Capítulo 32

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Ese mismo día Gianluca hablo con su papá y su manager para avisarles que iría a NY, quienes al principio no se lo tomaron muy bien pero luego accedieron. Él era mayor pero debido a su estilo de vida debía reportar si saldría. Era un poco fastidioso para él pero esa era su vida y tenía que amoldarse a la situación. Al día siguiente temprano por la mañana ya estaba en camino a NY.

En NY las cosas no estaban del todo bien pues Julianna tendría que enfrentar a Gianluca y aceptar las consecuencias, tarde o temprano pasaría pero ella lo prefería tarde. Para su suerte estaría su amiga apoyándola.

-Gianluca debe estar llegando en tres horas, yo lo pasaré buscando –dijo Maddison en un tono calmado. Julianna solo encogió sus hombros como resignándose a la situación–. Lo siento, pero tienes que.

-Ya lo sé, no tienes por qué recordármelo a cada segundo.

-Lo hare hasta que madures Julianna. Solo a ti se te ocurre hacer tal tontería.

-No empieces.

Después de eso ninguna dijo palabra alguna, intentaban concentrarse en cualquier otra cosa: televisión o revistas, y a veces el celular, pero esta última solo Maddison pues el de Julianna solo se pudo salvar la memoria.

Tres horas pasaron y Maddison tuvo que ir a buscar a Gianluca al aeropuerto. El camino al hospital fue en silencio, Maddie concentrada en la vía y Gianluca miraba por la ventana pensativo. Llegaron por fin al hospital y él se bajo rápidamente del auto pero aun así tuvo que esperarla para entrar.

-Es aquí –dijo Maddison antes de entrar a la habitación. Gianluca suspiró, segundos después la puerta se abrió. Julianna volteó enseguida hacia la puerta, estaba feliz de verlo pero a la vez un poco asustada pues no sabía cómo reaccionaría–. Julia ¿quieres que me quede? O...

-No... hablaré a solas con él, estaré bien –dijo Julianna. Maddison asintió y salió de la habitación dejándolos a solas–. Hola Gian...

-Julia por Dios estas bien –dijo Gianluca mientras corría a abrazarla, ella no pudo más y empezó a llorar.

-Lo siento, de verdad –dijo ella con un nudo en la garganta. Le dolía haberle hecho eso, él no se lo merecía, aunque no hizo nada realmente malo, pero aun así el haberlo preocupado y verlo así le partía el alma en mil pedazos.

-¿Qué te paso Julia? –preguntó él preocupado. Se sentó al borde de la cama pero a su lado, luego le tomo una mano y se la acaricio gentilmente–. ¿Cómo fue que terminaste aquí?

-Bien... –ella dio un suspiro antes de comenzar–. Hace dos semanas Elliot me llamo y me dijo que se había recuperado, el cáncer le había sanado, aun tendría que ir a hacerse chequeos cada 6 meses por ahora, pero ya se le había curado. Me dijo que estaría ese fin de semana en NY visitando a su familia y me pregunto si podría ir a visitarlo, yo le dije que no sabía si podría pero me dieron permiso solo 3 días, se suponía que estaría jueves, viernes y sábado porque el domingo debía estar en Venezuela, pero todo se complico... Yo llegue el jueves en la noche y me quede en la casa de Maddison, el viernes en la mañana fui a la casa de la tía de él porque él estaría ahí, fui a verlo y estuve ahí hasta el mediodía... ojala me hubiese quedado en Venezuela, soy tan idiota...

-Ya Julianna, sigue por favor –dijo él, un poco serio.

-Cuando salí se suponía que Maddison me iría a buscar pero se le complico todo en el trabajo y no podía ir a buscarme, al menos no a esa hora, así que me subí a un taxi que me llevaría hasta su apartamento, pues la esperaría ahí, pero en el camino había mucho tráfico y al taxista se le fueron los frenos además que había llovido y el pavimento estaba resbaloso. Chocamos contra un muro y el carro cayó de lado, por suerte no fue de mi lado. Y luego desperté aquí.

-Ah –dijo él, luego bajo la mirada.

-Siento mucho no haberte dicho que vendría, no vi necesidad solo iban a hacer tres fucking días.

-Ey...

-Lo siento, pero es que estoy en serio molesta conmigo, yo... tú no te mereces que te hiciera eso. Dime algo por favor –y fue cuando ella volvió a colapsar en llanto, cubrió su rostro con sus manos. Luego solo sintió confort, levanto la vista y ahí estaba él abrazándola, consolándola. Estando para ella en las buenas y en las malas, sin importar que, como le había prometido. Ahora solo se sentía más idiota de lo que ya se sentía. Él levanto el rostro de ella con sus dedos, seco sus lágrimas y le dio una ligera sonrisa. Cuando ella se calmó por completo él se acomodó un poco más a su lado, y suspiró.

-Julianna... como bien sabrás lo que hiciste no estuvo bien –dijo. Ella solo bajo la mirada pero luego la volvió a subir para verlo fijamente–. Me preocupaste, y mucho para serte sincero. El tan solo imaginarme que no te tendría cerca nunca más me partía el alma. Pero más me dolió que no hayas confiado en mí para decirme que vendrías, así sea un solo día debías habérmelo dicho. Sé que lo sabes.

-No te imaginas cuanto me arrepiento, yo...

-Lo sé. Sé que no fue intencional, tampoco porque tengas algo con él, yo confío en ti. Pero me gustaría saber que tú confías en mí. Como me dijiste una vez "si queremos que esto funcione tendremos que confiar uno en el otro, de otro modo esto no funcionará". Espero que lo tomes en cuenta tú también, yo lo hago –dijo él calmadamente. Él no la insultó ni le habló fuerte, pero lo que le dijo la mató. Tenía toda la razón. Si quería seguir con él tenía que mejorar, era un reto para ambos esta relación y al parecer el único que lo estaba haciendo bien era él. Ella por otro lado tenía un punto, quizás dos menos.

-Espero que algún día puedas perdonarme –dijo ella con la cabeza gacha.

-Te perdono, y no sabes cuan feliz estoy que estés bien –dijo él mientras se le acercaba y tomaba su rostro entre sus manos. Ella le dio una dulce sonrisa la cual él correspondió gratamente. Luego le dio un beso reconfortante, de esos que te dicen "todo estará bien" – Te quiero Julia, no te imaginas cuanto.

-Yo también te quiero demasiado –dijo ella y luego lo abrazó fuertemente. No quería dejarlo ir, con él se sentía segura. Ella apartó un espacio en la cama para que él se acostara a su lado, él pasó un brazo por detrás del cuello de ella para atraerla más hacia él, ella recostó su cabeza en su pecho, luego él empezó a acariciar el hombro de ella con sus dedos además que le empezó a cantar suavemente y ella solo cayó dormida feliz porque todo había salido bien. Ella no sabía qué sería de ella si él se hubiese ido de su lado y más por su culpa.

Horas más tarde Maddison volvió a aparecer por el hospital, toco la puerta de la habitación y como nadie respondía decidió abrirla suavemente. Para su sorpresa estaban ellos dos abrazados y dormidos, ella no pudo evitar sonreír al ver la situación así que entró sin hacer ruido, dejo una caja con una nota en una mesa al lado de la cama y se fue, no sin antes capturar el momento con su celular. Luego se fue de la habitación y cerró la puerta lo más suave que pudo, dejando ahí a dos personas que para ella merecían estar juntos desde hace mucho tiempo.

All of usDonde viven las historias. Descúbrelo ahora