Capítulo 49

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titulado: Confesión.

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Gianluca se encontraba en su cuarto intentando conciliar el sueño, pero desde que Julianna había desaparecido, esa tarea era difícil, pues cada vez que cerraba sus ojos, en su mente solo estaba ella. De repente hubo un toqueteo en la puerta sacándolo de sus pensamientos y su intento de dormir.

-Gian... hijo -dijo su mamá en tono bajo- ¿Te desperté? -preguntó ella mientras se sentaba en el borde de la cama con el teléfono en la mano.

-No, solo estaba... -no pudo continuar porque su mente se enfoco en el teléfono-. ¿La encontraron? ¿Qué pasó?

-Ven siéntate -le dijo su mamá. Él obedeció y ella tomo la oportunidad para abrazarlo.

-¿Qué...qué pasó mamá? -pregunto nervioso. Ella suspiró profundamente antes de continuar.

-La encontraron, pero... actualmente se encuentra en cirugía.

-Ci...cirugía... ¿En dónde? Vamos ya -dijo él asustado y triste a la vez, porque si ella se encontraba en cirugía significaba que ella había sido herida gravemente. Y lo único que pasaba por su mente era que no podía vivir sin ella, no podía, no quería vivir un mundo sin ella.

15 minutos después llegó Gianluca junto con sus padres a la clínica en donde ella se encontraba. Al llegar fueron a recepción y preguntaron por ella. Una vez en la sala de espera del piso en donde ella se encontraba, Gianluca trataba de ubicar a alguien que le dijera sobre el estado de ella, pero nadie salía y nadie decía algo. Gianluca solo caminaba de un lado a otro pasando su mano por su cabello varias veces, su madre intentaba tranquilizarlo pero era inútil, él estaba cerrado en su propio mundo.

-¿Ustedes están por la paciente Julianna Rossell? -preguntó un doctor 15 minutos después que ellos llegaron.

-Sí, yo soy su novio -dijo Gianluca desesperado-. ¿Cómo está ella?

-La bala fue directo a su vientre, perdió bastante sangre, y más porque la cirugía se complicó un poco ya que no conseguíamos la bala. Pero luego pudimos hallarla. Ella se encuentra estable pero aun sigue dormida por la anestesia aplicada -explicó el doctor tranquilamente. Después que el doctor hablo, Gianluca soltó un suspiro, había contenido la respiración sin darse cuenta.

-¿Puedo verla?

-Por su puesto, pero le advierto no será fácil.

Gianluca siguió al doctor hasta la habitación en la que ella se encontraba. Antes de entrar él tomó aire y luego entró. Su corazón se le partió al verla así, ella estaba acostada en una cama con un suero en su mano derecha, una máquina de oxígeno y otra midiendo sus pulsaciones. Él se aceró lentamente hasta ella, una vez que estuvo cerca se sentó en una de las sillas que estaba al lado de la cama y tomó la mano libre de ella, estaba un poco fría y pálida, lo que hizo que confirmara que ella había perdido sangre porque ella solía ser rozagante, con sus labios y mejillas rosadas por naturaleza, pero ahora ese color ya no existía en su rostro.

-Quédate conmigo. Te necesito -susurró Gianluca entre lágrimas.

{Gianluca}

Me encontraba sentado en una silla junto a la cama en la que ella se encontraba. Había pasado alrededor de media hora y ella todavía no despertaba. Quería ver sus hermosos y brillantes ojos marrones, ver de nuevo su sonrisa que hacía que cualquier mal se alejara, sentir sus suaves manos acariciando mi rostro, pero nada de eso ocurría. Tenía su mano izquierda tomada con ambas manos. Bajé mi rostro hasta su delicada mano y la bese suavemente.

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