normal, su rostro lo cubría unos mechones de pelo negro que lo hacían verse más sádico; tenía un cuerpo de joven adulto. Al parecer, este sujeto le iba buscando, señora. Según los clientes, decía una y otra vez la frase de "Quiero ver a Clara, sólo será un momentito". ¿Sabe usted de qué puede ser, o quién puede ser?

Hum... no podría ser David porque yo lo había matado —ups—, no podía ser Gabriel porque no tiene ese aspecto que describen, entonces, ¿Quién podría ser, quién? ¿Tendría que ver algo con David? Bueno, él no tiene secuaces, ni siervos, ni nada. La policía tampoco sería; es que es de locos pensar que esta iba a destrozar todo un local para "verme un momentito". Espera, espera un momento. ¿Y si por casualidad fuera ella? Me refiero a la anciana que intentó matarme en su casa, la que tenía obsesión por las flores... Petunia. Bueno, pudo ser un cómplice de esta, porque me dijo que habló con...

En esos momentos me quedé petrificada. Petunia solo tenía un contacto.

—Ya... —Dije al policía un poco cortante —ya se quién hizo todo esto.

—¿Quién fue? —Preguntó este.

—Yo... no puedo decir nada, es con mis asuntos, solo ocúpense los del cuerpo policial de arreglar las cañerías y evitar que el agua vuelva a la calle. Los desperfectos los pagaré yo; no me importa si invierten mucho o poco tiempo, simplemente pagaré yo los gastos. Si me disculpa, quiero irme a dormir —Entre la frase se me escapó un bostezo no tan callado, estaba prácticamente muerta de sueño y del día tan ajetreado, sería mejor volver a descansar.

Entré en el piso, después a mi casa, cerré con llave, y me fui al cuarto de baño. Estaba agotada, volver a los viejos tiempos en un solo día me resultaba cansado, pero por otra parte me gustaba sentir la emoción y la muerte tan de cerca otra vez. Me quité la ropa y me senté en el baño mientras salía agua del grifo y me restregaba pausadamente con la pastilla de jabón... ¿Qué tendría que ver Niebla conmigo? Ni por asomo lo conocía, no sabía quién podría ser para querer amargarme la vida de tal forma. Miro otra vez la dirección tan extraña de antes... intenté recordar números en distintos idiomas su simbología y significado, pero nada coincidía. Si tan solo fueran letras podría entender un poco mejor de lo que se trataba. Después de media hora salí de la bañera, secando mi cuerpo me puse el camisón, me fui a mi cama, y seguí intentando analizar el código. Recordé mis pensamientos...

"Si tan solo fueran letras..." ¿Y si realmente, lo eran?

Puse el papelito al revés... Beltret, B GLOBO. Globo... En Beltret había un restaurante carísimo llamado El beso del Globo. No había otra cosa. Nada más. Sin duda, había vuelto a las andadas.

Niebla (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora